"No hay mano" de Juan Carlos Urtaza
Discípulo de Martín Vargas publica libro de poemas dedicado al boxeo
Por Francisco Véjar
El Mercurio, lunes 22 de octubre de 2012
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"Empecé escribiendo poemas bucólicos, pero volví a mi biografía familiar, alusiva al universo pugilístico. Ahí encontré mi vena", dice Juan Carlos Urtaza (Santiago, 1982), quien a los quince años ingresó a la Federación Nacional de Boxeo. "Las sesiones eran oficiadas por Martín Vargas -recuerda-. Protagonicé unas cien peleas. A los 22 años finalizó mi carrera como boxeador. De Martín aprendí una férrea disciplina que me ha servido hasta hoy".
En 2009 publicó su primer libro de poesía, "Knock out", obra que escribió gracias a la Beca de Creación Literaria, Fondart. Ahí escribe: "Mientras la cuerda va girando/ Como un aura de rápidos movimientos/ El boxeador repasa lo que ha sido su vida/ En un par de segundos".
Su última entrega, "No hay mano", fue coeditada este año por Ediciones Vox (Bahía Blanca, Argentina) y Libros La Calabaza del Diablo (Chile), y con ella realizó una gira promocional por Buenos Aires, La Plata y Bahía Blanca. Allí compartió sus textos con los poetas argentinos Francisco Garamona y Ricardo Strafacce, entre otros creadores. Sobre la experiencia, Urtaza señala: "Tuve la satisfacción de haber cruzado la frontera por primera vez, en un evento consagrado al intercambio cultural, donde mi poesía no pasó inadvertida".
En "No hay mano" confluyen sus propias experiencias, alternadas con la vida de boxeadores, como Edwin Valero de Venezuela o el mítico Fernandito de Chile. En uno de los textos, apunta: "Yo quise ser Sugar Ray/ porque golpeaba con elegancia/ y giraba el brazo como un encantador de serpientes/ quise ser Martín Vargas/ porque fue el último ídolo chileno (...) quise volver corriendo/ de los grandes estadios/ volver al barrio con la ceja rota/ porque el tajo sería tan lindo/ como un labio/ y tan rojo como un secreto".
Floridor Pérez, con su "Canto a la derrota de Arturo Godoy", y Jorge Teillier, con su poema "A un viejo púgil", le sirvieron de antecedente a Urtaza para escribir su libro. Pero aquí se da un paso adelante, pues por primera vez en Chile se dedica un volumen completo de poesía al mundo del boxeo.
