El resplandor de la bruma
Bruma, de María Inés Zaldivar. Fotografías de Bruno Ollivier. Lolita Editores, Santiago, 2012
63 páginas.
Por Francisco Véjar
Revista de Libros de El Mercurio, Domingo 27 de enero de 2013
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"Si la poesía no llega con la misma naturalidad con que brotan las hojas de los árboles, es mejor que no llegue nunca". Así sentenció el poeta romántico inglés John Keats, en los albores del siglo XIX. Aquel axioma no le es ajeno a María Inés Zaldívar, pues su reciente compendio de poemas, Bruma, es fresco y vegetal. Aquí la palabra fluye con la naturalidad con que el sol nos despierta cada día. El libro no está exento de actualidad. En el texto que lleva por nombre Canto XII WWW.DANTE.COM, leemos: "Entre la levedad de un click sobre el teclado caliente/ y el espacio sin límites del cielo y sus estrellas/ el cursor acerca o aleja del infierno".
En este poemario hallamos, además, la conjunción entre la palabra poética y la fotografía. Y se dan cita la nostalgia, el amor, lo transitorio y la bruma de la existencia que la autora trata de asir a través de lo lírico para dar cuenta de su pasado y presente. En el Canto V, titulado "Desayuno", apunta: "Mientras los días pasan,/ pasando, pasando/ por la ventana de la cocina/ recuerda un tibio sol de primavera/ y se derrite/ como la mantequilla sobre esas/ crujientes tostadas destinadas a nadar/ en el café negro que llenaba su boca (...)".
Zaldívar pareciera haber aprendido la lección de los viejos maestros chinos, en el sentido de la concisión que se desprende de los versos aquí reunidos. Un ejemplo de ello es el Canto I, titulado "Ostras". Allí escribe: "Me enamora la manera/ cómo partes el limón/ tu mirada/ sobre la redondez/ de la piel/ y el cuchillo/ clavado/ en su líquido/ corazón/ Me enamora la violencia/ de tu boca abierta/ recibiendo ácidas gotas/ y devorando un pequeño/ cuerpo que se posa/ sobre la superficie/ de tu lengua y que/ liso y suave resbala/ hasta acariciar/ tus amígdalas". Cabe destacar su destreza al poetizar situaciones cotidianas, con sutileza y emoción.
En estas páginas encontramos también poemas de largo aliento. Se trata del Canto XV, titulado HAY REVOLUCIÓN, donde dice: "En las ciudades/ descontento/ desconcierto/ indignación (...)". Aquí toma la contingencia y lo hace de manera notable.
Es necesario apuntar que la creadora de Bruma ha publicado otros volúmenes de poesía, como: Arte y oficios (1996), Ojos que no ven (2001), Naranjas de medianoche (2006), Década (2009) y Luna en Capricornio (2010), además de numerosos ensayos que vienen a complementar su trabajo literario y docente.
En fin, con este libro María Inés Zaldívar no hace más que consolidar una voz propia y singular dentro del panorama actual de la poesía chilena.