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Pequeñas recetas para escribir, amar y morir, de Santiago Azar.
Pequeño dios Editores, Santiago 2018. 68 págs.
Por Francisco Véjar
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 28 de Octubre de 2018
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Pequeñas recetas para escribir, amar y morir es un nuevo libro de poemas de Santiago Azar (Santiago, 1976), publicado recientemente por Pequeño Dios Editores. El título es ya una ironía, pues en sus páginas no encontramos consejos para ser felices, sino una sucesión de emociones biográficas y generacionales, vertidas en versos. El autor es heredero de la obra de Nicanor Parra y Enrique Lihn, en términos de lenguaje y expresión. En el poema titulado "Por el bien común", leemos: "Me declaro públicamente un peligro para la sociedad:/ sigo escribiendo poemas para derribar el cielo/ y más encima hay un buen grupo que los lee/ sin más aspiraciones que abrir las ventanas de la casa/ para que, de vez en cuando, entre aire./ Sigo creyendo más en los volantines que en los aviones". Aquí desaparece el hedonismo autocomplaciente y nos hace reflexionar con respecto al oficio del poeta, en la sociedad actual. En este caso visto desde la rebeldía y lo diáfano.
Y si quieren una respuesta acerca de su quehacer literario, el propio autor la da, al persistir en la escritura y traspasar la barrera del lugar común, en lo que a poesía se refiere. He aquí un ejemplo. En "Ars Poética 2015", apunta: "Sin llegar a joderse la vida/ sin regalar la sangre por el vecino miserable/ escribir poesía el día de hoy/ no es nada más ni nada menos/ que ver tus claros ojos/ a través de la neblina".
Lo lírico aquí es visto como una especie de estado de gracia, donde también hay espacio para la nostalgia por épocas pasadas, cuando cita a Led Zeppelin y sus ya míticas figuras, como Jimmy Page y Robert Plant, en su poema "Rock'n'Roll". El hablante de estos textos se pasea libremente por distintos momentos de su existencia, hasta llegar a la
actualidad. Muestra de ello es el poema "Spam". Ahí escribe: "Invitaciones gratis al paraíso"/ "Evite el infierno en cinco pasos"/ "Resucitaremos de entre los muertos (...)". Son frases hechas que el poeta vuelve a poner en órbita, logrando sentido y resonancia. A su vez, en el último capítulo, titulado "Breves señales para el arte de morir", explora el mundo de la enfermedad, la hospitalización y su proximidad con la muerte. En "Epidural o Canto del sedado", anota: "Hay veces que estornudo sobre mis recuerdos/ y saltan mis muertos de distintas edades/ en imágenes en blanco y negro/ como compañeros de viaje/ que recitan mi nombre y apellido/ para que los gusanos se vayan familiarizando/ y no se atraganten con las palabras aferradas a mis huesos/ el día preciso que les toque su mordida". En tanto, en "Free Pass", dice: "No hay vida, no hay vida/ que no tenga a la muerte tomada de la mano./ No se lo cuentes a nadie./ Esta vez te vas con un free pass/ para que vuelvas a sonreír con los tuyos".
El autor ha publicado anteriormente los volúmenes de poesía El pez inquieto (1997), Canto a la Colorina y otros poemas (2000), Inventario solemne (2004) y El imperio de la inocencia (201.3). Los motivos principales de Pequeñas recetas para escribir, amar y morir son el humor, tánatos, eros y cronos. Y como diría André Gide: "Ya que todo está dicho y nadie está dispuesto a oír, es necesario empezar de nuevo". Este volumen de Santiago Azar es una prueba plausible de dicha sentencia.
