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Los insepultos de la batalla del Peloponeso
Las suplicantes. Eurípides
Versión de Pedro Vicuña Hueders, Santiago, 2013


Por Francisco Véjar
 Revista de libros de El Mercurio. Domingo 8 de junio de 2014




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Pedro Vicuña (Santiago, 1956), poeta y actor de vasta trayectoria, acaba de traducir desde el griego Las suplicantes, tragedia de Eurípides que también dirigió para el teatro en 2013. Escrita el año 423 antes de Cristo, da cuenta de las demandas de las madres y otros parientes porque les devuelvan los cuerpos insepultos de quienes combatieron en la guerra del Peloponeso. Con un lenguaje ágil, el lector podrá situarse en dichos acontecimientos, aquí descritos por Etra, Teseo, Adrasto, Heraldo, Evadne, Ifis, Corifea, Niños y Atenea. Además del coro de las Suplicantes (mujeres de Argos) y un mensajero. Vicuña señala en la introducción: "Me parece, pues, que la disquisición euripídea ocurre en torno a la libertad, al rol social de la acción y a la preservación de un modo de convivencia donde lo fundamental es el conocimiento que permita, al menos, vislumbrar las consecuencias de los propios actos y, por tanto, ser plenamente responsable de las opciones tomadas. Es, de este modo -y aquí se advierte, a mi juicio, al discípulo de Protágoras-, una reflexión sobre el sentido del ciudadano consciente y atento al grupo social en el que se desenvuelve".

No en vano, los diálogos de quienes dan vida a este drama, sustentado por hechos históricos, apuntan a los sucesos desgarradores del ser humano ante la guerra, la muerte y sus inevitables consecuencias. Los vencedores, en este caso, los tebanos, impiden que se cumplan los ritos funerarios de los caídos en batalla. Leemos en la página 38 de este libro, en la parte correspondiente al coro de las mujeres: "Desdichadas, levántense de la sacra tierra de Perséfone/ vamos a tirarnos a sus pies, que traiga a nuestros muertos/ que guerrearon en las puertas de la fortaleza de Cadmo./ Gallardo mozo, hijo gentil, a tus rodillas caigo/ de mis lágrimas apiádate, mi dolor escucha./ Da sepultura a los cuerpos, que vaya su alma al Hades,/ que no sean bocado de bestias ni de perros/ No los dejes insepultos en el lugar de batalla/ gallardos mozos eran como tú, orgullo de madre, hijo".

Finalmente es Teseo, hijo de Etra quien lucha y consigue la devolución de los cuerpos. Y el coro de las suplicantes dice: "Aquí están. Traen ya los cadáveres de nuestras entrañas/ que al otro mundo partieron. Ojalá con ellos partiera yo/ a atravesar juntos el bajo mundo".

Con esta obra, Pedro Vicuña da un paso adelante en términos de traducción y nos revela la historia de manera cíclica, ya que en la introducción de Las suplicantes hace un paralelo con los detenidos desaparecidos chilenos.



 



 

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Los insepultos de la batalla del Peloponeso
Las suplicantes. Eurípides
Versión de Pedro Vicuña Hueders, Santiago, 2013 Por Francisco Véjar
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