“¿Para qué poetas en tiempos de penurias?, escribió el poeta alemán Friedrich Hölderlin, en su ya célebre elegía titulada “Pan y Vino”. Hoy, dichos versos escritos en el siglo diecinueve cobran absoluta vigencia. El filósofo Martín Heidegger dio una respuesta a la inquietud planteada por Hölderlin, y es la siguiente: “Para que el poeta vuelva a ser intermediario entre la voz del pueblo y las divinidades”. En los tiempos que vivimos, la poesía debería ser vista como una substancia nutricional del espíritu que enriquece la vida cotidiana. Por lo mismo, cada vez que se publica un libro de poemas, lo que corresponde es su celebración. En este caso es “La casa bailarina y otros poemas”, nueva entrega de Leo Lobos (Santiago, 1966), autor además de la pintura “El fuego danzando en el incendio” que ilustra la portada y en la que chispean vivos colores.
El volumen se inicia con “La casa bailarina”, poema presentado en tres idiomas: español, inglés y portugués. La traducción del inglés fue realizada por el estadounidense Jonathan Simkins y la versión en portugués estuvo a cargo del poeta brasileño Tanussi Cardoso. El texto está dedicado al arquitecto canadiense Frank Owen Gehry, famoso por su forma peculiar de diseñar edificios. Allí Lobos le rinde un homenaje y escribe: “Él no puede escapar de su firma, / y no sigue receta alguna / para estas edificaciones / desde Sillicon Valley / hasta el teatro de Walt Disney / desde el nuevo campus para Facebook en Menlo Park / hasta el Museo Guggenheim de Bilbao / desde Serpiente Gallery Pavilion de Londres / hasta su casa bailarina de Praga / solamente hacer a los demás / lo que a usted le gustaría para sí / como la regla de oro del Talmud: el respeto por la persona que está al lado tuyo”. Notamos, a ratos, cierto influjo de la beat generation por la soltura y desplazamiento del lenguaje.
Según el poeta Horacio Eloy: “La casa poética de Leo Lobos está escrita con el vértigo de su coreografía poética. Es una escritura entendida como una forma de resistencia frente a la fugacidad del tiempo y como un manto protector. Construir edificios de palabras que te protejan ante la adversidad, la rabia, el odio y la locura”. A su vez, el poeta español Antonio Arroyo Silva escribe al respecto: “Leo Lobos posee esa impronta del lenguaje que invade y dibuja su rostro para transformarlo en poesía visual”.
En esta obra hay poemas notables como “El artista susurrante”, “En el mundo”, “Portal”, “Los labios de la boca de un libro” y “Del misterio”. El libro es de fina factura y el poeta nos colma de imágenes sugerentes, diáfanas, llenas de color y de misterio, sin dejar de lado la contingencia actual. En “Las horas extras”, finaliza diciendo: “la civilización está en cuenta regresiva / aunque no lo sepa”.
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Imágenes para una coreografía poética. La casa bailarina y otros poemas de Leo Lobos
MAGO Editores, diciembre 2020
Por Francisco Véjar
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 11 de abril de 2021