La revolución del lector
La antipoesía de Nicanor Parra Un legado para todos y para nadie de César Cuadra
Ensayo. Museo Histórico Nacional, Santiago, 2012, 176 páginas
Por Francisco Véjar
El Mercurio, domingo 24 de marzo de 2013
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En una cuidada edición, el Museo Histórico Nacional publica el esperado libro de César Cuadra sobre la
antipoesía de Nicanor Parra. Tres espléndidos ensayos coronados por una selecta colección de fotos del
antipoeta dan forma a una obra portentosa y original. Su lectura nos sorprende con algo que intuitivamente
venía dándonos vuelta durante años: que la revolución antipoética necesitaba una revolución del
pensamiento crítico. Primero fue su Nicanor Parra en serio & en broma (1997) y ahora este Legado
para todos & para nadie (2012), auténtico giro copernicano en el paradigma crítico y el pensamiento
sobre la escritura antipoética y la cultura contemporánea.
Lejos de las modas y los clichés, Cuadra despliega un pensamiento lúcido y bien articulado. Nos muestra
una antipoesía auténticamente luminosa, sofisticada, lúdica y, sobre todo, revolucionaria. Su lectura
reivindica al lector común, sin despreciar la lectura crítica heredada, pero nos previene de las anteojeras
ideologizantes o esteticistas: para ello propone un juego que reúne activamente la lectura directa (empírica)
y la integradora y dialogante (trascendental).
Cuadra advierte algo fundamental: la antipoesía no exige ser "explicada". Sin embargo, eso es justamente
lo que intenta hacer la llamada crítica literaria. Una de las razones de esto, agrega, consistiría en que esta
se funda en conceptos y teorías literarias anteriores a la propuesta antipoética (heredera de las grandes
revoluciones que afectaron al saber y la visión del mundo durante el siglo XX). Cuadra se ocupa
precisamente de dar cuenta de ese salto antipoético, yendo más allá de las estrechas y simplificantes
premisas modernistas y metafísicas. Ha sido la academia la que ha aplicado parámetros preexistentes y
paradigmas anacrónicos a esta escritura claramente innovadora. Lo que no sucede con el lector común,
pues este goza y comprende el juego antipoético ya que el propio autor practica con él una sofisticada
complicidad.
Para Cuadra, la antipoesía instala un "nuevo estado de ánimo" y un "nuevo código poético", pero sobre todo
una "nueva relación con lo instituido" como lenguaje poético. Su juego conjuga una sabiduría lúdica y
pragmática con la fuerza y naturalidad de su riqueza idiomática. Esto lo lleva a afirmar que el antipoeta se
constituye en un verdadero maestro del equilibrio en el difícil arte de la deconstrucción.
Asumir este reto intelectual y práctico coloca a Cuadra en las antípodas de la crítica literaria. Más allá de "interpretar", practica una innovadora comprensión del mundo antipoético. El resultado es notable, pues
inaugura una auténtica revolución en la lectura de la antipoesía, derivada ella misma de la revolución del
lector, promovida por la propia obra de Parra.
Puede decirse que Cuadra asume la radicalidad del desafío estético, lógico e ideológico que nos lega esta escritura: la de su condición expresamente antipoética. Si se pudiera graficar en algo la lectura llevada a cabo por Cuadra, tal vez esta sería la de haberse hecho cargo "en serio y en broma" de la paradójica descarga de ese misil antipoético que, como auténtico "antídoto" cultural, afirma que "TODO ES POESÍA, menos la poesía".