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La metafísica del agua
«Mover el agua», Camila Fadda Gacitúa. Los Perros Románticos, Stgo. 2019, 56 págs.
Por Francisco Véjar
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 20 de octubre de 2019
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Con Mover el agua, Camila Fadda (Santiago, 1969) se sitúa en un lugar de excelencia en la poesía chilena actual. Aquí no nos encontramos con discursos mesiánicos o épicas ruinosas. Su voz no es impostada, fluye. Lo que hay aquí es poesía, donde cada verso suyo es "mudo y palpable / como una fruta redonda", como diría acertadamente el poeta norteamericano Archibald MacLeish.
En 56 páginas, Fadda logra asir lo que ya no se puede capturar. Aquello que no alcanzamos a pronunciar o susurrar. Pero que si se puede escribir en el agua. Son instantes de flujo, reflujo y trazos, no exentos de luces y sombras. Es válido destacar, además, su artesanía del verso, es decir, el trabajo de pulir cada texto hasta llegar a la palabra exacta de su expresión poética. Un ejemplo, de ese estado de ánimo, es su poema titulado "Reflejo". Allí escribe: "Yo eres un ave que no me canta / tú soy el alpiste en el comedero / Yo eres rocío de la mañana / tú soy la hierba que lo recibo / yo eres esa imagen en el agua / tú soy yo que te reflejas". Hay cierta visión panteísta que se hace patente en esta lírica que no contempla lo urbano.
"Las imágenes poéticas tienen, también ellas, una materia", escribió el filósofo y crítico francés, Gaston Bachelard, en su célebre ensayo, El agua y los sueños, y en el caso de Camila, la hay y a ratos surge hasta una metafísica del agua, pues su significado final lo tenemos que intuir y trasciende lo cotidiano. En "Gotas", apunta: "persigo atenta y de memoria / la interacción de la ruta de la gota / cuento el segundo del minuto / de la hora de la noche / de esta noche / y de ésta lo oscuro / y de éste lo abstracto / y de éste el silencio". La poesía de Camila Fadda es una emoción para ser recordada en la tranquilidad.
Elvira Hernández, reconocida poeta, escribió acerca de este volumen: "Si le suspendemos, un poco, a la palabra 'agua' sus referencias más próximas, que a esta hora son tabú, y asimilamos a su materialidad líquida el lenguaje, veremos y observaremos también cuánto corren y recorren estos fluidos, nuevamente juntos: en las formas que adoptan y la experiencia que traslucen —que son muchas entre la orilla de la que aparece escribiendo y esa otra orilla a la que llega (¿espuma, onda, ritmo?) donde se lee. Camila Fadda, su autora, influye en el proceso de escritura, lo que es el encantamiento". Hay textos notables como "Magnolios" o "Remanso". Esta es una poesía que corre como un manantial de aguas mansas, donde logra un sello personal.
En "Matriz", anota: "Quietud y silencio y agua / sin arribo sin abajo / sin vértigo ni gravedad. / Nada que se mantuviera erguido / nada que se desmoronara. / Ni frío ni calor ni hambre ni sed. / Sólo / líquido y latido".
Mover el agua es el segundo libro de Camila Fadda —en 2013 publicó Cauce- y viene a ser un respirar en paz, con imágenes que a nadie dejará impávido.