*
mirad ..cómo un par de horizontes apuntala tanto cielo
*
me sospecho a mí mismo
y extiendo mis palabras para medirme en ellas
soy lo que soy ..o algo sucede
*
tiemblo
en un intento por palpar el nicho
que ocupo
*
ensaya otro juego
esta vez más triste por tu muerte
circúndame
soy o no soy más triste esta noche?
*
advierto el silencio que emana de todas las cosas
y permanezco
*
atiendo el abismo
y escucho desde detrás de las cosas
para distinguir el galope del fantasma cuando huya
LIBRO SEGUNDO, ABR – JUL 1982
*
soy un animal herido
que aúlla en medio de todos los lenguajes
ya no hay nada al fondo de mis manos
no hay luna
no hay sable
sólo un silencio que se dispone por la sangre
la sombra pienso resbala de mi rostro al tuyo
como un alargamiento de los silbidos de la tarde
como un batir de miradas ciegas
que se extienden y se pliegan para cubrir la distancia de los sueños
si desciendes a la altura de mi voz
podrás sentir cómo la historia horada la espalda del hombre
busco erguirme
pero soy la bandera derribada por tu muerte
sacudido por todas las aguas
*
dónde acabo yo y dónde tú comienzas
a la entrada del invierno.
dónde mi muerte resbala hacia las heladas
riberas de tus ojos,
sin que se detenga el escurrir
de la sangre por tus celdas.
no hay estación alguna para el deseo
pero están mis ojos trepando
por tu silencio, ahora.
una lanza más grande que mi muerte
derriba todos los tiempos
cada vez, en la arena de tu pecho.
una brecha, oscura como el llanto
te bordea la mirada
*
nadie se tenderá en tu sangre
mientras yo vaya abriendo el vuelo
más allá del silencio
con el vientre devastado
el peligro se prolonga por el costado
de tu lecho como un eje
de miradas oblicuas
que son una sombra sobre ti
sin embargo no hay viento que intersecte
tu propia mirada
sino el abismo de mi trono
que hincha tus palabras con el eco
depredador. en lo alto de tu frente
incendio
como una ola de acero en la mirada
para abrigar el deshielo de tus noches
que a cada golpe de miedo, resucita.
*
hermano a media luz, detente,
dos pasos antes de la muerte,
escúchame.
eres una morada de astros
si tuerces la espalda
por debajo de la línea de fuego de las miradas,
una horda
sobre la mampara de los días,
sin embargo, cuando la sangre viene y te despierta,
hueles a centellas desconocidas,
a carabina hincada en el mármol de tu vientre,
a esqueleto de voces
reunidas en el llanto de la tarde.
no hay apuro para el otoño de tus ojos.
sólo desmantelar el silencio, como una rueda,
y avanzar sobre la espada
eres una mirada que se oxida
en mi lomo.
déjame empuñar la llamarada
de tu muerte
para abrir una raza.
tú sabes que hay frío en mi palabra.
hermano a media sangre,
no me escuches.
todo lo que te diga
no es sino carne encumbrada
por el jadear de mi voz,
que se ahueca cada día otro tanto
como tu sombra.
en mi frente revienta el oleaje
de todos los cielos congregados al borde de tu muerte,
porque no hay nadie que te cubra de peces
cuando el hambre del tiempo
te arrincone.
LIBRO TERCERO, SEP – DIC 1982
*
sé que estás ahí,
delante, ..en silencio
pero no puedo alcanzarte.
ya ves, o no debes saberlo, pienso,
estoy cantando a lo lejos
con la sangre ensombrecida
por el paso turbulento del destino
tú te levantas ..sobre las mismas muertes
y otras muchas ..que no alimentan
la sombra de mi voz. ..mis hermanos
yo.
me descompongo a tu encuentro
*
en medio de las generaciones ..estoy
desierto y solo.
soy la piedra levantada
por la historia
sobre la que descansa el arco de otras ausencias
*
aquí estoy ante mí mismo
asombrado de ti,
quedo,
abierto como un gusano sobre el filo de la carne
fustigado por el rayo
indeclinable del destino
*
la sangre se eleva a nuestras espaldas
como un relámpago de piedra y de pupila
y de océano entumido
para tambalear entre los juncos de la aurora
yo en cambio me sumerjo
más alga que el primer rugir de las aguas,
descendiendo. .. ladrido a ladrido
por la hoguera de tu muerte
no me mires, porque yo, rompeolas,
estoy herido:
el filo de la noche ha abierto en mi hueso
un paladar y una veta de sangre
que alumbren el chasquido de la tierra rotando en el vacío.
no. ..no me mires. .. ni caves un túnel
de pájaro ardiente hacia mí
porque vengo temblando desde el huevo
con una grieta de hielo bajo el hambre.
calla tu mirada de alambre
ojo muerto.
una gota de piedra cae por tu esófago
como una sordera
arañándote con sus garras de ceniza.
eres un río de animales muertos
que baja por los pastizales de la tarde
cuando el viento de sal
desola las cumbres de la carne
con su galope de fuego
el puma del ocaso se cierne sobre tu frente
y te cierra la incendiada cadena de la sangre
con su lengua de arena.
*
una savia oscura como un relincho
sube hasta el puñal de estrellas que incendia tu mano.
tú te arrojas por el agreste desfiladero de la tarde
abriéndote paso entre las raíces de los rayos
como una larva de bronce, como una balsa
de carbón abrasado que rastrea la sombra
con su olfato de bruma.
una hebra de gritos entre las rocas.
*
fantasma,
caigo por tus ojos inevitablemente
hasta la orilla de otro sueño.
fantasma, finalmente, ..no hay nada
detrás de tu marcha, .. y la materia se reclina
hacia el fondo de esta ausencia
como un grito que no acaba
¿cuántos hay sepultados en ti?
tu cuerpo es una fuga.
fantasma, fantasma, ..qué tristeza desola
de lado a lado tu mirada vacía.
sin mirarme dime, amigo mío,
¿por qué te vas de mí?
tienes frío y no lo sabes.
o es que no te vas
y soy yo más bien el que me yergo
junto a lo dado
y parto en medio de ti
te siento respirar en la sombra
cuando te acercas mucho y pones tu garra
silenciosa sobre mi hombro ..y la distancia
de la vida se curva sobre nosotros.
no hay nada entre tú y yo
más que un desconocerse el uno por el otro.
quizá no seas sino mi ceguera.
yo ante el acantilado de la sangre
tiemblo
y ese temblor llena el oscuro recinto
que tú eres
sin más, como un trueno
desencadenando la duda en cada paso
y entonces yo, disgregado
invadiendo la pura posibilidad del deseo
me desdoblo para encontrarte.
desciendes. ..tú desciendes.
el pulso de la muerte se acelera
dentro del túnel de tu existencia
y permanezco silente
porque no puedo desembarazarme del vacío
que crece por mi frente.
*
la sombra penetra en mí
y se extiende por mi sangre
como un doblamiento.
en la perspectiva del silencio.
pero yo. yo no soy esto
sino fuerza,
una brusquedad que desgarra al tiempo
para sobrevenir,
apartando todo lo que no es
como galopes de ausencia
soy lo implacable del deseo
una grieta oscura
descorre el amontonamiento de las cosas
y surge el hambre, surjo yo
en medio de lo apagado del vacío
y este despertar de materia embravecida
se levanta
por la espalda del dolor,
hecho suerte y palabra.
amenaza también.
Santiago, 1983-1984