Bartleby
o la negación de la compañía que obliga a ponerse
en el abismo
Por
Guido Arroyo González
"Sufro sin pena la vida", decía
Pessoa. Parafraseándolo,
podría yo ahora decir que, desde que di por terminado
el libro y cerrado el inventario de escritores del No,
voy sufriendo sin pena la aparición de nuevos Bartlebys.
Se diría que este sufrimiento sin pena se ha convertido
en mi destino."
Enrique
Vila Matas.
I Bartleby el escribano, personaje de Vila Matas.
Bartleby y compañía es el título de un
libro del tipo inclasificable de Enrique Vila Matas, del que se desprende
un nombre de otro título de un breve relato de Herman Melville:
Bartleby el escribiente, o Bartleby, the Scrivener: A Story
of Wall Street, en su versión original. Esta obra fue publicada
en 1853 en la revista: Putnam's Monthly Magazine para luego
ser colocada en el libro de cuentos The Piazza Hotel, en un
comienzo no suscitó un gran interés por el público,
como casi toda la obra de Melville.
El autor de Moby Dick, llegó a ser considerado por la crítica
como "autor de diarios turísticos" debido a que sus
obras, pese a que poseían gran hondura y complejidad temática,
parecían el diario de un viajante que visitaba lugares exóticos
en busca de aventuras, es decir, que fundían autobiografía,
ficción y realidad. Bartleby en cambio, es un relato que se
centra en un escribano cuya fórmula para responder ante la
agobiante cotidianidad que el simple hecho de respirar nos demanda,
es I would prefer not to (preferiría no hacerlo). Con
esta respuesta, logra sacar de quicio y a la vez enternecer a su jefe,
un jurista que es el narrador sin nombre del relato y es también
el que termina por visualizar en Bartleby una especie de ser superior,
una especie de pequeño dios del NO. Vila Matas captura en Bartleby
la esencia de los escritores (no los dioses) del No. Aquellos seres
que poseen una complicidad con la escritura, con la palabra si se
quiere, y que incluso han publicado algún o algunos libros
de buen nivel, pero que han caído en un profundo silencio.
En ese sacó entran Rimbaud, Salinger, Rulfo, Juan Ramón
Ribeyro, y medio centenar más de autores desconocidos que han
colgado, quebrado u olvidado la pluma. El texto entonces, que habla
íntegramente del porqué se deja de escribir, centra
su punto de partida en algo ya escrito, prueba la trascendencia que
las obras poseen aunque sea en el ínfimo y a veces absurdo
mundo de la literatura.
II Relaciones entre Marcelo el "jorobado", y el "filántropo"
jurista.
Existen diversas similitudes entre los narradores de ambas obras.
En primer lugar, el lenguaje utilizado por Melville se caracteriza
por frases cortas, descriptivas y bien definidas, como de jurista.
Por otra parte, el narrador acomete varias preguntas retóricas
o comentarios al margen sobre asuntos que atañen a él
mismo. Cosa parecida sucede con Marcelo el jorobado, que según
Vila Matas es un personaje - de ficción o no- que en cualquier
caso no es exactamente el autor. Este narrador, ensayista, biógrafo,
ficcionador, ocupa un lenguaje y estructura muy similar al de Melville
para articular su ensayo - relato. Aunque las frases suelen ser más
floridas y largas, el hilo narrativo es muy descriptivo y siempre
vuelve a un retoricismo en el que se cuestiona asuntos irrelevantes
de su propia cotidianidad o profundamente existenciales.
Otra similitud radica en las vidas de los narradores. Marcelo de entrada
dice "soy un pobre solitario que trabaja en una oficina",
pero a la vez es feliz porque ha encontrado aquel efímero sentimiento
en algo tan simple como comenzar (y obsesionarse) a escribir un diario
de notas sobre escritores del No, más bien un diario invisible
de notas al pie de pagina de los mismos (de esto, que deberíamos
habernos ocupado antes, nos ocuparemos después). El jurista
dice: "Soy un hombre de cierta edad" (se sabe que cuando
aumentan los años comienza a salir una joroba) que a su vez
ha hallado felicidad en cosas simples como intrincados careos legales.
Ambos tienen pocos amigos, ambos son silentes, Marcelo es tímido
en exceso y el jurista tiene pánico escénico por lo
que huye de los juicios públicos. Éste último
no es feliz del todo, o quizá sí lo es pero eso no viene
al caso. Lo que es interesante que al igual que para Marcelo el diario
es su total ocupación, para él lo es su incipiente relación
con Bartleby, se torna en el centro de sus preocupaciones y actividades.
Por otra parte, este narrador afirma: "No creo que existan materiales
para una biografía completa y detallada de éste hombre.
Lo que es una pérdida irreparable en la literatura". Sitúa
entonces, desde un comienzo a Bartleby como personaje central de la
literatura, la omisión del mismo vendría a ser un pecado,
pus el narrador, Melvilla, entiende a la literatura como algo sagrado.
Ese acto quizá quijotesco del narrador, de escribir una biografía
donde no la hay, parece ser en apariencia la que incita al jorobado
por sacar del olvido a los autores del No y delinear o ficcionalizar
con retazos sus escuetas biografías. Pero por otra parte, Marcelo
el jorobado nos dice: "Escribo para no ser escrito". Su
intención entonces es la de ser autor y no personaje, es la
de abandonar sus bodas de plata con la No escritura y hacerse el autor
de un texto invisible plagado de citas que describe cientos de vidas,
pero que a su vez es una obra profundamente de él.
III Los pilares de Bartleby y Compañía,
un tapiz que se dispara(tado).
En el texto El regreso a un tapiz que se dispara en muchas direcciones
redactado por Vila Matas unos días después de la aparición
de Bartleby y compañía, y cuya temática
central es el análisis de cómo se fulgen los géneros
literarios, el autor devela el mecanismo de escritura que efectúo
en dicha obra. Primeramente encontró el tema, decidió
que los escritores del No serían el centro del texto y comenzó
a indagar y hacer un listado de ellos. En esa etapa, al igual que
el jorobado, se vio truncada su búsqueda por la falta de datos
y comenzó a pedir ayuda a diversos escritores y gente anónima
para completar su lista. Luego de eso, y al igual que el narrador,
comenzó a encontrar Bartlebys en todos lados (como el personaje
de la película The Shining de Stanley Kubrik que es
a su vez un personaje de Sthephing King) por lo que se lamenta de
haber cerrado el libro. Por otra parte, y contradiciéndose
como es su estilo, Vila Matas afirma que Ve al libro como el cuento
de nunca acabar, el libro de la creación inagotable, acaso
el nuevo libro de Arena. Por lo mismo, dice, que el libro es de
los lectores que estarían obligados a seguir inscribiendo Bartlebys,
lo que permite que ésta obra nunca sea redonda, nunca se acaba
como los nuevos sujetos que deciden no escribir.
Los autores del No se agrupan en tres áreas. En primer lugar
están los famosos autores que han dejado de escribir, Rimbaud,
Rulfo, Sallinger. En segundo lugar se nombra a una amplia gama de
interesantes intelectuales que posee una complicidad con la escritura
pero que no escriben nada. Allí aparecen disparatados editores
cuya obra es la de pasar toda su vida pensando en escribir una novela,
jóvenes poetas pequeño burgueses que al enfrentarse
con sus escritores ídolos deciden transformarse en muebles,
acaudalados y depresivos narradores que deciden financiar revistas
e intentar escribir sobre héroes patrios impropios, como el
hecho de un francés que quería escribir sobre Moctezuma.
Según mis indagaciones, que no han ido más allá
del google y algunas revistas, todos estos autores, estas personas,
son reales, salvo dos que veremos luego. En la obra existen un exceso
de citas, lo que la transforman en un ensayo - collage que intenta
responderse la pregunta del porqué yo escribo, quién
soy yo para escribir. Estas le brindan verosimilitud a los escabrosos
datos que como notas al pie va otorgando el autor sobre autores de
textos ficticios. Ahora bien, en el caso de algunos autores, el narrador
procura efectuar mini - biografías de sus vidas, y en algunos
casos anota diálogos que supuestamente ellos dijeron en instancias
cruciales de su negación a la escritura. El narrador ficcionaliza
a través de las citas o viceversa. Dentro del texto existe
también una narración ficcional autobiográfica
sobre la patética vida del jorobado Marcelo, pero la trama
no da para novela y quizá ni siquiera para un cuento. Intentaré
resumirla en menos de cien palabras: Un tipo se encierra a escribir
un diario o notas a pie de página, lo que será su regreso
a la literatura tras 25 años. Dice que tiene depresión
endógena y recibe permiso en su oficina por lo que se dedica
íntegramente a la escritura. Entre los datos que anota de autores
que han negado la opción de ser autores, recuerda viajes y
encuentros con escritores, y rememora a ratos del porqué de
su negación a la escritura. Entremedio el tipo pierde a su
único amigo Juan, lo despiden de su trabajo por considerarlo
un loco, y comienza a alucinar con el fantasma Scapolo (relación
entre el Soltero de los diarios de Kafka y Bartleby) que lo "obliga"
a terminar el diario, el que termina. (Me pasé por 25…), quizá
la trama dé para novela.
Pero este narrador describe o crea o recuerda, al tercer grupo de
autores que no son más que dos, y que quizá sean los
únicos realmente ficticios. Se trata de Maria Lima Méndez
y Luis Felipe Pineda. La primera es una novelista cubana que el narrador
amó perdidamente en su juventud, y cuya originalidad y sensibilidad
asombran al jorobado desde el primer momento que la ve. Ella intenta
hacer una novela que cambie el sentido de la literatura, pero termina
escribiendo un relato de 25 páginas sobre una botella de agua
mineral. Con los años comienza a trabajar para una revista
de moda y se cambia el nombre por uno rimbombante de novelista, aunque
asegura, le asegura por teléfono al jorobado, que jamás
escribirá una novela. El segundo es un amigo de la adolescencia
que es retratado como un pequeño príncipe. Este deslumbra
al joven (que no sabemos si en ese entonces ya era jorobado) y es
el primero que le muestra el flamante mundo de la poesía, el
alcohol y el jazz. Cuando envejecen, Luis Felipe Pineda deja la poesía
o más bien se la fuma, pues suele escribir poemas incompletos
en papeles de cigarro que luego hila con tabaco. Está casado
con una obesa campesina que lo transforma en un genuino Palurdo, un
roto como diría alguna dama del barrio alto en el 72. La última
vez que se encuentra con Marcelo, le pide que no salude a sus amigos
poetas y le afirma que para él su amistad siempre fue enriquecedora,
que fue él el que aprendió del tímido jorobado
pues lo veía como a un príncipe.
En ambos casos, como en el de todos los escritores anteriores, todos
los "autores" quieren desaparecer, y se conjugan en esta
obra que a su vez quiere por lo menos pasar desapercibida, pues es
un "texto invisible de notas al pie de página". He
allí entonces, el pilar fundamental de Bartleby y compañía.
La conjugación de un texto que se sitúa a sí
mismo en el abismo, en la posibilidad de haber sido redactado por
varios autores o por ninguno. Un tapiz que envuelve al lector, pero
que dispara, o se teje (texto) con diversas hebras. Conviven el ensayo,
la cita culta, la autobiografía, la ficción, el retrato,
la biografía, el epigrama, la poesía, etcétera.
Todo parece caber en el texto. Desde un sentido iconoclasta extremo
que se burla del Rimbaud mezquino que trataba blancas en Medio Oriente,
como una memorable escena en que el narrador se encuentra a Sallinger
en una micro sentado al lado de una chica de la que se enamora tal
como en uno de los propios cuentos de Sallinger. Cuando se bajan,
porque iban juntos, el narrador oye que el viejo le pregunta a ella
sobre la llave que necesita, pues hace años que debería
habérsela devuelto, y ella le dice que la ha perdido. Se ponen
a llorar, ella clama perdón, Sallinger le dice que no se preocupe,
el narrador jorobado dice que ese el problema de Sallinger, que es
repetitivo.
IV Poética de Vila Matas, "la literatura del futuro"
"Escribiré notas a pie de página que comentarán
un texto invisible, y no por eso inexistente, ya que muy bien podría
ser que este texto fantasma acabe quedando como en suspensión
en la literatura del próximo milenio (…)
Sólo del laberinto del No puede surgir la escritura por venir
(…)
-¿Pero cómo será esa literatura?
-No lo sé -le dije- si lo supiera lo haría yo mismo"
Dice el narrador que es y no es Vila Matas en el inicio de Bartleby
y Compañia. En el texto Aunque no entendamos Nada, que
es una especie de una poética del autor, éste afirma
que el estilo literario, aquello que todo buscan para hacerse autores,
se puede hallar sola en la vida, (no en la literatura) que se vive
como si uno no entendiera nada de la misma… Creo que esto ya aclara
todo, pero hay que justificar más líneas, así
que lo haré Yo mismo… La negación de Bartleby es la
negación por procurar ser parte de la sociedad o de comprender
una realidad subjetiva. Es por eso que Gilles Deleuze ve en él
un Cristo de América. El peregrinaje del escritor en cambio,
es a la inversa pero termina siendo a la reversa. Para lograr no entender
nada, debe desaparecer, y cuando desaparece es cuando puede hacerlo,
cuando puede transformarse en autor y escribir libremente, como si
fuera un escritor. Pero las cosas suceden a la inversa, y como el
narrador jorobado de Bartleby y compañía que
escribe para dejar de ser un personaje, los autores terminan transformándose
en sus personajes, como Melville que antes de morir ocupó un
paupérrimo estudio de juristas en un destartalado edifico de
Wall Street. La literatura del futuro para Vila - Matas, es conjugar
todo en el texto para que éste "pueda hacerlo" por
sí solo.
V Conclusiones finales que incitan a tachar o olvidar el nombre
del autor
. .. .. .. . .. .. . .. . .. .. . . . . . . ..
. .. .. .. .. .. . .. .. .. ... . .. (de éste y ese
ensayo).
El enigmático y magistral poeta chileno Juan Luís Martínez,
en una de las escasas entrevistas que dio, y la única que él
consideró como definitiva (era para la revista de los libros
del Mercurio) le dice a María Ester Robledo que su intención
siempre fue desaparecer como personaje, como autor, pero que a su
vez se sintió obligado por la sociedad, en especial por su
familia e hijas, a dar cuenta de lo que había sido su obra.
De allí nació La Nueva Novela Chilena, libro
del que un cura afirmó que quizá era una invención
de Enrique Lihn y Pedro Lastra. En tal novela, que es en realidad
un libro de poemas, Juan Luis, el mismo que afirma que un hombre no
soporta mucha realidad, decide tachar su nombre de ésta manera:
Juan de Dios Martínez
Juan Luis Martínez
Entiende que tachar tu nombre es recalcarlo, la idea del weon
que lo hace es hacer más notorio su nombre, porque nos interesamos
más en saber qué esconden las rayas… Me dijo hace
unos meses una amiga en un bar, cuando justamente hablábamos
de la nueva novela (había que poner en el ensayo un retazo
biográfico).
Has lo que debas, pase lo que pase. Parece decirnos Tolstoi,
antes de morir como un perro callejero por el frío y el hambre
en una estación de trenes, habiéndose fugado de su cómoda
casa y olvidado su propia obra, en el momento en que era considerado
el escritor más importante del mundo.
* * *
Bibliografía
Consultada.
-Matas, Vila. Bartleby y Compañía. Barcelona
2000, edit Anagrama.
-Herman, Melville. Preferiría no Hacerlo, Bartleby el escribiente
y tres ensayos. Madrid, febrero del 2000, colección Pre-Textos,
edit Anagrama.
-Matas, Vila. Aunque no entendamos nada. Santiago, noviembre
del 2003, edit J C Saer.
-Martínez, Juan Luis. Poemas del Otro. Santiago 2003,
edit Diego Portales.