I. Con
Yin
.....Hijito nuestro, perdóname si te fallé en tus horas más
apremiadas. Perdóname que en los momentos en que decidías tu destino,
yo no haya estado junto a tu tribulación.
..... Ay, ese largo forado en el tiempo, por el
cual entraste a tu agonía, pudo haberme tenido cerca, si no a tu lado,
y aún capaz de convencerte y de irte guiando hacia la vida.
..... Perdóname, hijito, perdóname todas mis
lejanías y alejamientos. Perdóname en mérito de lo que te di siempre:
mi amor anudado a tus pasos, mi pobre amor que ahora se tambalea y cae
como una bandera sin mástil.
.....
Sentada al fondo de este pozo de ceniza, óyeme a través de la noche y
recibe mi pena, alta como humareda.
..... Te busco y te rastreo por las cosas que aún
están tibias de ti, que aún dan tu suave vaho; he dejado sobre tu mesa
los libros abiertos, y abiertas se han quedado las cortinas, todo
expectante como tus ropas, que casi logran cuajar tu bulto
arrancado.
..... Murmúrame en el sueño,
neto y rotundo, tu nombre y mi nombre. Lo escuche así yo, durmiendo, y
despierte recién nacida de perdón.
..... Nosotras te queremos y te buscamos cada día, Yin; amor nuestro.
Las dos seguimos viviendo contigo y para ti. Yin, sin olvido alguno,
con los ojos puestos en tus ojos dulces y queridos.
..... Yin, chiquito nuestro, tú no has perdido
una sola gota de nuestro amor; tú nunca nos perderás.
..... Tú estás, Yin, en nuestra memoria despierta
y estás también en nuestro corazón dolorido.
..... Pero es en nuestro espíritu en donde tú,
chiquito nuestro, estás con nosotras sin tristeza alguna y sin queja
alguna dolorida.
..... Allí estás tú con nosotras y en el alma de nuestra alma,
estamos siempre allí, estamos íntegros, limpios de toda miseria,
reconciliados los tres, abrazados y felices.
..... Allí es donde querríamos verte siempre,
recibirte y tenerte, amor nuestro; darnos a ti, gozar tu compañía,
asomados por gracia nosotros tres a la Eternidad.
..... Ayúdate a ti mismo y ayúdanos a nosotras
para que vivamos con frecuencia allí contigo, juntos los tres en ese
punto de gracia. Y para que los tres seamos allí purificados y allí
iluminados.
..... Vida nuestra, amor
nuestro, pena y alegría nuestras, chiquito Juan Miguel, flor de
nosotras.
..... En donde ahora estés, amor mío, sé feliz, sé feliz.
..... La felicidad tuya nacerá de tu alma y no de
lo que te acontezca, así sea lo mejor.
.....
El Cristo que está en ti te dará la alegría. Acuérdate que Él
va en ti, va contigo: te conduce y marcha a tu lado.
..... Unete a El, mi amor, vuélvete a El, mi
amor.
..... Si en tu nueva Patria, en tu
zona, en tu reino de hoy, existen espíritus angélicos sutilmente
alertas para proteger y guiar, alégrate de ser el heredero de la
redención que te trajo Cristo a la Tierra.
..... Y alégrate también, mi Yin, mi Juan Miguel,
de nuestro pobre amor que te cubre, te bendice y te sigue
eternamente.
..... Mi pensamiento va a
encontrarte, niñito mío; él hace camino por encontrarte y quedar
contigo.
..... Es mi amor el que va en
busca tuya; es la fidelidad de mi amor, chiquito mío.
..... Mi espíritu desea quedar contigo mientras
mi cuerpo duerme. Por abrazarte, por acariciarte, por sentirte y
hacerte una larga compañía.
..... El sol y el gozo de Cristo bañan nuestras vidas.
..... El Vivificador nos levanta, nos re-crea y
sopla sobre nuestra muerte su resurrección inacabable.
..... El sol de Cristo riega nuestras vidas, y
las fertiliza y las vuelve a su semejanza en dulzura y valor, en
gracia y fecundidad.
..... El nos
acrecienta cuando disminuimos, amor mío, Juan Miguel, él dobla
nuestros recursos espirituales, nuestra inspiración y nuestra
creación; el Sol de Cristo que baña todos los mundos, vierte una
inmensa alegría sobre la muchedumbre de sus criaturas, cuya alabanza
sube hacia El, día por día y hora por hora.
..... En el corazón nuestro que él habita, Cristo
está lavándonos, depurándonos y purificándonos, a cada
instante.
..... Por la vida de nuestro
corazón, El nos afirma y nos fortalece. A ti y a mí, Juan Miguel, y a
cuantos se vuelven hacia El.
.....
Cristo nos habla desde el corazón, chiquito mío, y nos instruye desde
allí y nos enseña sin palabras.
..... Cristo nos alegra desde el corazón, hijito nuestro. Desde el
corazón, El va rehaciendo la inocencia perdida que necesitamos para
recobrar el reino de los cielos. Esa inocencia volverá a nosotros con
sólo que dejemos la malicia, la mentira, el fraude y los caminos
torcidos. Esa inocencia tiene la mirada recta y piensa con el alma y
el corazón. Ella es alegre, tierna, ligera, fresca, y como lluvia de
rocío. Recobra tu inocencia, hijito nuestro, busquémosla en Su corazón
y Su manadero, que es el Cristo que está en nosotros.
..... Tú estás, Yin, en nuestra memoria
despierta, y estás también en nuestro corazón dolorido. Pero es en
nuestro espíritu donde estas tú con nosotras, sin tristeza
alguna.
..... Allí, en el alma de
nuestra alma, estamos, Yin, sin tiempo, integros, limpios de toda
miseria, abrazados y felices.
..... A cada duda tuya, amor nuestro, pide la ayuda del Espíritu
Santo. El nos fue dado como inspirador y como respondedor. El va del
Padre al Hijo y llega a darnos el auxilio sobrenatural de que
necesitamos. A cada obscuridad, a cada incertidumbre, a cada
conflicto, pide, hijito nuestro, la claridad y la resolución al
Espíritu Santo.
..... Chiquito Yin,
cariño de nosotras, pena de nosotras, ansiedad de nosotras, busca a tu
Madre María, llámala en tu ayuda, nómbrala con ternura, cree en ella y
no dudes al buscarla. Aprende con ella el amor de las criaturas; toma
de ella la humildad, toma de ella la paciencia que te faltó aquí abajo
y báñate en su divina ternura.
..... A
mi costado derecho, donde mi corazón te dé y te reciba latido por
latido, yérguete, álzate, mientras rezamos el Pater Noster.
..... De pie y con los brazos abiertos,
agradezcamos a Cristo su Pasión que nos ha redimido y en cuya
misericordia seremos perdonados, Juan Miguel, con perdón que El da
siempre.
..... Costado a costado, demos
gracias al Padre, al Hijo, y al Santo Espíritu por habernos creado
para regresar a su íntima delectación y ser hechos resplandor de su
lumbre, ascuas de su resplandescencia.
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Para Yin
..... En este nuevo día, mi amor fiel e integro va hacia ti, Juan
Miguel, Yin.
..... Siente que mi pobre
amor llega hasta ti y se queda un tiempo contigo.
..... Yo no quiero turbarte si ya tienes paz y
dicha, vida mía.
..... Pero si tú no la
tienes todavía enteramente, sabe tú, niñito mío, que mi ternura vela
por ti y sabe que me quedo al lado tuyo buscando darte algo de esa paz
y de esa alegría.
..... Recíbeme, vida
mía, siénteme y reconóceme.
..... Yo
quiero comenzar y terminar mi día contigo, con tu corazón en mi mente,
y tu nombre en mi boca.
Conversación con Yin
Yin
..... A cada atardecer vamos hacia ti, amor nuestro, y tú vienes
hacia nosotras y con el favor divino, volvemos a estar
juntos.
..... Míranos, criatura nuestra,
con tus vistas inefables, recibe lo mejor de nosotras y de nuestra
vida y acepta a las dos almas que siguen siendo tuyas.
..... Pídenos, Juan Miguel, en tu silencio
maravilloso, lo que podamos darte ahora, lo mismo que pedías antes el
alimento y las ropas.
..... Aquí estamos
diciéndote nuestro amor desgraciado y fiel, amor de ayer, de hoy y de
siempre.
..... Te agradecemos, hijito,
las alegrías que nos diste muchas veces. Tú, perdónanos el que no
supimos darte la dicha que andaba buscando tu corazón
arrebatado.
..... Haz la oración con
nosotras. Alaba a Dios con nosotras y pídele su bendición junto con
nosotras al acabarse el día.
..... Este
fue un día más en el que te quisimos y te buscamos, un día más de
"saudade", de extrañeza por no tenerte, Juan Miguel, luz y cariño de
nuestras dos vidas.
..... El Señor te
llame hoy hacia El; la paternidad de Dios te cubra por entero y no la
pierdas más. La misericordia amorosa de Jesucristo se vuelva hoy hacia
ti, amor nuestro, desgraciado y profundo amor.
..... La Madre María cure en ti las heridas de la
Tierra y en el Paraíso tengas tú la juventud que no alcanzaste
aquí.
..... Bendice esta casa donde
trabajan y rezan por ti Palma y Gabriela. Déjanos caer en el jardín,
en los objetos familiares, en el aire vegetal y puro algo de la paz
que tú tienes ahora, alguna dulzura del bien que alcances y lo que
rebose de tu espíritu que ya conoce y sabe y está aplacado en
Dios.
..... Bendito seas una y mil
veces, cariño nuestro, ternura nuestra; bendito allí donde estés, sea
el lugar que fuese; bendito si nos recuerdas y si nos olvidas
también.
..... Te bendecimos con el
espíritu, con el corazón y con la pobre memoria llena de ti. Sin
distancia alguna te bendecimos, gracias a la oración cabal; con la
mano en tu mano y el aliento junto a tu cara, te bendecimos.
..... Y pedimos a Dios reunirnos contigo, hijito
nuestro, fiesta suspensa y no acabada de nosotras, que ha de continuar
en aquel reencuentro que nos fue prometido por Jesucristo, los
Profetas y los Santos.
..... Ponte en mis palabras y reza por mi boca, hasta que de tan
enarbolado, te sueltes y vayas cimbreando en la ráfaga del
fervor.
..... ¿Qué más puedo darte con
mi pobre oración?
..... Te traigo este
ruido con rumbo, el golpeteo del mirlo contra el granito, sabiendo que
con fe, mi blando empeño descerrajará las rocas.
..... Recemos juntos, amor mío, Juan Miguel.
Juntemos en una voz tu invisible denuedo y mi esperanza. Atemos tus
palabras en las mías y pongámoslas sobre el umbral del cielo, para que
de allí las recojan los ángeles que regresan.
Oracion con Yin por el
Universo
..... Nuestro amor alcanza a todos los mundos, niñito mío.
..... El amor nuestro quiere abrazar todo lo
creado y desea alcanzar a todas las esferas, segun hace día por día el
amor del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo.
..... Nuestro cariño va en busca de las
criaturas, una por una; las reconoce y les deja su bendición.
..... Nosotros depositamos nuestro amor sobre los
minerales, las vegetaciones, los animales y cuanto vive o alienta por
voluntad de Dios.
..... Nuestro amor
alaba al Dios Creador junto con el coro inmenso de los demás
seres.
..... Nosotros y sus demás hijos
damos al Dios padre la acción de gracias y el aleluya de cada dís y
también la de cada momento.
..... Con
los Angeles y las Potencias vueltas hacia el Señor, nosotros pedimos
su bendición: ¡Aleluya, Aleluya!