¿Que se podría decir de “La rodilla de Ahed”, una película del cineasta israelí Nadav Lapid? Muchas cosas, por cierto. A causa de la infinidad y la complejidad de los problemas que lo aquejan, el Medio Oriente es una fuente de noticias permanente. Las primeras imágenes de esta película nos muestran los edificios de una ciudad (¿Tel Aviv?) También la trayectoria, bajo la lluvia, de una mujer en moto. El rostro muy moreno de esta mujer parece agresivo. El manejo de la camera es brusco, brutal casi. Y un cineasta, de unos cuarenta años, de expresión bastante malhumorada, viaja en avión para presentar su último film en un pueblo, de apenas 3000 habitantes, perdido en el desierto de Arabah, cerca de la frontera con Jordania. Como el avión es pequeño durante el viaje intercambia unas palabras con una tripulante. No muchas porque el trayecto es corto. En la pista lo está esperado Yahalon, una chica, de unos treinta años, la bibliotecaria del pueblo. Una funcionaria del ministerio de cultura, por lo tanto. Yahalon le conduce a la casa donde va a alojar durante su estadía. Una casa como tantas otras de ese Israel profundo, confortable y moderna, pero sin mucha fantasía y sin una gran historia, al parecer. Desde un principio el contacto entre Y e Yahalon está impregnado de seducción. La chica es bella y él también es muy bien parecido. Aunque el hablar de Y es seco y distante su lenguaje corporal contradice su lenguaje verbal. En absoluto intimidada por sus modales desagradables, Yahalon, trata de ser simpática con él. Tiene mucha paciencia porque a ratos Y es francamente insoportable. Durante la conversación le informa que si desea que el ministerio le pague sus emolumentos tiene que llenar y firmar un formulario precisando los temas que va a abordar con el público. Temas positivos, por cierto, nada de críticas a la política del gobierno. Los temas a abordar deben ser altamente patrióticos y constructivos. Yahalon le confiesa que está obligada a hacerlo, pero que no es algo que haga de buena gana. Y no está de acuerdo con esta obligación impuesta por el gobierno, por cierto. En ese momento Y tiene dos preocupaciones mayores: el cáncer de su madre, con la cual trabaja sus películas, y su ineluctable desaparición. Igualmente, el rodaje de su próximo film basado en la vida de la activista palestina Ahed Tamimi. Una muchacha de 17 años que había alcanzado una notoriedad internacional por el hecho de haber abofeteado un soldado israelí. Después que se queda solo Y sale a dar un paseo por los alrededores. El paisaje es muy árido, estamos en el desierto, sin vida vegetal casi. Las raras apariciones humanas, salidas de no se sabe dónde, tienen una apariencia casi irreal. Y aprovecha la proximidad de un estanque para tirarse al agua y nadar un rato ¿un baño purificador? En ningún momento parece relajado Una vez de vuelta a casa tiene tiempo de descansar un rato. No muy largo porque alguien viene a buscarle en un vehículo y puede dar otro paseo por los alrededores. Durante el trayecto el conductor le muestra unos pimentones que están pudriéndose al sol. La tierra es árida, pero gracias a una buena irrigación los habitantes antes podían cultivar hortalizas. Por razones de mercado, ya no podían seguir haciéndolo. ¿Esos pimentones simbolizarían el estado crítico de la sociedad israelí? La jornada de Y continua. Llega por fin la hora de la proyección de la película. No obstante que Yahalon le dice que hay pocos asistentes, ella había tenido que pedir refuerzos a su familia, la sala parece llena. Sobre las mesas hay un bufé bien provisto. Todos los presentes comen y beben con agrado. Y también lo hace. Cuando comienza la proyección, Y le comunica a Yahalon que él no ve nunca un film suyo y que por lo tanto va a salir de la sala. Yahalon le responde que le va a acompañar, porque ella ya lo ha visto dos veces. La pareja parte al exterior entonces. Una vez allí Y le dice a su interlocutora, y seductora, que, aunque no está de acuerdo con el contenido del formulario, finalmente lo va a firmar. Yahalon parte a buscarlo. El problema no está terminado, sin embargo. Cuando Yahalon vuelve al lado del cineasta, este en lugar de firmarlo de inmediato, se libra a una crítica radical de la sociedad israelí. Su país. La institución militar no sale indemne de este ataque en regla. Su cuestionamiento de las bases morales y éticas de la sociedad israelí es absoluto. Su grito en el desierto es una verdadera imprecación. Yahalon le dice que si hace público esas opiniones se condena a la muerte artística. Que nunca más recibiría ayudas públicas para rodar sus films. Estas escenas son extremadamente dramáticas. Y parece desmoronarse. Yahalon le consuela como si fuera su madre. Tras un momento de calma Y termina firmando el formulario. Como la proyección del film está por terminar los dos vuelven a la sala de proyección. El público acoge a Y con entusiasmo. El debate puede comenzar. Una asistente hace una pregunta un poco tonta. Sorpresa, para Yahalon y para todas las personas presentes en la sala. Y no le contesta y en lugar de eso repite sus criticas radicales de la sociedad israelí. Colmo de la traición: ha grabado en su teléfono móvil la conversación que acaba de tener con Yahalon y acaba de subirla a internet. (Anteriormente se había puesto de acuerdo con alguien en Tel Aviv para grabarla) Yahalon le dice que con ese gesto acaba de matarla profesionalmente. Confrontados a este acto innoble, de la parte de Y, los espectadores lo agreden físicamente. Lo arrastran y lo golpean en el suelo. Desesperada, Yahalon sale de la sala, con la intención de tirarse de lo alto de un barranco, de suicidarse… Aunque circunscrito a los conflictos del Medio Oriente, la problemática que plantea Nadav Lapid es universal. ¿Un artista debe moldear su trabajo a los imperativos del gobierno de su país? ¿Confrontado a una ética y una moral que no acepta, un artista no estaría obligado a traicionar?. Esta obra cinematográfica no es un sueño es una pesadilla. El espectador sale de la sala con un nudo en el estómago. “La rodilla de Ahed “estuvo presente en el festival de Cannes 2021. En Israel salió en cartelera el 15 de julio y en Francia el 15 de septiembre 2021.
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Un grito en el desierto.
A propósito de "La rodilla de Ahed" película del cineasta israelí Navad Lapid.
Por Georges Aguayo.