LA SOMBRA
Él dice que su deseo se estanca.
En las noches largas
mi sensualidad se mueve
más rápido que mi cuerpo.
Donde yo caigo
una mujer baila
y la sombra es apenas
una boca entreabierta
que respira su olor
de animal amansado.
LA MUJER SUELTA
El error y la derrota son resabios
de casas extrañas
un sexo inmaduro
para salir del desastre.
Las cosas desaparecen
y el pasado
puede ser la guerra
ese relieve de tu cuerpo
que no conozco.
Armo una casa
puertas que se abren
a esta humildad de mujer suelta.
Cada espacio
un templo para la intimidad.
Me recuesto en el piso
olor a vino
abro mi boca
observo el techo
blanco y agrietado.
No está mal respirar:
esta lengua hacia afuera
es un pulmón libre.
MARCAS
La ciudad deja marcas en mí
como esa vez que tuve miedo
a morir
sin complicidad.
Las voces que he perdido
se cruzan como agua
en una alcantarilla
corren por el cordón
y el pavimento resplandece.
¿Por qué el mundo atardece así?
El ritual es sortear su indiferencia.
Exigir que alguien me diga
aquello que él no haría
con igual torpeza.
(de La Mujer Suelta, Mundar, 2022)
GRAVEDAD
El día es húmedo
las heridas despiertan.
Señalo mis accidentes:
en la pierna los colmillos
del ovejero alemán
sobre mi dedo
el golpe de una puerta
en los ojos la pólvora
de los vecinos.
Por la ventana
observo a las palomas
tienen los picos abiertos
las plumas desprolijas.
El cielo está uniforme
comienza a llover
y volar se hace pesado.
El secreto: arrastrarse, dices.
No importa la gravedad
esa piel herida
nuestros ojos se derrumban,
pero en los cercos de barro
los dedos abren sombras vírgenes.
Allí se entierra el agua
las palomas se amontonan
se dan de beber unas a otras.
RUINAS
Junto a los bosques del sur
nuestros cuerpos lucen
como pequeñas cicatrices.
Caminamos por las grietas
que recortan las montañas.
Sobre una roca
encuentras un pájaro caído
observamos la herida.
¿Sabes cómo entró la piedra
en el cuerpo de esa remolinera?
Atravesó las plumas, la suavidad
esa carne blanda que se abre
y resiente.
No la toques, dices
¿podrá despertarle amor?
Miramos al cielo
la claridad nos conmueve.
No está mal creer en la muerte
ni amar en estas ruinas.
MÁSCARAS
Si nuestros vestidos corrieran
y las máscaras
se olvidaran de nosotras,
nos encontraríamos
como dos mujeres
que hacen de los días
un ritmo sin domesticar.
A veces nos escondemos
y escuchamos
hasta el último perdón.
¿Nos podremos permitir el amor
de la misma forma
en que llegan tus palabras?
Sueño y sos vos
quien se desparrama
en la alegría.
(de Poemas a Lucía, Falta Envido Ediciones, 2024)
UNA CARTA EN ALGÚN LUGAR DEL MUNDO
Un día hablamos de la luz,
esa conjugación de tantas cosas
entre el cosmos y la ciudad.
El verano no solo invade por el calor,
también es la ceguera de los rayos
que tapan la paciencia.
Leo a Brodsky, él busca palabras
en el color del ambiente,
se acerca a las cosas
aunque estén prohibidas.
Quiere enfrentar la censura,
quiere nombrar la letanía.
Sobre la Plaza Libertad
una hilera de adoquines amorfos
y baldosas rectas
forman una mixtura sobre el suelo,
ni un estar aquí o allá.
Salto entre baldosas
y se agita la sangre.
Juego con esa idea del tiempo
que vive solo en los pulmones.
No sé cómo luce la luz del verano
dentro de mis ojos, te pregunto
¿cómo luce?. Lo que no veo
podría ser dicho.
Brodsky escribe: cuando la tierra gira
le ofrece la otra mejilla al astro,
si esta carta es mi otra mejilla
si algo de mí sale al exterior
se vería tu boca ¿sonríes,
amontonas silencio,
sientes mi calor?
Soy este verso libre,
preguntas para tu cuerpo
discuto y pierdo la soberbia
por el cariño que acumulo.
(Con la intensidad de la siembra, Falta Envido ediciones, 2024)