Proyecto Patrimonio - 2018 | index | Autores |
Presentación de Horóscopo de Sagitario, de Gerardo Araneda Cristi
Editorial Bogavantes, 2018
Por Carlos Lloró
.. .. .. .. ..
¿Qué cualidades hacen de Horóscopo de Sagitario (Ed. Bogavantes, 2018), de Gerardo Araneda Cristi, un libro digno de ser comentado en un mundo sobresaturado de libros de poesía, y de libros en general?
Esta pregunta se puede responder de muchas maneras. Prefiero la más simple, es decir, hablar desde lo que el libro de Araneda Cristi provoca en mi ánimo de lector. Por un lado, el libro de Araneda Cristi me parece delicioso y sutil; por otro, me invita a pensar en lo que es la poesía.
¿Qué es, pues, la poesía? Se me vienen a la mente dos respuestas, la romántica y la enigmática, dos polos entre los que justamente oscilan el lenguaje y la sensibilidad 
del autor de Horóscopo de Sagitario.
La respuesta romántica es la ya archisabida de Gustavo Adolfo Bécquer: “poesía eres tú”. La respuesta enigmática la da el cubano José Lezama Lima: “poesía es un caracol nocturno en un rectángulo de agua”. Ninguna de las dos respuestas es obvia. Y tienen en común mucho más de lo que pareciera a simple vista.
La respuesta romántica remite a lo cercano, a lo que se puede tocar, medir, poseer y perder. Araneda Cristi nombra los objetos con cariño, con cierta apetencia y también con cierta nostalgia. Las cosas se esfuman, se hacen humo entre los dedos, se metamorfosean en la memoria, como el mismo pasado, que es una especie de humo. El autor no es ajeno a esa tragedia de Occidente (la separación de lo efímero y lo eterno) de la que se hizo cargo el romanticismo. Sin embargo, también (desde el mismo título del libro) tiene la delicadeza –y, digámoslo también, la sabiduría– de equilibrar esa actitud romántica con una capacidad para simbolizar y situar velos entre nuestra percepción y la realidad.
Es aquí donde entra Lezama Lima. Nunca he escuchado una definición de poesía más potente que la del vate cubano: "la poesía es un caracol nocturno en un rectángulo de agua". Quizás porque el mismo Lezama sabía que la poesía no puede definirse, y tampoco puede escribirse (como también pensaba Verástegui). La poesía es algo que nos ocurre, una visión, un fogonazo, un tremebundo "darse cuenta", una rasgadura en el papel pintado de lo real, por donde metemos desesperados la nariz y los ojos, en busca de ese "algo más" que ha enloquecido e iluminado a tantos buscadores y buscadoras. Al final, tienen suerte quienes llegan a descubrir que ese "algo más" es este mismo monótono balbuceo de "aquí mismo", pero mirado y paladeado con una conciencia fresca, una conciencia bailarina, una conciencia sin memoria ni expectativa.
Y Araneda Cristi tiene esa suerte.
Otras respuestas notables a la pregunta de qué es poesía, la han dado Emily Dickinson, quien dijo algo así como que “si al leer un poema siento un calor en el cerebro, como si me estuviera quemando, sé que eso es poesía”, y el recientemente fallecido Enrique Verástegui (la poesía es una experiencia, y ocurre fuera del lenguaje, mientras que el poema es apenas el rescoldo o la huella de la poesía). En Horóscopo del Sagitario, encontramos ecos de esas dos posiciones.
Kafka, un gran poeta en prosa, dice en una de sus conversaciones con Gustav Janouch que “Dios tiene que permanecer oculto en la oscuridad. Y como el hombre no puede abrirse camino hasta Él, se conforma atacando la oscuridad que le rodea. Provoca incendios en medio de la fría noche.” Mientras leía el libro de Gerardo Araneda experimenté esa sensación. Sobre el fondo en el que se recortan el tiempo y la noche, surgía, de pronto, ese pequeño fuego, esas pequeñas chispas de que habla Kafka.
Y la anotación es válida porque hay libros que no se levantan frente a esa oscuridad, y enmudecen ante la lectura. No iluminan ni queman. En mi propia experiencia, eso ocurre con el 99 por ciento de los libros que nos es dado leer en la duración de una vida.
Por último, una reflexión sobre el título. El poeta irlandés, W. B. Yeats, escribió alguna vez que el papel del hombre o del artista o del poeta es “la huida de su horóscopo”. Los astros fijan una ruta, le proponen al ser humano una especie de resonancia o molde, pero siempre la voluntad puede quebrar ese molde. Es curioso comprobar cómo esa idea concuerda con la doctrina budista acerca de la relación entre karma y destino. El destino está trazado, pero el karma (acción) siempre puede romperlo, ir más allá de toda predestinación.
Y no otra cosa es lo que nos sugiere –siempre veladamente, pues se trata de un poeta elegante, un caballero, y no un fanfarrón erudito– Gerardo Araneda Cristi en este libro de singular belleza. Tomar en nuestras manos las riendas del destino, bajar el cielo a la tierra, o dejarlo donde estaba, pues, finalmente, con la tierra basta. Sí, con la tierra basta.
Temuco, Septiembre 2018
