“Cartas para un tiempo glacial”, del poeta Giovanni Astengo, Lagar Editores, viene a marcar en términos genéricos y formales, una diferencia con sus obras anteriores. No se trata ya de un libro más de poemas, se trata de 56 cartas, que comparten, por una parte, el mismo génesis anímico y el mismo grado de intimidad que la poesía de Giovanni Astengo tiene consigo misma. Partiendo de esa base, la elaboración de estas cartas, acusa en sus contenidos, una intencionalidad formativa, que no ha dejado fuera ninguna de las convicciones románticas que pueden originar un poema. En estas cartas hay una sensibilización del pensamiento y de la emoción, proyección sentimental, objetivación de sentimientos, expresión de vivencias y experiencias. Hay muchos sucesos que precipitan en el poeta Giovanni Astengo, la escritura de estas cartas, ajustes de cuentas con los propios deseos del poeta, acontecimientos exteriores y o acontecimientos límites que, en un instante corresponden a la totalidad del destino del poeta, como el nacimiento de un hijo, la partida de una madre o el primer encuentro con la amada. Se trata de cartas dirigidas a vivos y a muertos, todos encadenados a la memoria afectiva del poeta. y por supuesto cartas dirigidas a algunos poetas afines, cartas donde abundan también citas de otros poetas como epifenómenos de los gustos y preferencias literarias de Giovanni Astengo. No obstante presentarse este libro genéricamente como un conjunto de cartas, estas mantienen detrás de sí mismas, la naturaleza del acto creador, se reapropian de las motivaciones secretas con que el poeta escribe también un poema, puesto que guardan equivalencias profundas con los poemas del propio Astengo.
No es extraño que lo hagan, una carta escrita por un poeta, puede perfectamente reapropiarse de sus posibilidades poéticas. Bastante se ha discutido a nivel de la crítica literaria, si la poesía es o no un medio de comunicación. En uno de sus más importantes ensayos sobre la teoría del poema el poeta Thomas S. Eliot, señalaba que “la poesía no era comunicación”, asunto que no confrontaremos ahora, como tampoco señalar hasta qué punto una carta lo es, lo mismo si buscáramos en ellas un sentido o una finalidad, lo cierto es que la composición de estas 56 cartas no está ajena en ningún sentido a los problemas orgánicos de la expresión. Cada carta va resolviendo su propia expresión, siempre imantada por una emoción significativa. Pero esta emoción tiene su vida propia en las cartas y también en la historia del poeta, y no es que tengamos que leerlas a la luz de un psicologismo biográfico, nada de eso, puesto que estas cartas no se diluyen sobre el fondo de vitalidad y experiencia en que se dieron, ya que están enaltecidas por una verdad, la del propio autor, quien es capaz de escribirle una carta a su oficio de poeta, lo cual puede leerse como un arte poética.
Estas 56 cartas están enaltecidas por aquello que el propio poeta quiso decirle a cada destinatario, y no en los extremos de un sentimiento o en los extremos de una emoción, sino en relación a la totalidad de la vida y la totalidad de la experiencia de quien las describe y en relación a la totalidad de la vida y la totalidad de la experiencia de quien es destinatario, eternizando en el resplandor objetivo de una forma, en este caso una carta, la efímera condición de las vivencias, y la invisible calidad de los pensamientos del propio poeta y los destinatarios de sus cartas. Muertos y vivos son los destinatarios de estas cartas, ya lo habíamos dicho, lo repetimos porque laten en ellas cierta vivencia generatriz de todos ellos, por medio de alusiones vivas, de evocaciones profundas, por eso estas cartas tienen una existencia análoga a muchos poemas escritos por Giovanni Astengo, y no dejan de estar presente, muy presente en ellas, una aprehensión oscura del mundo y de sí mismo, son cartas con un poeta adentro, como diría Rilke, son cartas que recapitulan que el poema es una experiencia, como también lo puede ser una carta, unas cartas que comienzan y terminan en la vida, son cartas desde la vida, no desde la vida indiferenciada.
Sin embargo, podría decirse, que están escritas desde una temporalidad suplementaria, y qué poeta o filósofo no se sitúa a veces en esa temporalidad suplementaria para pensar o escribir. Se podría objetar que estas cartas, y no poemas escritos por un poeta, se diferencian de un poema, tal vez porque no trabajan con la imaginación para reconstruir una experiencia original, un estado anímico, o una situación determinada, como lo hace un poema, podemos admitir hasta cierto punto esta consideración, más es innegable que estas cartas tienen desarrollos paralelos a las formas expresivas en que se encarna un poema.
Todas estas cartas han sido escritas en una noche espiritual y nos permiten como lectores y destinatarios reconquistar los sentimientos de dolor, de angustia, de amor, de gozo, de admiración, etc. que embargaron el alma del poeta Giovanni Astengo. Si bien no somos nosotros los lectores de este libro, los destinatarios de estas cartas, y probablemente no tengamos una afinidad existencial con el propio autor, podemos igualmente ver como una de estas cartas, puede transformar nuestra vivencia en un sentido determinado, tal como le sucedió al poeta, podemos recibir ese mensaje de esperanza con que cada una termina, y en esto hay una profunda similitud con la actitud poética de Efrain Barquero. Estas cartas comunican, pero aún más se comunican a sí mismas, como un contenido expresable que actúa como una suerte de germen a la posterior comunicación, aunque parezca una curiosa tautología, en tanto toda palabra es comunicativa, la creación en sí misma es una comunicación. Estas cartas contienen como objeto al sujeto que por ella se comunica, Las leemos y leemos, remecen y tocan las fibras subjetivas como si fuésemos destinatarios ideales de ellas.
Por último, decir que el contenido de estas estas cartas se identifica con su propio lenguaje, aquí se han fusionado muchos sentimientos, y como habíamos mencionado más arriba circulan guiños, referencias a la poesía chilena y universal, circulan también citas y textos del propio poeta, puesto esto que quieren comunicar todas estas cartas, ya existía en muchos textos poéticos del autor.
Cerrando ya esta presentación queda al menos mencionar algunos títulos de libros y poemas: “Carta a Dios” de Sergio Hernández, “Carta de Lluvia” de Jorge Teillier, “Epístola explosiva para que la oiga Lefebvre” de Gonzalo Rojas, “Cartas de un prisionero” de Floridor Pérez, “ Cartas a una desconocida” de Nicanor Parra, “Las cartas olvidadas de un astronauta” de Javier Campos, “Carta Océano” de Alberto Rojas Jiménez, “Carta Océano” de Santiago Barcaza, “Carta a Don Hernán Cortés acerca de su pretendida influencia en las tierras de la beatlemanía, de Francisco Javier Zañartu, y tantas otras, que nos muestran que un texto poético puede tener la factura de una carta, y una carta puede tomar las leyes de la experiencia poética sin ahogar los residuos de belleza lírica que en ella pueda emerger. Estas cartas para un tiempo glacial, demuestran con maestría todo aquello.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Presentación de "Cartas para un tiempo glacial" de Giovanni Astengo.
Editorial Signo, 2024, 100 páginas
Por Rodrigo Verdugo Pizarro