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"Yatagán" de Gloria Dünkler
Escritora escarba en sus poemas la matanza del Seguro Obrero
Por Leonardo Sanhueza
Las Últimas Noticias,
4 de enero de 2016
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En sus dos anteriores libros de poemas, Füchse von Llafenko (2009) y Spandau (2012), ambos brevísimos y justamente celebrados, la escritora Gloria Dünkler construyó un inquietante y muy particular universo literario, abocándose a indagar las complejas relaciones entre inmigrantes alemanes del siglo veinte y su tierra de destino, la Araucanía, en particular Pucón y sus alrededores, territorio natal de la autora. En sus textos, con una oscura mezcla de 
lirismo naturalista y ácido espíritu crítico, Dünkler dibujó un paisaje en que aquellos sujetos, tipos inocentes o declarados criminales de guerra, quedaban expuestos a una nueva vida en tierras lejanas, inhóspitas y mestizas, con todo lo que de miseria moral o redención podía caber en su horizonte de posibilidades.
Acaso cerrando el ciclo como una trilogía, ahora Gloria Dünkler ha publicado un nuevo libro en que esos temas hallan su punto de no retorno: Yatagán, que acaba de aparecer bajo el sello de Ediciones Tácitas. Es un libro terminal, en el que desembocan sus otros dos, de modo que la historia de aquellos inmigrantes alemanes enfrentados a la realidad rural mapuche y mestiza, así como el turbio contexto que les permitiría más tarde un refugio en esas tierras a criminales nazis, queda enlazada con el surgimiento del movimiento nacional socialista chileno, en la década de los treinta.
Tono documental. El libro está estructurado de tal modo que su clímax es la matanza del Seguro Obrero, ejecutada por orden del presidente Arturo Alessandri el 5 de septiembre de 1938, poco antes de la asunción al poder del Frente Popular, encabezado por Pedro Aguirre Cerda. La autora recorre, con un tono periodístico y documental, usando textos de historiadores, los archivos de la prensa y los del Congreso como principal fuente, sin adjetivar ni adornar nada, ese periodo de nuestra historia. Hasta las notas a pie de página están en verso, pero todas provienen de documentos históricos: días de hambre, de pobreza, de ilusiones tan frágiles como imposibles de abandonar.
Retrato del horror. Todos sumidos en el mal, los sobrevivientes no pueden contar el horror más que con la sangre: decenas de jóvenes acribillados. Renunciando a todo lirismo, a cualquier imagen en que la poesía intervenga por sobre la brutalidad de los hechos, Dünkler prefirió mostrar en su libro el más seco retrato del horror: la estupidez de las sesiones parlamentarias, transcritas letra por letra, o los reportes previos de la prensa favorable o contraria a los ideales por los que un grupo de jóvenes iba a encontrar la muerte de la manera más indigna, sin siquiera una posibilidad de que la justicia, ciega o sorda, hiciera su trabajo después de que ellos, acusados de sediciosos y revoltosos, se entregaran a la policía con los brazos en alto.
Carente de moralina. En "Yatagán", Gloria Dünkler parece proponer que, ante el horror de la masacre, de la matanza inenarrable, lo único que puede hacer un poeta es mostrar los textos alusivos, los datos, de la manera más fría y carente de interpretaciones morales: mostrar la desastrosa ética en que los crímenes son ejecutados, como también la cadena, a menudo absurda, de causas y efectos que los ha propiciado. Así como para el León de Tarapacá fue "normal" dar la orden de ejecución, para otros fue normal dar la orden de resistir, de orquestar la fantasía de una revolución que no tenía por dónde ser exitosa.
