FANTASMAS DE LA ESCUELA
La juventud escolar ya saluda del todo espontáneamente con el ‘Heil Hitler!’. Y como algo
completamente natural resuena en el estadio de Temuco el himno Horst-Wessel. La sangre ha
vencido y el espíritu de la juventud de nuestro gran pueblo ha arrastrado en su resurrección
también a nuestra juventud chileno-alemana.
Citado en Los nazis en Chile, de Víctor Farías
Mi amigo Karl era fuerte
pero yo veía sangre y me desmayaba.
El ruido de las winchester en las cacerías de patos
me hacía orinar los calzoncillos.
Si jugábamos a los pistoleros
terminaba convirtiéndome en el traidor
que se unía a los comanches.
Me encantaban sus juguetes de milicia,
sus águilas, sus banderines,
improvisar batallas en la arena,
campos de tortura en la jungla,
bombarderos en ciudades enemigas.
A veces también me fastidiaba todo aquello
y prefería juntar digüeñes
o cazar perdices con mi honda.
. . . . . . . . *
Galopan tus piernas sobre el coligüe,
el hocico de tu bestia es un trapito
y tu cabello al aire son las crines.
La adolescencia te pilló brincando en los montes
y bajo la luna silvestre maduraste.
Descalza, carita sucia,
hiedra que monta los barrancos,
hija del gran cacique aún no entiendes de modales.
Juguemos a saltar las espinas de las cercas
y burlar a los adultos que salen al paso,
con tus sueños prendidos a las riendas
llévame contigo.
. . . . . . . . *
La maestra está enfurecida hoy.
Ya no quiere improvisar pupitres,
cansada de tábanos y chapes
que se han vuelto sus peores enemigos.
Ella huele bien, pero en sus fatales paseos
la mierda de los establos le arruina las sandalias.
Sufre de alergia a los pelos de los gatos,
¡y ni hablar de su periodos!,
el enfriamiento le provocó una cistitis
que jamás logró curar en las boticas del pueblo.
Cuando el dolor le quebró el orgullo
una curandera le dio a beber infusiones
para ella, sin duda, raíces amargas.
. . . . . . . . *
Tuve compañeros que soñaban con ser agentes del SS
o enfermeras de campaña.
Karl poseía una colección de soldaditos
que eran la envidia de la escuela
y hasta los cholos de las reducciones
morían por jugar con nosotros.
Tras oír lecciones sobre historia de las razas
lo dibujábamos pronunciando su discurso en los balcones,
condecorando niños valientes y madres esforzadas.
“Ustedes algún día también serán
el orgullo de sus padres”
nos repetía ese profesor emocionado
y era nuestro objetivo a lograr,
pero mis calificaciones fueron las peores.
. . . . . . . . *
Allí nos encendían
el honor que significaba, para nosotros,
formar parte del Landesgruppe Chile,
engrosar las filas en pueblos y metrópolis,
servir a la causa como fervientes multiplicadores
de la germanofilia.
Mi padre no vio dudas en la madre de Karl
que dio un paso al frente.
Él las tuvo y me obligaron a desertar de su amistad
por oscuras diferencias familiares, política,
la cuestión era estar con la patria,
asuntos que dos niños no comprenden,
que nada les importa.
La valentía de ir en contra fue para mí un accidente.
Mi padre conoció el desarraigo.
. . . . . . . . *
Mientras la luna rueda
por los montes
la abuela canta despacio para que hermanita duerma.
¿Quién es la más linda? –susurra–
porque fuerte es el príncipe
que velará a los pies de tu lecho
y con su espada de plata le cortará la cabeza
a un ángel si se burla
o a la bestia que ose clavar sus garras en mi princesa.
Soñemos.
Mi cachorrito caminar no puede, sostener su nacimiento.
Se revuelca en la placenta de su madre
y ella gime, pues intuye
que no levantará cabeza su semilla deforme.
Envuelto en un pañal blanco
será sumergido en tibias aguas
y temblará la vida por última vez
de patas a orejas.
El animal mueve la cola en saludo a la muerte.
WARMES BLUT
La india observa al colono que siembra la huerta
y el baile de los músculos empujando la yunta
la estremece de sol a sombra.
Para calmar tanta sed
revienta las frutillas en sus labios azulinos,
siempre con la cabeza sumida en el tablón.
Apretados a su cadera
se van los pensamientos de ambos:
ella se aleja en dirección al río batiendo su canasta,
yo me pierdo tras una loma punzando la tierra,
saboreando la catástrofe racial de una aventura,
soñándola.
A Karl no le gustaban mis bromas.
NGUËÑÜN
Ellos necesitan la privacidad olvidada
por tantas semanas,
lejos de aquel galpón sucio y rústico,
del colchón en el suelo, los zancudos y el frío.
El matrimonio Müller se niega a intimar bajo las colchas.
En un rincón un muchacho desviste a su prima
mientras los niños duermen o eso creían.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . (De Fuchse von Llafenko)
VECINOS (FRAGMENTOS)
UNA TARDE EL CACIQUE le brindó asiento
y parlamentó con esa gente primitiva
la perra ladraba con sospecha,
vecinos desde hoy, un lenguaraz trajo luces.
Al echar un vistazo a la furia de esa negra
pensó si morir en combate habría sido mejor
que llegar a una tierra sin orden.
Ser invitado a un guillatún
era un privilegio que no comprendió.
UN MATRIMONIO PARTICULAR convivía en una choza:
la india vieja estaba celosa
porque su hombre visitaba a la hermana joven.
Cada una destrozó su gallina con gran pericia:
cogote, pana, toda menudencia era rica sopa.
Con la misma entereza pugnarían su amor esa noche.
EN EL RÍO LAS NIÑAS lavaban sus cabellos
con orines fermentados,
recias crines lustrosas como ciruelas brunas.
Al divisarle tras los arbustos reían, murmuraban,
le convidaban a dejar el animal colgado al yugo.
Había recuperado la apariencia de una vida sencilla.
CADA ATARDECER LOS EMPUJABA a los establos
y marchaban sin chistar
entonando su canción lastimera.
Ayer eran prisioneros hambrientos
hoy son gallinas y patos.
TIJERALES (FRAGMENTOS)
TRAS LA CAÍDA de los rojos en Chile
el general que asumió el poder,
ese hombre de tantas polémicas
le encargó su nuevo plan:
un campo de trabajos forzados
en un remoto archipiélago.
LIBRE DE LOS JUICIOS de Núremberg,
de Spandau muros largos y de algunos agentes,
si de algo se me acusaba los crímenes habían prescrito.
El hijo se crió bien, con eso me conformaba.
Un pequeño terreno, unas cabezas de ganado,
abrí un negocio y trabajé duro en ganar clientela.
Estaba en deuda con esta patria.
1973 FUE LA BENDICIÓN y la desdicha.
El Capitán admiraba la antigua gloria del Reich,
pero de esos mítines nocturnos
de ese rifle que golpeaba las costillas
de esas banderas alumbradas por las fogatas
de las Juventudes sólo quedaba la leyenda.
¿Quién era yo para romper una ilusión?
CONQUISTÉ LA MUERTE y con ella
el trofeo de los vencidos.
Por eso detestaba los sermones
que me hablaban de la justicia y el respeto,
me hacían recordar a ese abogado
defendiendo lo imposible.
OJALÁ QUE LA SELECCIÓN de Fútbol
saque la cara por los que amamos Alemania
y nos reivindique en el mundial del 74.
¿QUÉ IMPORTABA QUE NADIE comprendiera?
A pesar de las amenazas
si cayera todo el karma de los justos
de los mártires su razón que nadie quita
la prefería, me prefería errata
la gran pantera que rugía en los discursos
la promesa del nuevo tiempo
su palabra fue para todos la voluntad de Dios.
COLOFÓN 1
Familias alemanas y políticos influyentes le protegían.
Huye al enterarse de la captura de Eichmann en la Argentina.
Deambula con identidades falsas por Latinoamérica.
COLOFÓN 4
Era un gringo deslenguado recuerdan los peones que
trabajaron con él. Le gustaba emborracharse entre las
barcazas a la orilla del mar. Por las madrugadas se oían
disparos al aire. Nunca tuvo hijos.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . (De Spandau)