Proyecto Patrimonio - 2005 | index | Gladys
González | Autores |
La joven escritora
Gladys González lanza su segundo poemario
Poeta alérgica
al glamour se apodera de Gran Avenida
Por Jazmín
Lolas
Las Últimas Noticias,
Viernes 25 de marzo de 2005
El nombre de la comuna en que
vive la autora da título a un libro en el que se evocan fallidas
experiencias
amorosas y
recorridos por paraderos, restaurantes de
barrio, locales comerciales y cerros.
Gladys González cree que cualquier lugar de Santiago
o de Chile podría servir de inspiración para los poemas
que escribe. Pero ya que vive desde los nueve años en Gran
Avenida, ése es el sector donde se sitúan muchos de
los textos que le pertenecen, entre ellos los que contiene el libro
que acaba
de lanzar bajo el sello La Calabaza del Diablo.
Titulado justamente “Gran Avenida”, el volumen reúne
versos escritos entre 1999 y 2004 por la joven poeta, cuyo trabajo
fue seleccionado por Raúl Zurita para la antología “Cantares:
nuevas voces de la poesía chilena”, que apareció
el año pasado.
La mayoría inéditas y algunas ya difundidas, las creaciones
del segundo poemario de Gladys González -el primero fue “Papelitos”,
que publicó la editorial argentina Eloísa en 2002- tienen
como protagonista a una joven nostálgica que, además
de revelar al lector fallidas experiencias amorosas, da a conocer
su tránsito entre paraderos, restaurantes de barrio, locales
comerciales y cerros de Santiago y Valparaíso.
“Más que describir a otros personajes, hago referencia a mí
misma dentro de un espacio donde ocurren historias interesantes y
surgen imágenes distintas. Por ejemplo: cuando Gran Avenida
se inunda por las lluvias, los escolares empiezan, en masa, a hacer
barquitos, y hay carnicerías que, como están frente
a frente, disfrazan a sus empleados de pollo o vaca para competir.
Son cosas que pueden pasar en cualquier parte, en todo caso. No es
que me interese posicionar a este sector como barrio x”, dice la poeta.
-Pero haces hincapié en la identidad del sector, con poemas
como “Paraíso”, que empieza con los versos “aquí no
hay glamour/ni bares franceses para escritores”.
-Es que ésta es un área principalmente comercial,
con distribuidoras de segunda selección, restaurantes clandestinos,
en fin. Es totalmente opuesta al ambiente en que circula la gente
que escribe y que se siente superior por eso. Esas cosas me parecen
ridículas e irrisorias, porque creo que no tienen que ver con
escribir, sino con la pose y el estatus del escritor. En ese sentido,
el paradero 25 de Gran Avenida es mucho más real que un café
donde la gente va a posar.
-¿Y usas ese tono algo despectivo para destacar aun más
el contraste?
-Claro, pero, más que reivindicar la pobreza o lo periférico,
el tono alude a la sobreintelectualización de las cosas. Contrapongo
la simplicidad al supuesto glamour. Por otro lado, mi poesía
es súper simple, fácil de leer, directa. Aunque su trasfondo
es importante, me interesa que no tenga mayores complejidades formales.
La
calle y el desencanto
Si pudiera darse el lujo de corregir un poema sin tener
ningún límite de tiempo, Gladys González cree
que jamás alcanzaría el momento de la conformidad.
“Soy muy autocrítica y me cuesta que los textos me gusten
y me parezcan listos para darlos a conocer. A veces tengo que dejarlos
no más, porque uno se empieza a enfermar de tanto hacerles
cambios”, comenta la autora, quien, nacida en 1981 y seguidora de
la poesía de Nicanor Parra y Carmen Berenguer, entre otros
autores chilenos, dice sentirse parte de una generación cuya
obra se distingue por las atmósferas urbanas y el descreimiento.
“Me parece que nuestra escritura se identifica por su relación
con la calle y el desencanto social o personal”, afirma.