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Poesía de la insatisfacción
Entrevista a Martín Gambarotta
Por Gonzalo León
Publicado en suplemento Cultura de diario Perfil. 12 de Enero de 2014
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La generación de poetas surgidos en los 90 (Durand, Rubio, Laguna, Raimondi, por nombrar a algunos) todavía sigue dejando huellas, como si su instalación se prolongara en el tiempo y ocupara un lugar de privilegio que parece indiscutible. Martín Gambarotta es uno de los poetas más destacados de esa generación; su primer libro, Punctum, publicado en 1996 luego de obtener el Primer Premio del Concurso Hispanoamericano Diario de Poesía, fue elogiado por Fogwill, y en 2011 reeditado por Mansalva. Ediciones Vox acaba de hacer lo mismo con Seudo, su segundo libro, seguido de un extenso poema inédito de casi setenta páginas llamado Dubitación. Esta reedición pudo haber aparecido en Ediciones Stanton, ya que el poeta Carlos Godoy se mostró interesado en su oportunidad.
De Gambarotta no sólo se han escrito entrevistas, reseñas, ensayos, sino que también ha sido incluido en poemas de Sergio Bizzio y Tamara Kamenszain. En La novela de la poesía –elegido como mejor libro de poesía en la pasada Feria Internacional del Libro de Buenos Aires–, la voz usada por Kamenszain dialoga con distintos poetas de la tradición argentina, desde Alejandra Pizarnik hasta Gambarotta, pasando por Perlongher y Osvaldo Lamborghini: “ahora Alejandra diría debajo /no estoy yo debajo /no estoy yo /y está bien que así sea /para que la política se despeje de sus sombras /ahora el héroe muerto vivo de Vallejo /es un vivo muerto de Gambarotta que se llama /Héroe”.
Pero por qué no publicar Dubitación como texto individual. Gambarotta responde: “Lo veo como un texto residual, muy deudor de Seudo”. Por eso después del título y entre paréntesis agregó una aclaración entre paréntesis: Para una reescritura de Seudo. “Además”, remarca, “está la cuestión de ubicarlo en la obra, y me parecía más pertinente de ese modo”.
Se ha dicho que la poesía de Gambarotta es política. En los dos postfacios las reediciones de Punctum y de Seudo se establece esto. En el primero, Oscar Steimberg señala que las frases del relato social del peronismo nunca llegaron a convertirse en lenguaje, pero sí ocurre esto con la operación que usa Gambarotta. Damián Selci en el otro postfacio afirma que esta operación consiste en “rejuvenecer el lenguaje de los derrotados, volverlo nuevamente atractivo y suelto”; para ello retoma las viejas consignas setenteras, aquellas aprendidas en la cocina familiar, que son el lenguaje tabú, y las mezcla con lo políticamente correcto de la época en que fueron escritos los poemas de estos dos libros. Esta mezcla dota a los poemas de actualidad. En Dubitación, sin ir más lejos, hay dos fragmentos que bien podrían recordar los saqueos instigados por la policía de distintas provincias. En una parte aparece la voz del saqueado: “De las góndolas /de mi pequeño /almacén //me arriesgo /a que me roben / atún //me arriesgo /a que me roben /pan negro //me arriesgo /a que me roben /yogur //pero el aceite /de oliva /lento //espeso flujo /ni una vez /ácido //tan fácil no /me lo van /a robar”. En la página siguiente y como si fuera una paráfrasis del anterior aparece la voz del saqueador.
Damián Selci afirma que en los 90 existían dos modos muy marcados de abordar la creación literaria: “Pactar con el lenguaje rebosante de ‘contemporaneidad’ y ‘juventud’ de los socialdemócratas (es decir, dedicarse a publicar novelas cancheras y traducidas al estilo Fresán, Caparrós, Forn)” o aferrarse a la nostalgia de una época (Juan Gelman). Gambarotta, si bien coincide con este diagnóstico, no cree que él “haya estado pensando de esos dos modos en el momento en que escribía. Más bien creo que lo que sorprende es que el texto busca un modo de expresión nuevo, lo que conocemos como efecto poético sobre quien lee”.
Dubitación es un título que calza con la propuesta que desarrolla Martín Gambarotta. Aquí la reiteración o la vacilación se vuelven un modo de expresión y de (re)escritura: los versos se desarman y vuelven a armarse, como en una búsqueda intensa de la forma precisa en que el poema o la poesía debieran tener. Es, en definitiva, una búsqueda del propio estilo o modo de expresión, que queda explicitado en la siguiente parte: “Ustedes que no sintonizan bien /del todo, ustedes que no sintonizan /bien del todo, ustedes que no /sintonizan bien del todo. //Bienvenidos al laboratorio”. El laboratorio para Gambarotta aparece como una clase de infierno, porque un poeta puede estar toda la vida, y toda la vida que pase en un purgatorio, tras esa búsqueda. Los versos no sólo se desarman, es toda una obra la que va desarmando, dudando sobre si el lenguaje es capaz de transmitir, comunicar o emocionar. Y en esta duda vuelve al lector cómplice-testigo de la creación.
La diferencia entre Punctum, Seudo y los libros que vinieron más adelante es que en los primeros “hay una intención más clara de comunicar”. Gambarotta bromea con la dubitación planteada en este libro escrito en 2004 y señala que quizá lo escribió “para sacarse dudas”, y probar por última vez con las certezas que ofrece el lenguaje. Por eso Dubitación marca el final de la intención por comunicar en su obra. Oscar Steimberg ya había detectado en Punctum “una permanencia de una vacilación”, y el autor coincide en que en “la dubitación hay vacilación”. Suele decirse que un escritor debe estar seguro de lo que escribe, pero Gambarotta prefiere citar a Philip Larkin cuando señala que el que escribe poesía, escribe porque no está satisfecho con lo que está escrito.
Además de las reediciones y de la publicación de Dubitación, ha venido trabajando en una “plaqueta sin fin” bajo el título de Para un plan primavera; publicada originalmente por Vox y luego en 2013, en una versión aumentada, por una editorial chilena. Para Gambarotta, libro nuevo, reedición y plaqueta ocupan un lugar en su obra: “Una primera edición, por ejemplo, tiene que ser lo más silenciosa y lo menos promocionada posible”. Por otro lado, la categoría de plaqueta no es inferior ni tampoco la de reedición es superior. A estas tres categorías se unen la antología personal que Gambarotta hizo con el nombre de Refrito. Y el concepto de refrito es “el derivado del derivado de lo otro, que no tiene casi lugar en la obra”.