Proyecto Patrimonio - 2009 | index | Germán Marín | Pedro Gandolfo | Autores |



 

La vuelta de mano
"La segunda mano". Germán Marín. Editorial Mondadori, Santiago, 2009. 218 pags.

Por Pedro Gandolfo
Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 9 de agosto de 2009



Germán Marín ha construido una buena parte de su sólida obra narrativa sobre la base de la rememoración, pero haciéndose cargo (y obligando al lector a hacerlo también) de los difusos bordes entre la memoria y la imaginación. La segunda mano se inserta, en principio, en este vasto proyecto, aunque en ella prevalece el componente de la imaginación, como reconoce el autor en la primera página de este libro. Y no puede ser de otro modo, puesto que el recordar a que estas páginas se refieren sólo toca de soslayo al autor y se centra en un primo hermano suyo, Miguel Sessa, militante de Patria y Libertad, muerto en un accidente automovilístico en agosto de 1973. En consecuencia, Marín no hace aquí memoria ya que, en rigor, ello sólo es posible respecto de la propia vida y, por tanto, el memorizar de Miguel Sessa es una ficción en un sentido fuerte y pleno, más que aquel que va implícito en cualquier recordar.

La estructura de este relato -uno de sus puntos más altos- es una suerte de monólogo o perorata que Miguel Sessa dirige a su madre (y al lector) desde la ultratumba. La madre médium (ha seguido cursos en un centro de espiritismo de Quilpué) anota, sesión a sesión, con un lápiz grafito las voces de su hijo muerto. Gran parte de la novela, en primera persona, tiene la forma de un monólogo pero con un registro esencialmente escrito, compacto, cuidadoso, sólo con ligeras huellas de oralidad, como la inclusión del vocativo "madre" ("El pasado, madre, todo lo contiene") o algún imperativo en que la voz espectral aconseja borrar del cuaderno alguna frase o acápite de la cual se arrepiente. El efecto de esta arquitectura más que de pesar es de un humor negro, y cumple la función literaria de comunicarnos el inasequible hilo de los recuerdos de un difunto.

"La segunda mano" a que alude el título es la del propio autor, Marín mismo, quien corrige y explica los apuntes algo erráticos de su tía Aída. Sin embargo, todo este libro es de Marín y lo que hay son distintos narradores a través de los cuales despliega el relato, ductilidad que, sin duda, por la textura que confiere a la novela, es otro de sus puntos altos. Así, se puede distinguir, al menos, un narrador en primera persona que adopta la voz del primo Germán y describe en las páginas iniciales el último encuentro con su primo Miguel, en una calle de Vitacura (publicado originalmente en Conversaciones para solitarios , 1999). Hay también otro narrador en primera persona, que representa la voz del primo Germán actual, autor de esta novela, que inserta capítulos enteros o que interviene ("la segunda mano"), aquí y allá, cuando el propio Sessa habla, deslizándose de una persona a otra sin alterar la legibilidad del relato, tan levemente que, a veces, parece una tercera persona, un observador cauteloso de ese diálogo inefable entre la anciana y solitaria madre y la voz de su hijo proveniente del más allá; y, en fin, el autor asume la modalidad de otro narrador en primera persona (el más importante en extensión y contenidos) que adopta la voz del primo Miguel, cuenta su breve vida, sus peripecias y sus idearios y que, ya al terminar el libro, describe aquel mismo encuentro inicial con su primo Germán.

La novela, por esa circularidad (la versión que Marín proporciona de su primo Miguel, al revisar la escena del encuentro final entre ambos, es distinta y matizada comparada con la inicial) puede ser entendida como un viaje hecho principalmente por medio de la imaginación. El movimiento va de un recuerdo que, a pesar del vínculo de sangre, es de una antinomia absoluta a una visión de mayor cercanía y piedad. La fisura inicial entre los dos primos -en extremos ideológicos y morales- es insalvable: Miguel Sessa es, literalmente, para el narrador de las primeras páginas un asesino sádico; en cambio, en las páginas finales, aparece más como una persona con dudas y arrepentimientos: la literatura aproxima y salva distancias infranqueables para la memoria. Marín se "imagina", poniéndolo en boca de su primo Miguel, lo que a éste, en aquel último encuentro, le hubiese gustado decir y Marín "recuerda" que no dijo.

Lo único que cabe reprochar a este relato es el exceso de datos relacionados con el acaecer político de la época (aunque se "hallen fehacientemente documentados") -en su mayoría conocidos por un chileno ilustrado- por el estilo más bien de nota historiográfica o de crónica periodística que poseen: en esos momentos el relato pierde la concreción, la corporalidad y el escorzo (se diría en lenguaje pictórico) de alguien que narra hechos que ha protagonizado. Pero ¿quién lo sabe? y así hablen los espíritus desde el más allá.


 

 


Proyecto Patrimonio— Año 2009 
A Página Principal
| A Archivo Germán Marín | A Archivo Pedro Gandolfo | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
La vuelta de mano.
"La segunda mano". Germán Marín. Editorial Mondadori, Santiago, 2009. 218 pags.
Por Pedro Gandolfo.
Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 9 de agosto de 2009