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Las historias de un hombre solo, según Germán Marín
"Bolígrafo o Los sueños chinos". UDP, 2016. 256 págs.

Por Amelia Carvallo
Publicado en El Mercurio de Valparaíso. Domingo 12 de junio de 2016



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Imparable en la escritura a mano, condenado a no saber qué hacer con el ocio, Germán Marín asiste a la cita de esta entrevista con su libreta negra de hojas blancas que ya está atiborrada de su primorosa caligrafía. Bromeamos haciendo un análisis grafológico de sus "ges" y su "tés". Puro tandeo este miércoles en la habitual cafetería donde el escritor saluda cada tanto a algún conocido. Dice que por lo menos una vez a la semana se deja caer en estas mesitas donde puede fumar a su antojo y conversar entre tubos de escape y bocinazos. El epígrafe de su libro dice: "Somos un mero hábito", lo tomó del Diario de Césare Pavese, el narrador italiano que se suicidó con barbitúricos en una pieza de hotel. "Me identifiqué con esa frase a través del personaje que estaba creando: un hombre de hábitos que vende alimentación canina, vive solo y sale a la calle a ganarse la vida", cuenta.

GLOSAS PERDIDAS

La historia de "Bolígrafo" (UDP) es la de un hombre sin nombre, adentrado en la medianía, un ciudadano cualquiera que se mudó de departamento y dejó entre sus cachivaches una libreta. Son 367 glosas algunas brevísimas y otras de un par de páginas máximo, donde el protagonista pasa de esa sucesión de hábitos a otra cuando conoce a Eloísa en un encuentro canino en el Kennel Club. El hombre solo toma hasta la madrugada o se pone lúbrico con los gemidos de su vecina.

-¿Por qué tomó el formato diario y de un vendedor?
- Porque quise trascender un poco el género, desbordarlo para convertirlo en una novela. El personaje del vendedor es cotidiano y de la calle, el mundo está lleno de vendedores.

-¿Y por qué escogió que vendiera comida para perros?
-Justamente por una cierta originalidad que tiene él, por la falta de conveniencia. Además me pareció muy común el rubro y a la vez, al visitar los supermercados, me di cuenta que son pocas las marcas, dos o tres.

-¿Y qué hay de lo manuscrito, esto de tomar notas a lápiz?
- Claro, él es un hombre que escribe a mano acostumbrado a tomar nota de los pedidos de sus clientes. Está lejos de la modernidad tecnológica.

-Y esto de los sueños chinos alude un poco a lo absurdo de las imágenes.
-Que registra también en su libreta y que a veces esconden algún significado.

-Es un tipo bien plano.
- Es un personaje opaco, la prosa misma lo es. Si se compara con mi trilogía "Historia de una absolución familiar", es una prosa más bien seca, escasamente adjetivada, que revela al personaje.

-Sus preocupaciones son el dinero y llegar a fin de mes.
-El dinero, la calle, una suerte de comodidad mínima que tiene, algunos recuerdos. Yo diría que es un hombre que no está cómodo en la vida, menciona a una familia, pero están fuera de Chile. Y está la culpa.

NUEVOS TÍTULOS

"Fuegos artificiales". Ese es el nombre de una novela suya que Lecturas Ediciones publicará en 2018. Aparecida en 1973 por editorial Quimantú, inmediatamente después del Golpe fue censurada. Su nuevo editor, Felipe Gana, comenta que es bien diferente al resto de las novelas de Marín, "es muchos más vanguardista, es fragmentaria, está bien buena".

De paso, el autor rememora que su primera incursión en las letras fue en una antología de cuentos que Alfonso Calderón hizo para la Universidad Católica y que en esa época trabajaba en la revista "Punto Final" y en diario "La Última Hora". Agrega que "Propiedad privada", un cuento largo suyo con dos añadidos, también lo publicará Lectura Ediciones el 2017.

Para fines de este año espera que aparezca bajo editorial Alfaguara una novela que llamó "Adiciones palermitanas", porque los hechos suceden en un hotel de la Plaza Brasil llamado Palermo y lo de adiciones es porque la narración suma las acciones de los huéspedes que viven allí.

"El tercer piso es para parejas por noche y el segundo piso es para los habitantes permanentes. Es un hotel más bien pobretón del centro viejo de Santiago, de Amunátegui para abajo, que está un poco decaído", apunta Marín.

Para enero del próximo año publicará "Tal vez sí, tal vez no", novela cómica donde recuerda a su madre y que escribió "hace como 17 años atrás y la guardé porque estaba en otra cosa, y me fui olvidando de ella hasta que hace poco, revisando mis papeles, la leí y me pareció que estaba decente"

-¿Siempre le tipea la misma persona?
- Desde hace años lo hace la misma persona, mi nuera.

-¿Tuvo caligrafía de niño?
-Si en primera de preparatoria en el colegio San Ignacio, con el padre Lobos, un cura jesuita.

-¿Y dónde aprendió a leer y escribir?
-Antes del San Ignacio, estuve dos años en la Scuola Italiana, que en ese tiempo estaba en el sector de la calle Santa Lucía. Aunque creo que aprendí solo, en la casa.

-¿Tiene hermanos?
-No, soy hijo único. Se nota, ¿no?

En ese punto interviene Felipe Gana con un "por eso anda así arropado", a lo que Marín le responde con un "¿qué tiene que ver eso?". Pero no anda tan abrigado con su chaqueta de reno y una bufanda azul enroscada al cuello, aunque le alega con humor que "no se burle de mis enfermedades, mire que estuve bordeando la muerte".



 



 

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"Bolígrafo o Los sueños chinos". UDP, 2016. 256 págs.
Por Amelia Carvallo
Publicado en El Mercurio de Valparaíso. Domingo 12 de junio de 2016