Proyecto Patrimonio - 2020 | index | Gonzalo Millán |
Autores |






 




Gonzalo Millán: Antología de dos décadas
Selección de D. G. Helder

Presentación de Daniel Freidemberg
Publicado en Diario de Poesía, n°19, Buenos Aires. Invierno de 1991



.. .. .. .. ..

Las opiniones y los sentimientos de los poetas, se sabe, no tienen la contundencia del pedazo de ladrillo viejo que nos impresiona con su rugosidad, su dureza, sus matices de color, sus relaciones con los objetos que lo rodean, su capacidad de hacernos recordar otros ladrillos, o construcciones de ladrillo o infinidad de cosas más o menos compactas como ladrillos, más o menos rugosas o rotas, más o menos cubiertas de musgo, y no sólo literalmente. Ante esta evidencia, algunos poetas prefieren describir las cosas sin drama, o, más que describirlas, presentarlas, hacerlas presentes: como W. C. Williams, como, en ciertos momentos, Drummond de Andrade y Bandeira, como algunos nicaragüenses, el chileno Gonzalo Millán elige esa alternativa, francamente minoritaria entre las poéticas de la modernidad.

Frente a la solución romántica —no buscar lo poético en las cosas sino en las manifestaciones de un espíritu conmovido por ellas— y al credo ultramoderno según el cual, ya que no se puede hablar del mundo, habrá que hacer del poema un espectáculo del lenguaje, esta poesía presupone que el mundo, hasta cierto punto, puede ser dicho, a condición de que quien hable de las cosas del mundo tenga el tino de no querer enseñarnos a verlas ni dé por supuesto que su mirada tiene alguna calidad especial. Se trata de una estrategia retórica: presentar del modo más neutral posible lo que se ve o se imagina, como si Millán quisiera prevenir cierto molesto pensamiento que a veces nos estropea la lectura: la sospecha, por un lado, de que si no damos un crédito al poeta, si no apostamos ciegamente a creerle aunque sea por un momento, poco o nada podrá decirnos su obra, y por el otro lado la evidencia de que no siempre a uno le place que le cuenten cómo son o cuánto podrían importarnos las cosas, así como en alguna ocasión deploró el momento de haber tomado el ascensor junto a esa vecina entusiasmada en relatar su última apendicitis.

Más que emociones o impresiones relativamente profundas o intensas, lo que cabe esperar de un poema de Millán es cierta forma de felicidad brevísima, consistente en percibir la importancia de las cosas que nos pasan, sobre todo las que les pueden pasar en momentos nada excepcionales a las personas comunes y corrientes. Es una poesía de acontecimientos mínimos, no importa si reales o imaginados pero importantes en sí mismos, aunque difícilmente pueda decirse que nos cambien la vida o nos dejen alguna enseñanza. La cuestión es leerla sin grandes expectativas, tal como se la ve: apenas unas cuantas líneas de clara prosa en cuyos huecos y sobreentendidos la inteligencia y la sensibilidad del lector pueden armar una pequeña historia, nada extraordinaria pero que algo tiene de modestamente milagroso. El efecto de Millán tiene que ver con los de la pintura menos notoriamente surrealista de Magritte y del mejor hiperrealismo: todo es extraño porque todo es extremadamente nítido, discernible, objetivo, hasta familiar.

La ausencia de la figura del autor como factor poético y la casi total prescindencia de elementos que impliquen matices de voz o factores de expresión puramente emotiva son rasgos heredados de la revolución antipoética de Nicanor Parra que Millán (nacido en 1947) comparte con Omar Lara, Hernán Miranda, Jaime Quezada, Hernán Lavín Cerda e incluso, en buena parte de su obra, Waldo Rojas y Oscar Hahn, entre otros poetas chilenos de fines de los '60. Impersonal y coloquial al mismo tiempo, tan intelectual como llana, se trata en general de una poesía que renuncia a toda forma de énfasis o solemnidad y que apela a la ironía y a un humor pudoroso, casi siempre con mucha atención puesta en la administración del lenguaje, no tanto para que el discurso sea más bello sino para que los adornos o los efectismos no alteren el sentido pleno de lo que se procura decir, con la mayor limpieza posible, con la menor cantidad posible de palabras y procurando despejar la lectura de oscuridades u otras dificultades de lectura. El estilo consiste casi siempre en frases cortas con sujeto y predicado, colocando el peso en los sustantivos, con muy pocas metáforas u otros modos de expresión indirecta: lo poético está en la selección de lo que se presenta, o, más exactamente, en las relaciones fantásticas sugeridas de ese modo.

En el caso de Gonzalo Millán, particularmente, tal vez pueda hablarse de un pesimismo esperanzado o de un intento de reconstruir alguna imagen del mundo, a partir de la conciencia de que la imagen abarcadora y envolvente ya no es posible, pero sí que brillen un poco algunos fragmentos que la mirada del poeta se ocupa de rescatar y que su inteligencia ordena, a disposición de la inteligencia y la sensibilidad del lector. El catalizador, curiosamente, no está en la credulidad sino en el recelo. En vez de iluminación o videncia, la poesía se ha vuelto una actitud de sospecha, capaz de encontrar lo impensado en un mundo sin aventuras ni maravilla.



De Relación personal, 1968

TOCO RONDAS INFANTILES
CON UNA MUECA EN LOS LABIOS

Un muñeco podrido bajo tierra en un jardín
y las ciruelas perdiendo el gusto ácido en el agua.
Tras las carcomidas lanzas de madera de una reja
se le pegan los pétalos en los labios
a un niño que muerde flores rojas.
Y yo con mis grandes manos, desde lejos,
comienzo a tocar el piano de juguete.

 

 

ESCENA ORIGINAL

En el silencio húmedo tras
el chubasco y los truenos,
el bulbo negro
de un claxon de goma,
estrujado por un niño
que interroga el misterio.

 

 

LA FIESTA LOCAL ME HA PERDIDO
NUEVAMENTE DE MI CALLE

Al cielo la cabeza alzada,
observo también el eclipse,
con el negativo de nuestra fotografía.
Y tanto tiempo veo juntas de nuevo
tu cara sobre el sol
y mi rostro en la luna,
que ciego te busco después
entre las cabezas gachas
y en mis cercanías,
para ver en los vidrios ahumados
y sobre la tierra,
el reflejo solo de mi figura.

 

 

De La Ciudad, 1979

SE DISTRAE MIRANDO...

Se distrae mirando por la ventana.
La ventana cae a la calle.
La calle está desierta
El agua cae a raudales.
Aquella casa es más grande que ésta.
Esta casa es más pequeña que aquélla.
Frente a la ventana está la iglesia.
En la iglesia hay una boda.
Es imprudente tocar campanas durante una tormenta.
La lluvia le caló todo el vestido.
El novio se caló hasta los huesos.
Fue un enlace feliz.

 

 

LAS CALLES SE CUBREN...

Las calles se cubren de volantes.
El cielo se cubre de nubes blanquecinas.
La playa está cubierta de caracoles.
El velo cubre el rostro.
El sacerdote cubre el cáliz.
Plantas acuáticas cubren la laguna.
Lamas cubren la laguna.
El jardinero cubre las plantas con esteras.
Vidrios cubren el invernadero.
El potrero está cubierto de cardos.
La zarzamora cubre las cercas.
El pastor desenzarza a un cabrito.
El río dejó el campo cubierto de arena.
El río camina hacia el mar.
La beldad camina con cadencia.
El acróbata camina por la maroma.
El anciano camina con lentitud.
El cojo camina de forma desigual.
El sonámbulo camino en sueños.
Los ciudadanos caminan cabizbajos.
El alfil camina diagonalmente.
El inválido camina con muletas.
El ciego camina con un bastón.

 

 

AMANECE...

Amanece.
Se abre el poema.
Las aves abren las alas.
Las aves abren el pico.
Cantan los gallos.
Se abren las flores.
Se abren los ojos.
Los oídos se abren.
La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
Se abren llaves.
El agua corre.
Se abren navajas tijeras.
Corren pestillos cortinas.
Se abren puertas cartas.
Se abren diarios.
La herida se abre.

Sobre las aguas se levanta niebla.
Elevados edificios se levantan.
Las grúas levantan cosas de peso.
El cabrestante levanta el ancla.

Corren automóviles por las calles.
Los autobuses abarrotados corren.
Los autobuses se detienen.
Abren las tiendas de abarrotes.
Abren los grandes almacenes.
Corren los trenes.
Corre la pluma.
Corre rápida la escritura.

Los bancos abren sus cajas de caudales.
Los clientes sacan depositan dinero.
El cieno forma depósitos.
El cieno se deposita en aguas estancadas.

Varios puentes cruzan el río.
Los trenes cruzan el puente.
El tren corre por los rieles.
El puente es de hierro.
Corre el tiempo.
Corre el viento.
Traquetean los trenes.

De las chimeneas sale humo.
Corren las aguas del río.
Corre agua sucia por las cloacas.
Las cloacas desembocan en el río.
Las gallinas cloquean.
Cloc cloc hacen las gallinas.
De la cloaca sale un huevo.

El río es hondo.
El río es ancho.
Los ríos tienen afluentes.
Los afluentes tienen cascadas.
Los afluentes desembocan en el río.
Las avenidas son anchas.
La calle desemboca en la avenida.
El río desemboca en el mar.
El mar es amplio.

 

 

. . . SR. . . . . SEÑOR...

. . . Sr. . . . . Señor
.....(a). . . . . Alias
. .Afto.
.::::. .Afecto
.izqda. . . . .izquierda
.R.I.P. . . . ..Requiescat in pace
. .a.m. . . . . antes de mediodía
. . . .& . . . .. y

. . Cía. . . . . compañía
. . Sra. . . . ..Señora
.. ..
id. . . . ..Idem (lo mismo)
. Ibid. . . . .Ibidem (en el mismo lugar)
. ... s.c. . . . ..su casa
. . s./n. . . . . sin número
. . P.O. . . . .por orden
Excmo. . . .Excelentísimo
. . gral. . . . .General
B.L.M. . . . ..Beso la mano
B.L.P. . . . ..Besa los pies
. s.s.s. . . . .. su seguro servidor
.. . X. . . . .. anónimo, desconocido
Vo.Bo . . . ..Visto Bueno

 

 

De Vida, 1984

ZAPATOS

Un trozo de petrificada brea fría
como un fósil atestiguará después
gracias a la trama estampada
por unas suelas de goma
tal vez nuestro paso por la calle,
hoy una tarde calurosa de domingo
hacia un lugar que habremos olvidado.

 

 

HOY NO HARE TRABAJO VOLUNTARIO

- - - - - - - - - - - - -- Para Andrés y Mauricio Millán.

Aunque en las calles lluevan
palos y piedras hoy debo
atravesar la ciudad revuelta.
Nada podrá detenerme,
ni barricadas llameantes
ni gases lacrimógenos.
Avanzo como un ciempiés
bajo una cáscara de huevo
llevando a casa de mi padre
una pequeña tina de baño
para mi hermano recién nacido.
Y no puedo detenerme.
Después escribo.

 

 

RELOJ PULSERA

Alzado el antebrazo indica el puño
con el antiguo gesto de un cetrero,
pero de aquel guante resta sólo
en la muñeca esta pulsera de cuero.
Y el halcón sempiterno del tiempo,
describiendo círculos mecánicos
antes de abatirse tras las horas,
palomas imbeles de alas cortadas,
aferrándolas con sus manecillas
cascabeleantes rematadas en garras.

 

 

AL FRENTE

.. . Salgo del hospital
con un tobillo quebrado.
.. . Los olmos desfilan
por la orilla del camino
.. . de regreso al frente,
marchando en un solo pie,
.. . enyesado por la nieve.

 

 

O'CONNOR ST. BLUES

No fui esposo modelo
y menos un diplomático
como Rubens.

Tampoco me amaron
putas celestes
ni santas negras.

Hoy no beso arañas
ni murciélagos,
tampoco culo de mulas
de rostros angélicos.

Más viejo que ayer
y menos que mañana,
a solas y en paz,
como arroz con arvejas,
bebo mi amargo té verde.

 

 

AVE RAPAZ

Volaba majestuoso el sonámbulo
cuando se sorprende a sí mismo
posándose en la cocina
y abriendo con una combinación
de avidez rapaz y tedio,
la fría caja de caudales
donde a medio descarnar
yace un esqueleto de ave.

 

 

REFRIGERADOR

Tras la vidriera
abre la puerta
y exhibe el interior
repleto de comestibles
de goma y frutas de cera
y la cierra;
abre su puerta,
exhibe el interior
repleto de comestibles
de goma y frutas de cera
y la cierra,
y algunas se van,
pero nunca faltan
los que atraídos se detienen
a ver como el refrigerador
abre la puerta
y exhibe el interior
repleto de comestibles
de goma y frutas de cera
y la cierra;
abre su puerta,
exhibe el interior
repleto de comestibles
de goma y frutas de cera
y la cierra...

 

 

LIBRO BLANCO

El refrigerador se abre
como un gran libro
compuesto únicamente
de tapas en blanco.
En la caja
de sus páginas huecas,
los artificiales frutos
del árbol de la vida,
permanecen prohibidos
a la corrupción reinante.

 

 

HUEVOS REVUELTOS

Tú que ayer no más eras
incapaz de quebrar un huevo
y llevártelo a la boca
sin asistencia femenina,
mírate hoy en el espejo
de la sartén
que tienes por el mango,
antes que la embrollen
claras y yemas revueltas
como una estopa.

Silenciosamente
te sientas, comes eso.
Llueve desde anoche. Pelas
una naranja y te tragas
los gajos. Echas
a la basura los cascarones
rotos, las cáscaras
de fruta y lavas la grasa
de la sartén,
de los cubiertos y del plato.

 

 

COCTEL

Un camarero de neón
llena una copa de neón
con burbujas de neón
que después se apaga.

Fosforece violeta
la sábana
. . . . . . . . de la camilla
hundiéndose
. . . . . . . . abultada
en un vórtice
. . . . . . . . de tizones.

Se enciende
un coctel de neón
y sangre derramada,
con burbujas de neón
que después se apaga.

 

 

ATARDECER

En la pared rosada, bajo
el oblicuo techo de zinc,
hay un ventanuco negro.

Por la pared de barro
bajan dos caños rojos de óxido
hasta una mujer con paraguas
verde, impermeable morado.

¿Quién es esa mujer?
La tierra gira y oscurece
despidiendo un fulgor extraño.

 

 

NOCHE

Atardece como un amanecer
a la inversa,
retrocediendo hacia la noche.

Y cuando la noche cae,
nadie sabe
si abre o cierra los ojos,
si se desnuda o se viste,
si se levanta o se acuesta.

Nadie sabe si llega o sale,
si abre o cierra la puerta,
si estos son los sueños de ayer
o las pesadillas del mañana.

 

 

VISION

Y después de ir
con los ojos cerrados
por la oscuridad que nos lleva,
abrir los ojos y ver
la oscuridad que nos lleva
con los ojos abiertos
y cerrar los ojos.

 

 

LA GRAN EMIGRACION

En las fotografías de antaño
figuraban aún aves en vuelo,
arboledas, animales salvajes
y domésticos en nuestros brazos.

Hoy hasta las ratas se van
y nos estarnos quedando solos,
los únicos sobrevivientes
al borde de mares estériles,
bajo un cielo luminoso y vacío,
longevos, grises, demasiados.

 

 

EL TESTIGO

Apuntando al sol
que lentamente
se sumerge
ante unas playas
y costaneras vacías,
un palo de escoba
en una balaustrada
que salpica el mar.

 


De Seudónimos de la muerte, 1984

CALENDARIO
Los gansos vuelan hacia el Sur
como en una imagen de calendario,
formando una Ve
que se desintegra y recompone:
la inicial del vencido
o de una victoria aún lejana.

Mejor que tú no mires a lo alto,
hunde la vista y los pies
en la primera nieve.

Invernas una vez más
con palomas, estorninos y gorriones.

 

 

CASSETTE

Hablamos con voces quebradas,
contamos chistes, cantamos a coro,
brindando reímos a carcajadas.
Registramos el llanto de una guagua,
los ladridos de un perro,
sollozos, toses desgarradoras
—sin saber que la cinta se arrollaba
anormalmente en el carrete—
para unos lejanos oyentes
que oirán sólo el eco del silencio
cuando llegue a sus manos.

 

 

De Virus, 1987

HOJAS DE PLOMO

Vuelves las páginas
grises y pesadas
como el plomo
de tanto estar
en blanco, esperando
en la penumbra dorada.

 

 

SUPERSTICION

Te cambian de casa
las inundaciones y los terremotos.
De país, las tiranías.
Nunca te cortas el pelo
dos veces en la misma peluquería.

Es una superstición.

Vuelves a visitar unas calles
apacibles y arboladas
con moreras que todos los años
retiñen sus sombras
con el jugo de sus frutos maduros,
solamente para redimir
unas líneas que olvidaste apuntar
y que al momento reviven
como si esperaran su rescate.

 

 

EL AUSENTE

La escritura es originalmente
. . . . . el lenguaje del ausente.

. . . . . . . . . . . . . . . . . S. Freud

Se desvanecen las huellas
de unas plantas sobre la balanza
que ha retornado a cero.

Flota un olor a tostadas.
La cocina se enfría.
Aún crujen las sillas de mimbre.

El agua gotea,
pero quisiera correr
como cuando se abrió la llave.

El jabón desea el agua fría
y la piel de unas manos
que ya se ensucian.

La toalla aguarda tendida
secar otra vez un rostro
cuya imagen recuerda el espejo.

Su tela es verde y brillante
como el césped bajo el sol afuera.
El peine retiene unos cabellos.

La casa recién abandonada
tiene la mañana y la tarde,
todo el día todavía por delante.

La cama deshecha espera
con el libro la llegada
de la noche y su durmiente.

El tiempo fluye
lisa y silenciosamente
en la ausencia como un aceite.



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2020
A Página Principal
| A Archivo Gonzalo Millán | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Gonzalo Millán: Antología de dos décadas.
Selección de D. G. Helder.
Presentación de Daniel Freidemberg.
Publicado en Diario de Poesía, n°19, Buenos Aires. Invierno de 1991