Cuentos de Martín Roldán Ruiz
"Este amor no es para cobardes"
Por Gabriel Ruiz Ortega
Texto de presentación
No pocas veces se me hace difícil escribir de los libros de mis amigos, con mayor razón cuando estos ofrecen palmarias virtudes literarias. Hace un tiempo también tuve el honor de presentar el primer libro de Martín Roldán Ruiz, la novela Generación Cochebomba, publicada con su propio peculio en el 2007. Novela aparentemente condenada a pasar desapercibida, mas esta llegó a tener la prensa soñada por muchos escribas: la genuina recomendación del “boca a boca”, o “Radio Bemba”, como gusten.
Seamos especulativos. ¿Qué hubiera ocurrido si dicha novela se publicaba en los noventa? No tengo, pues, la más mínima duda de que su autor estaría considerado como un indiscutible referente generacional (claro, sé que cuando se usa la palabra “generación”, más de un Hooligan literario o aspirante a este, salta cual animalito endiablado, patentizando, aparte de sus evidentes carencias de lecturas formativas, lo que con justa razón el gordito Harold Bloom llama “el discurso de la escuela del resentimiento”)… En no pocas ocasiones, ya sea hablando por Messenger, o de juerga, le he comentado a Martín que Generación Cochebomba, con Falso amanecer de Ernesto Carlín y Nuestros años salvajes de Carlos Torres Rotondo, tuvieron la mala suerte de ser publicadas a destiempo. De no haber sido así, hoy en día no solo estaríamos hablando de la apetecible Al final de la calle de Óscar Malca, sino de cuatro novelas referenciales que, entre otras cosas, son un tajante ejemplo de que no todo en la narrativa noventera fue vitalismo barato, matonería de vereda y nihilismo drogo.
Claro, esta es solo una suposición mía. Imagino que poco o nada le importa a Martín ser visto como un referente generacional. Pero seamos justos, este líder natural del Comando Sur, barra del club de fútbol Alianza Lima, involuntariamente es el responsable de la cochebombamanía. Centenares de mails preguntándole por la novela, tesis universitarias, suculentas propuestas de reedición, documentales, kilométricos ensayos, posibles adaptaciones cinematográficas y demás, prueban su incuestionable importancia.
Hace mucho tiempo leí unas declaraciones del narrador norteamericano Richard Ford, el autor de Rock Springs recalcaba en lo complicado que es salir airoso en las “distancias cortas”, ya que solo en estas llegan a relucir las destrezas narrativas de los verdaderos escritores… Con Este amor no es para cobardes, el buen Martín ha confirmado sus dotes naturales para el oficio narrativo, llevándolo a cabo en el género literario más difícil: el cuento.
Siete relatos rubricados por la mirada de un genuino buscador de historias. Las barras bravas en torno al fútbol siempre serán un tópico atrayente para cualquier escritor; sin embargo, solo los elegidos, los dispuestos a sumergirse, pueden llevar esos intereses a buen puerto; muchas veces la inverosimilitud juega muy malas pasadas, las falencias argumentativas no dejan de supurar, las que obligan al lector a cerrar el libro en el acto, sin piedad...
Martín ha sabido reflejar la violencia interna y externa de sus personajes a través de un nervio sin concesiones. En ninguno de los cuentos se nota un respiro reivindicatorio o de agotadora loa por el sentimiento blanquiazul. Por el contrario, este amigo ha demostrado que antes de hincha, es principalmente un escritor, dejando la piel en la ética de la pantalla en blanco, presta a ser salpicada de caracteres negros en pos de historias que confronten y conmuevan.
Leer a este pata en su faceta de cuentista, me ha llevado a imaginarlo como a un acróbata de circo. Tengamos en cuenta que cuando vemos las acrobacias, el componente esencial para la apreciación es la aparente facilidad de la ejecución. Ahora, ¿qué pasaría si el acróbata, en un salto triple por ejemplo, comenzara a sudar, a mostrar ante el público su miedo, su inseguridad? Pues sencillamente el encanto de la magia se quebraría. Por ello, los logros técnicos en Este amor no es para cobardes no se notan, y eso, el no destacar, el no figuretear estilísticamente, es una gran victoria en cuento.
Cuando tuve la versión final del libro, que leí en una tarde de rock nacional y alcohol, pude corroborar lo que venía pensando desde la lectura de su novela: que Martín Roldán Ruiz, junto a Daniel Alarcón y Jeremías Gamboa, es el más destacado contador de historias de su generación…
Por otra parte, la publicación de Este amor no es para cobardes es también una saludable señal de que no todo está perdido para las grandes editoriales. He sido testigo de cómo el manuscrito de mi pata se ganó por derecho propio, en limpia lid, ser fichado por una editorial seria como Norma, sin necesidad de padrino, ni de recomendación de escriba influyente. Este duchazo de dignidad literaria por parte de esta prestigiosa casa editora, también debería ser realizado por sus hermanas empresariales Alfaguara y Planeta, a ver si las tres ya dejan de equivocarse (salvo la edición del librazo Punto de fuga) cada vez que se salen a pescar. El privilegiar los textos como tales, libres del amiguismo, chocherismo y relacionismo, es lo que debería imperar en estas hermanas trans.
No nos dejemos confundir por las etiquetas, el que Este amor no es para cobardes forme parte de la colección Zona Libre, no quiere decir que esté dirigido a una lectoría juvenil, para nada… Relatos como “El coyote”, “Los culpables”, “Ahora te mueres”, “Batacazo” y “La camiseta ensangrentada”, aparte de estar llamados a formar parte de toda selección de nueva narrativa peruana, son una invitación a vivir en la experiencia de la palabra los desgarrados microcosmos que muchos anhelamos conocer.
Leído el viernes 31 de julio, en el marco de La Feria Internacional del Libro – Lima 2009. Además del autor del texto, estuvieron en mesa el sociólogo Jorge Thierold y los narradores Martín Roldán Ruiz y Miguel Gutiérrez.