La poesía se piensa a sí misma, fugándose y desajustando las operaciones hegemónicas de todo orden. Desde la postdictadura hasta la fecha ha existido una poesía ensimismada y aislada, teñida de una línea conservadora del lirismo. La poesía debe volver a ser ofensiva, corriendo el riesgo actual de la clausura. Que sea ofensiva significa romper con los dispositivos coaptadores de subjetividades que dictan y dirigen al lenguaje, tal como funciona éste en las redes sociales. Como dije, la poesía debe volver a ser ofensiva, inclusive desde su eterna inutilidad: una escritura desagregada del ensimismamiento para leer la realidad, agenciando un nosotros para salir del aislamiento burocrático de la violencia estatal.
Paola Cantero apropia la imagen de la mujer, del hombre, de los ancestros y de los indígenas. Cada uno de estos tópicos o apropiaciones se expresan en clave de captura en nuestro mundo actual. La poesía de Paola funciona como fuga de lo antes expuesto. No se enfrenta a ese mundo, sino se distancia con cautela de él. La poesía es el medio para esa distancia: es la reflexión de un mundo en ruinas. Desajusta las operaciones colonizadoras hacia el imaginario mapuche pretérito hasta hoy, esto es, en la más aborrecible situación de enmudecimiento del neoliberalismo. El filtro de todos estos movimientos pasa, en la mayoría de las veces, por la figura de la mujer cautiva, el cual se mueve como centro y distancia en todo el libro. Se muestra, se deja ver, pero también se desplaza en la ausencia:
“Ella sabría esperar.
De que él vuelva de la esposa.
De hijos, graneros,
Flechas, rucas y almacenes.
Que ella –dijo él- abandonando lo había.
Que ya no había cariño.
Que él ya no la amaba más”
Este personaje, la cautiva, camina por todo el tejido textual. Desde los mitos fundantes de lo ancestral, la monumentalidad de las mujeres y los hechos colonizadores quienes han insistido a la retención del lenguaje patriarcal hacia este personaje. Esto lo menciono, porque, este libro que por convención se cataloga como poemario, puede leerse perfectamente como una novela. Lo que, personalmente, me seduce de su lectura –reitero- como si fuese una novela, son las imágenes del apocalipsis que se integran como el fin del lenguaje y la apertura a otros mundos desde lo poético. Se extingue este mundo y con ello su lenguaje. La cautiva es la voz que relata desde el principio mitificador del sur de este país y, finalmente, el apocalipsis. La protagonista, por lo tanto, relata la caída de un mundo viejo y el nacimiento de uno nuevo. Pero, a su vez, reivincando el pasado como espacio óptimo. Por lo tanto, ese mundo viejo que se derrumba no es ese pasado mitificante, es el capitalismo y hoy lo neoliberal como desastre cultural y, con ello, de su propio lenguaje.
La cautiva, como protagonista, es a su vez cómo funciona el libro, ambas se fugan desde sí. Tal como la poesía, no se integra, se distancia de la manada. Reflexiona sobre sí y para los demás. Se transmuta y se fuga. Cautiva, novela y poesía como una sola cosa. Cierro con esta cita que, entiendo, sintetiza lo que he dicho:
“Para La Cautiva,
Solo el territorio
La warria sin nombre
La tierra lejos de sus pasos
Andaría perdida en otro tiempo
En otro cuerpo”
*Presentación del libro La Cautiva de Paola Cantero.
Miércoles 14 de junio de 2023 en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
LA POESÍA SE FUGA DE SÍ MISMA
“La Cautiva” de Paola Cantero
Por Gonzalo Rojas Canouet