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CAMPO DE BATALLA:
LA RISA NO ES POR EL BUEN HUMOR: PRESENTACION DEL LIBRO
POESIA SOBRE POESIA
Gonzalo Rojas Canouet
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En el prólogo del libro ubiqué una cita de Bajtin:
“El arte y la vida no son lo mismo pero deben convertirse en mí en algo unitario, dentro de la unidad de mi responsabilidad”
Esta cita es parte de sus ultimas publicaciones, Arte y responsabilidad es su nombre. Plantea la separación entre vida y arte. El arte, como la ciencia, es una esfera de lo humano que Bajtin intenta UNIR con la vida. Lo que une es la responsabilidad y ésta es la relación con el otro. Este punto es crucial en el pensamiento de Bajtín: deviene la crítica ética y epistemológica a la modernidad y , en su contexto personal, al establishment soviético.
Estamos separados: el arte por un lado y la vida por otra. Es la anulación del otro. La verdad nos ha impulsado a concentrarnos en nosotros mismos: una inmanencia arbitraria del si mismo.
Cuánta responsabilidad hay en un poeta con su escritura; cuál es la ética de unión o separación con el otro.
El gesto es indudablemente político.
Nos hacemos cargo, hoy por hoy, ¿de estudiantes o de clientes en nuestras universidades? Si en el feminismo o la lucha mapuche, no está el otro, por ejemplo, la clase social, solo habría vociferación. Separa, no une.
Nuestro lenguaje debe estar cargado de responsabilidad. Se debe oponer al encapsulamiento, sino quedamos, en un éxtasis del simulacro: el perro mordiéndose su cola, como decía Barthes al lenguaje burgués.
Bajtín es un pensador plástico. Cuando habla de literatura está hablando de cultura, economía, del lenguaje cotidiano, de los gestos, de la política. Deleuze a posteriori nos hablaría del rizoma. En fin.
Nuestra poesía, en estos tiempos, debe tener una responsabilidad. Debe saber que amasa algo cada vez mas complejo y difuso de asir, el lenguaje.
Cómo actuar desde ahí. No lo sé, si los encapsulamientos y simulacros cotidianos que vivimos, desde una marcha hasta un inquietante posteo en Facebook son los perros mordiéndose la cola.
La poesía, hoy, debe aportar a la unión, a la responsabilidad. Quizás, y siguiendo con la tradición desde su origen de la modernidad ha tenido que repensarse desde el paradigma imperante. Antes, la locura del Quijote ya lo entendemos como el inverso de la racionalidad. Hoy, en esta oleada y mareo de las comunicaciones, los bots y los algoritmos son puros estímulos de verdades: nunca proponen a la contradicción como forma de ver la vida. Son lenguajes agotados de propaganda, como le dicen neofascismo, por mi parte, le digo archimonológico. Es una eticidad de consumo del otro y su anulación.
Agamben en su ensayo, El final del poema, plantea una idea que es compartida acá, la “instancia del poema”. Para eso, dice: “ la poesía no vive sino en la tensión y la escisión (y, por tanto, también en la virtual interferencia), entre el sonido y el sentido, entre la semiótica y la semántica”.
La poesía debería pensarse desde ahí, desde la escisión, desde la cisura de los fascismos actuales.
Pensar la poesía, es el acto de estos ensayos.
