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Entrevista a Gonzalo Rojas

La Esfinge
Publicado en BABEL Revista de Libros. Año 1, N°7, Febrero de 1989


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Nacido en Lebu, Chile, hace casi 72 años, Gonzalo Rojas es uno de los grandes poetas latinoamericanos. Grandeza silenciosa la suya, alimentada a la sombra de Huidobro, de Rokha y Neruda, celebérrima trinidad capaz de ocultar un paisaje espléndido que incluye también los nombres de Eduardo Anguita y Humberto Díaz, entre otros coetáneos. Rojas supo escuchar todos los vértigos de las vanguardias del siglo y encontrar una voz personal para fijarlos. Cuaderno secreto (1936), La miseria del hombre (1948), Uno escribe en el viento (1962), Contra la muerte (1964), Oscuro (1977), Transtierro (1979), Del relámpago (1981), 50 poemas (1982), La Fiura (1983) y el reciente Materia de testamento trazan un arco delicado que ha sido motivo de numerosos ensayos y traducciones. Rojas visitó Buenos Aires a fines del año pasado, invitado por la editorial Ultimo Reino para grabar la primera cassette de una colección destinada a registrar las voces de grandes poetas. La gentil intercesión de Víctor Redondo hizo posible esta entrevista.


1) ¿Qué fue lo primero que escribió?
—Ejercicios de traslación y sustitución de unas palabras por otras pero no por fuera sino por dentro de mi seso de niño tartamudo. Más claro, para que se me entienda: en el internado al que ingresé como becario pobre a los nueve años se nos exigía leer en alta voz durante unos veinte minutos seguidos encima de una silla —novelas de Julio Veme, vidas de hombres ilustres, por ejemplo— mientras los demás comían. Imagíneme usted ahí encaramado en ese suplicio sin poder pronunciar los vocablos que empezaban con fonemas como p, q, t, k, y expuesto al escarnio y a las carcajadas de mis compañeros. Fue entonces cuando se me dio el portento del gran juego verbal, en ese espacio imaginario que se me impuso por urgencia, merced al recurso de relevar unos sonidos crueles para mi asfixia por otros sin dudas más aireados. Compositio, como usted ve, harto germinal: pero desde ahí se me dio el neuma y la vivacidad de la palabra. Naturalmente el primer poema plasmado vino a aparecer mucho después, sobre mis dieciséis y mis diecisiete años. Alguna vez he resucitado uno que empezaba así:

"Claro que soy Zángano ¿y eso qué?
polididáctico
encima de esta Underwood de ocasión,
zumba que zumba
adentro del adentro del remolino
de estos 17 que uno cumple por cumplir
al menor
descuido de cualquier reloj de hueso
en que uno ande
todo sucio, con las suelas rotas, deslomado
entre la matemática y la música etc"
.

2) ¿Recuerda cuáles fueron sus motivos?
—Yo escribía por escribir como lo hago ahora, más acá de la séptima década. Anotaba líneas casi al vuelo como para respirar mejor, sin un proyecto de descifrar ningún enigma, como quien se despereza. Por gozo. Escribía por gozo. El poeta Jorge Teillier, a quien admiro mucho, dijo una vez por ahí que yo soy uno que sufre demasiado. No lo entiendo. Tal vez no le interese mi visión desollada, pero eso es otra Cosa.

 3) ¿Quién fue su primer lector?
—Nadie. No mostraba lo que hacía. Me refiero a mis primerísimos papeles.

4) ¿Cuáles fueron los primeros comentarios que recibió sobre sus textos?
—Sobre esos, ninguno, por ocultos; pero cuando apareció mi primer libro (La miseria del hombre) los disparos llovieron del este y el oeste. Teófilo Cid me acusó de expresionista. Alone —el crítico oficial— de catastrófico, un señor Rossel de imitador de Campoamor (sic). Ricardo Latchman de morbo nuevo, don Raúl Silva Castro de peligro público por lo sucio. Libertino, obseso, enfático. Vociferante dijo Jorge Elliott, quien recién asumía cátedra crítica por esa fecha. De todo; de todo. Mi rezeption geschichte fue para la risa. ¿Qué sería de esos críticos sagaces? ¿Dónde habrán anclado por fin? ¿En cuál de los cementerios? Me gustaría invitarlos a un buen trago. Total, no estaban tan equivocados.

5) ¿Conserva algún rasgo de aquella época?
—La miseria del hombre sigue siendo mi cantera y "quod scripsi scripsi" Todo está ahí y perdura; el respiro-asfixia, el desenfado, el vaivén pendular de lo muy abierto a lo críptico, el desollamiento, el tono, la ambigüedad riente. Aprendí a escribir demorándome y en eso ando todavía.

6) ¿Qué estaba leyendo en ese momento?
—Re-leyendo o —más bien— oyendo. Por la oreja derecha lo áureo de la clasicidad con griegos y todo; por la izquierda l'esprit nouveau de Apollinairc. Expresionistas, dadaístas, surrealistas, ¿qué quiere usted? para llegar a la síntesis libérrima en mi cabeza, en la punta de mi cabeza de muchacho.

7) ¿Cómo accedió a sus primeras lecturas?
——Desde las cuerdas del Pentateuco aparentemente inmóviles, hasta el cultrún de los mapuches.

8) ¿En qué idiomas lee?
—Hojarasca, hojarasca como Pound: del latín clásico al inglés, al francés. ¿Hondo? Sólo en Cervantes.

9) ¿Qué autores tuvieron importancia en su formación?
—En mi larga, interminable formación que no termina, los niños; pero esos "niños" —y usted me lo entiende muy bien—que escribieron en griego. Heraclito, el primero.

10) ¿Cuál es su narrador favorito?
—Si es uno solo, Rulfo. Si son dos, ya cambia la cosa. Pero ponga ahí Guimaraes para  concentrarnos.

 11) ¿Cuándo y dónde se encuentra con escritores?
_¿Visibles o invisibles? El otro día en Berlín estuve hablando con Günther Grass por ejemplo y se veía muy sano.

12) ¿Tiene amigos escritores? ¿Quiénes son?
—Unos dos o tres entre los jóvenes: aunque ahora mismo parece que son dos. La amicitia es un estado de gracia y eso lo sabían los romanos.

 13) ¿Tiene enemigos escritores?
—Yo no les hice nada.

14) ¿Pertenece a algún grupo?
—Al de los que apostaron y perdieron.

 15) ¿Cuáles son sus personajes de ficción favoritos?
—Las pelirrojas.

16) ¿Qué personaje femenino se acerca a su ideal de mujer?
Qedeshim gedeshot, la fenicia de mi poema.

17) ¿Qué frase de la literatura cita con más frecuencia?
—Viví como un loco y he perdido mi tiempo.

18) ¿Cuáles son los rasgos definitivos de su estilo?
—Los del relámpago.

19) ¿Cuál de sus libros prefiere?
—Los que tengo son algunos átomos por ahí. Por estallar, se entiende. No me da para libros. En mi caso es demasiado ambicioso.

20) ¿Qué efecto le producen las críticas sobre su obra?
—No me halagan. Sólo creo en mi aproximación como poeta larvario. Una que otra me ilumina y —por ahí— me enciende.

21) ¿Cuál es la opinión sobre usted que más le molestó?
—Depende. Uno dijo que no paso de ser un viejo aprendiz y eso es cierto. Otro dijo que no soy un aprendiz y eso también es cierto.

22) ¿Qué condiciones necesita para escribir?
—Un avión real o imaginario pero a diez mil kilómetros por hora. Para entrar —usted me entiende— al sosiego.

23) ¿Cuáles son las etapas de su trabajo hasta llegar al texto definitivo?
—Definitivo, pero ¿hay de eso?

24) ¿Qué está escribiendo en estos momentos?
—Líneas y más líneas. En prorsa y versa.

 25) ¿Qué libro le gustaría haber escrito?
—No más de una página encinta del mundo: una página órfica.

26) ¿En qué país querría vivir?
—Duermo bien en todas las latitudes, y eso me basta.

 27) ¿En qué época hubiera elegido vivir?
—Un poco más adelante, del tres mil adelante: cuando esto se aclare un poco y no sigamos presumiendo.

28) ¿Si le aseguraran impunidad a quién mataría?
—Ni a una mosca de este verano. A escala de criminales históricos, prefiero la jaula, no la horca, sea cual sea el sanguinario. Por lo menos el Führer se desführurizó de un cianurazo.

29) ¿A quién resucitaría?
—¿No será un abuso de confianza ventilar ese tema?

30) ¿Cuál es el hecho militar que más admira?
—Excúseme. No sé. Leía a Von Clausewitz pero no entiendo la praxis.

 31) ¿Cuál es la reforma que más admira?
—Tal vez la de Gorbachov, pero también la que está escrita en el espejo: "Sólo se aprende-aprende-aprende de los propios-propios errores".

32) ¿Cuál es su personaje favorito en la historia de su país?
—Lautaro.

33) ¿Tiene o tuvo alguna militancia política?
—Allendista desde 1952. Hace un año con mi poeta Enrique Lihn recién desaparecido fuimos los dos primeros del oficio poético que firmamos en Santiago por el PPD (Partido por la Democracia). Ya se sabe que el sol es la única semilla.

34) ¿Tiene algún fanatismo?
—Desollado y a la intemperie como soy ¿cómo pudiera tenerlo?

 35) ¿Cuál es su cuadro favorito?
—¡Hombre! El de la mujer hermosa.

37) ¿Qué deporte practica o practicó?
—La natación, pero nada de piscina. La del mar abierto y el salto desde el muelle de mi Lebu natal contra el oleaje, casi rozando el roquerío. De ahí acaso mi fascinación por el peligro.

38) ¿Cuál es su comida favorita?
— El curanto, siempre que sea en ese hoyo grande de siete metros en la piedra humeante de Chiloé. No hay cocina comparable. Ahí comen los dioses.

 39) ¿Cuál es su bebida favorita?
—El "bon vin" de Gonzalo de Berceo. Singularmente el rojo.

40) ¿Tiene algún vicio o adicción?
—Me gusta ver de día las estrellas.

41) ¿Cuál es su nombre preferido?
—El de la mujer que amo.

42) ¿Cuál es su chiste predilecto?
—Adoro el humor, pero me harta el ingenio por el ingenio.

 43) ¿Qué materias eran sus puntos débiles?
—El canto y esos horribles cursos de pintura con las biografías de los célebres.

44) ¿Cuál es su música favorita?
—El rock.

46) ¿Qué siente al cantar el himno nacional?
—Más bien tristeza.

47) ¿Cómo definiría la chilenidad?
—Una cruza de siete vientos distintos.

48) ¿Convive con animales?
—Con los caballos a la velocidad del tren o del automóvil.

49) ¿En qué ocupa sus ocios?
—Yendo-viniendo por las cornisas más altas.

50) ¿En qué medida su condición de escritor ha influido en su relación con las mujeres?
—Me leyeron mejor que los críticos; de adivina a adivina.

51) ¿Qué películas vio varias veces?
—Las de Buñuel.

52) ¿Qué medios de prensa lee?
—Todos, menos uno.

53) ¿De qué vive?
—De algún contrato en el exterior, de unas becas movedizas.

54) ¿Cuál es su relación con el dinero?
—Me apesta.

55) ¿Cómo imagina su momento perfecto?
—Velocísimo.

56) ¿Qué día de su vida recuerda más especialmente?
—El que me cortaron de mi madre.

57) ¿Qué le produce más vergüenza?
—El aplauso.

58) ¿A qué le teme más?
—A ver seco el océano.

59) ¿De qué se arrepiente?
—De no saber gota de música.

60) ¿A quién desprecia?
—Al divo que se vuelve loco por la publicidad.

61) ¿Qué detesta por encima de todo?
—La novedad por la novedad: esa farsa.

62) ¿Cuál seria su mayor desdicha?
—No volver a verla.

63) ¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?
—La pasión y el distanciamiento a la vez.

64) ¿Cuántas horas duerme?
—Siete, por la cábala.

65) ¿Cómo le gustaría morir?
—De pie, como se ha vivido.

66) ¿Cree en Dios? ¿En cuál?
—En el mío, y hablo con El despacito.

67) ¿Cuál es su divisa?
—Ser y más ser.

68) ¿Qué habría querido ser?
—Este mismo loco, referible con otra pinta.

69) ¿Para qué sirve un escritor?
—Para que venga Hölderlin y nos vuelva a decir que la Palabra es el más peligroso de los bienes.

 

 

* * *

 

TRES ALUMBRAMIENTOS

Ventolera

Cosas que producen pacto. Árbol y vidrio
producen pacto, mujer encinta y velocidad producen
pacto, Venecia que nunca vi y
mariposa producen pacto, página
y urdimbre, rigor
y desenfado, tetera hirviendo
y Xantipa, pérdida
y porvenir, ¿qué más
produce pacto? ¿Historia y
Valéry?

 

 

Ejercicio respiratorio

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Azar
con balbuceo son las líneas de Ilión
en las que está escrito el Mundo, con
balbuceo y tartamudeo y
asfixia, el oleaje
de las barcas exige ritmo. Homero
vio a Dios.

 

 

Al fondo de todo esto duerme un caballo

Al fondo de todo esto duerme un caballo
blanco, un viejo caballo
largo de oído, estrecho de
entendederas, preocupado
por la situación. el pulso
de la velocidad es la madre que lo habita: lo montan
los niños como a un fantasma, lo escarnecen, y él duerme
durmiendo parado ahí en la lluvia, lo
oye todo mientras pinto estas once
líneas. Facha de loco, sabe
que es el rey.

 

 

Textos tomados de El alumbrado. Gonzalo Rojas. Ganymedes. Santiago de Chile, 1986, 57 págs.



 

 

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