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LA POESÍA DE DAVID ANIÑIR: PERFORMANCE Y PROBLEMÁTICAS DEL
DISCURSO POÉTICO EN EL CAMPO IDEOLÓGICO

Por Gonzalo Rojas Canouet



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RESUMEN

Este trabajo aborda dos libros de David Aniñir desde las nociones de responsabilidad de Bajtín y de ideología de Zizek para proponer que la escritura de este poeta es una performance del lenguaje. Esta noción es indispensable para comprender que la poesía de Aniñir tiene una correspondencia con un ejercicio ancestral del pueblo mapuche, los sueños. Pero este ejercicio es problemático desde el lugar de escritura del poeta: la marginalidad y la orfandad cultural, hacen que los pewmas (sueños) sean un reducto de posibilidades en donde la escritura se encuentra como posibilidad de modificar el plano ideológico posmoderno.

PALABRAS CLAVES: Poesía mapuche- Ideología- Performance


ABSTRACT

This work addresses two books by David Aniñir from the notions of responsibility of Bakhtin and ideology of Zizek to propose that the writing of this poet is a performance of language. This notion is essential to understand that the poetry of Añiñir has a correspondence with an ancestral exercise of the Mapuche people, dreams. But this exercise is problematic from the poet's place of writing: marginality and cultural orphanhood, make the pewmas (dreams) a redoubt of possibilities where writing is as a possibility to modify the postmodern ideological plane.

KEYWORDS: Mapuche poetry- Ideology- Performance

 



Este ensayo abordará la poesía de David Aniñir desde dos libros, Mapurbe (2004) y Guilitranalwe (2014) a través las perspectivas éticas de Bajtín e ideológicas de Zizek.

El impacto de la poesía de Aniñir nace por su resignificación de la figura del mapuche. Se puede observar desde dos puntos de vistas: el social y el poético. El primero apunta a la visión existente del mapuche en la ciudad: un sujeto disminuido desde la lógica clasista chilena. Esto es: el mapuche como un individuo incivilizado e ignorante, en la continua derrota en la marginalidad social (visión que proviene desde el Chile colonial, lamentablemente, hasta hoy). Aniñir vuelve sobre la imagen del mapuche en la ciudad, bosquejándolo como una comunidad doblemente marginada y caricaturizada en el contexto del Chile neoliberal. Lo poético en Aniñir, se elabora desde una resignificación estética hacia la imagen del mapuche en un lenguaje atribuido a su escritura, el flaytedungún (flayte, vocablo que hace referencia a lo marginal; dungún, derivado del mapudungún, que es el lenguaje oral de la comunidad mapuche): cruce de la cosmogonía ancestral y el lenguaje flayte (argot marginal) que está instalado en las poblaciones marginales de Santiago. Existen muchas entrevistas del poeta extendiendo e intencionando esta idea del flaytedungún y del mapuche en la ciudad, enmarcado en una doble marginalidad: el desarraigo de sus lugares de origen (sur de Chile) y la carencia de espacio público, el cual solo se utiliza a modo de simulacro de sus saberes ancestrales. Por lo anterior, este poeta crea el neologismo mapurbe (ya no sería la gente de la tierra sino de la urbe), para este caso, sería la nueva condición del mapuche en la ciudad, ya no en sus espacios comunitarios de las regiones del sur de Chile.

Esto último, es de gran importancia ya que este poeta construye esta imagen del mapuche citadino distanciado de la tradición de la poesía mapuche chilena. Este punto es muy importante, pensando que hay discusiones si la poesía mapuche existe como tradición. Fuera de esa discusión de que si existe o no, que para este caso se afirma una existencia, se encuentran varias manifestaciones de esta poesía.  Por ejemplo, Elicura Chihuailaf, el cual propone una poesía centrada en la cosmogonía ancestral. Su problemática, dentro de varias, es la lengua mapuche en su manifestación oral. Se podría plantear que la poesía de Chihuailaf es una performance del lenguaje que el mismo poeta lo denomina como oralitura: un poema escrito en castellano con su traducción al mapudungun, el cual es oral.

Es un modo dialéctico sin síntesis: una performance, un constante movimiento de la oralidad a la escritura normativa, el castellano, a la escritura en mapundungun que es oral, es cómo suena esa escritura, pura bivocalidad, diría Bajtín. Desde ahí, se podría ver un intermedio como Leonel Lienlaf, el cual construye una poesía desde lo ancestral: reivindica lo cosmogónico como un paraíso perdido en el mundo posmoderno. Finalmente, un grupo de poetas mapuches, no exentos de algunas polémicas más o menos importantes en el medio literario chileno, elaboran una poesía llamada Xampurria: una hibridación del mundo desde lo posmoderno entre lo occidental y el imaginario mapuche. Hay tres exponentes que tienen una producción de obras de gran valía en este terreno: Jaime Huenún, Daniela Catrileo y César Millahueique.

Por todo lo anterior, en la poesía de Aniñir, desde su escritura que se acerca y aleja de esta tradición, el flaytedungun, conversa con ambos mundos de esta poesía mapuche, pero el acento está en la condición ética, desde dónde se habla. Esta pregunta tratará de resolverse en este trabajo.

Sobre lo dicho, se ocuparán algunas perspectivas de Mijail Bajtín y de Slavoj Zizek. Bajtín, en su pequeño texto Arte y responsabilidad (2013), plantea la distinción entre tres unidades de la cultura humana: la ciencia, el arte y la vida. La diferencia entre estas tres unidades la determina la responsabilidad: pensando desde la perspectiva social de la literatura, esto es, cada unidad, por separado, actúan mecánicamente “es más, casi siempre sucede así” (15). La resultante de esto es la distancia entre la ciencia, arte y vida se encuentran en la sociedad monológica, mecánica, sin una personalidad: un anuncio que Bajtín venía haciendo en sus libros anteriores, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento (2003) y Problemas de la poética de Dostoievski (2012): la carnavalización y la polifonización que evoca el arte en la sociedad occidental es justamente porque están construidas mecánicamente (mundo oficial o burgués, diría Bajtín), por lo tanto, carnavalizar (dualidad el mundo) y polifonizar (la acción humana desde el dialogo es así) quedan restringidas a la monologización. Es una suerte de esperanza de la tragedia. Democratizar todo es casi un imposible, carnavalizar (utopía del Gran Tiempo) y polifonizar (utopía de la Gran Orquesta) son remediales de acciones humanas y no del arte ni de la ciencia, corroborando que lo monológico siempre está presente. En conclusión, la unidad vida siempre es un fenómeno que quiere ser encapsulado por la ciencia y el arte: “El arte es demasiado atrevido y autosuficiente, demasiado patético, porque no tiene que responsabilizarse por la vida, la cual, por supuesto, no puede seguir a un arte semejante” (15). Bajtín finaliza con una sentencia que abre la carencia de la expectativa del arte, la de la responsabilidad, la vida dialogando con la vida (el hombre en el hombre). Responsabilizarse como sujeto es tener conciencia de nuestro sentido inacabado, el arte refleja solo un momento de ese estado. Su falta de conciencia, su patetismo (lo monológico), es creer que dentro de sí está la vida, así cierra Bajtín: “El arte y la vida no son lo mismo, pero deben convertirse en mí en algo unitario, dentro de la unidad de su responsabilidad” (16).

En la poesía de Añiñir se tensionará lo expuesto sobre Bajtín: la responsabilidad de esa unidad de la vida se centrará en la otredad de su poesía. El sujeto mapuche urbano que dialoga, no del todo cómodo ni resuelto, con su propia tradición ancestral: esa tradición –de una comunidad, de la vida- muchas veces no es respuesta para el cotidiano de un mapuche citadino. Añiñir habla desde una castración ancestral, por lo tanto, su resultante es la hibridez de su habla: el argot marginal como denuncia de su marginalidad vital. La otredad es el arte. El poema daría cuenta de esa castración: la responsabilidad se condice a ratos con la exposición del quiebre vital comunitario con la soledad de la ciudad. Añiñir y su poesía es un reflejo de esa orfandad, su castración aún viva que es la escisión de una cultura completa como la mapuche, vapuleada durante toda la historia republicana chilena.

Por otro lado, se revisará el concepto de ideología desde la noción de espectro de Zizek, es decir, desde el modo de operación de la ideología: es cuando “reside en la externalización del resultado de una necesidad interna”. La ideología sería el gran paraguas que modela la acción humana y su espectro el modo de crear sujetos que internalizan la hegemonía imperante. En el fondo, habría una simetría o “necesidad” de los sujetos por construirse ideológicamente, lo cual conlleva a una metáfora del redil social. Desde la poesía de Aniñir, en especial desde su estilística, el flaytedungun, es un doble registro entre ideología y liberación: el uso del argot flayte, muy machista a ratos, para crear metáforas de liberación desde la marginalidad, es la desmitificación de lo cosmogónico ancestral, relatándola desde el dialecto flayte y, desde ahí, darle un sentido de reivindicación política, ética y étnica desde otro social, el mapuche citadino. Este doble registro, desde el lenguaje poético, cobra mayor fuerza en la inflexión de imágenes de la marginalidad social con lo ancestral: es en el doble registro de habla que se subvierte y denuncia desde el lenguaje urbano, el flayte, una visión otra de la cosmogonía mapuche. Se podría decir que este ejercicio es performático: el flaytedungun es la puesta en escena de este doble registro de habla. Y, es, a su vez, lo que convierte a la poesía de Aniñir en un acto de manifestación política en la acción poética.

Por último, se podría decir que la poesía de Aniñir es una convocatoria a pensar lo ancestral del pueblo mapuche desde las problemáticas marginales en un momento de la posmodernidad latinoamericana, lo cual se vincula en un lenguaje poético performático de doble registro, en donde se incluye la vida urbana del mapuche en un acto de distancia con lo sagrado desde la vida a la obra.


ARTE Y RESPONSABILIDAD

La producción poética de David Aniñir propone una tensión fundamental entre vida y arte como se dijo en la introducción. Esto es: dialogando desde las unidades bajtinianas entre arte y vida, Aniñir pone acento en las contradicciones entre la vida cotidiana y tradicional de la etnia mapuche en la sociedad chilena (y latinoamericana) desde el desarraigo, es decir, la anulación de la acción hegemónica chilena (oligarca y empresarial) hacia su etnia. Lo anterior, lo transforma en arte. Por lo tanto, en su tarea de poeta, ocupa la escritura como acto denunciante frente a las implicancias de la vida real. Como plantea Juan Guillermo Sánchez (2013): “La encrucijada mapurbe de David Aniñir es un territorio de contrastes. En el poema [Mapurbe] Santiago de Chile es la imagen misma del ser mapurbe (…) en la que superponen físicamente dos universos (…) es una ciudad en que se dan cita el cemento, la madre tierra y el pewma (sueño, territorio sagrado mapuche); es el peso del hormigón sobre la memoria ancestral”. Estos contrastes que propone este autor son, para este caso, la castración de lo ancestral en el Chile posmoderno. Si revisamos la tradición de la poesía mapuche chilena (Graciela Huinao, Elicura Chihuailaf y Leonel Lienlaf), tienen un  tratamiento de lo ancestral a modo de rescate: son muestrarios de imágenes sagradas en un Chile que ha ido ingresando en la globalización y las estrategias del mercado. Sus muestrarios son en el plano de rescate de imágenes en un sentido contrastado con la realidad. En el caso de Aniñir, el mapuche es el sujeto urbano, viviendo en poblaciones precarias, en donde lo ancestral es un espacio distante a la representación comunitaria: no está el canelo sagrado sino una antena para celulares. Es por lo anterior, que su poesía tiende a otro lenguaje en la tradición poética mapuche. Esto repercute en el lenguaje y en su carácter ideológico, el flaytedungun. Es una castración, una fisura ontológica ancestral: se sana como síntoma en el lenguaje poético. 

Aniñir quiebra con la comunidad ancestral: es el poeta que está solo en el borde de la ciudad; violentado, como todos, y en la precariedad social. Es la castración con la comunidad: su soledad es parte del desarraigo vital, en él se sintetiza la historia de violencia del Chile republicano. Su vida es la sumatoria de orfandades. Aniñir no se inspira en lo cósmico-ancestral como recurso de rescate (sí, desde los sueños, pero ya se hablará de eso), es la realidad vital la que justifica su escritura. Como dice Bajtín (2008: 14): “Y es inútil justificar la irresponsabilidad por la “inspiración”. La inspiración que menosprecia la vida y es igualmente subestimada por la vida no es inspiración, sino obsesión (…) El arte y la vida no son lo mismo, pero deben convertirse en mí en algo unitario dentro de la unidad de mi responsabilidad”. Siguiendo estas líneas de Bajtín, la poesía de Aniñir, desde una castración resuelta en la escritura y no viceversa – ya que la vidas siempre es incompleta-, sería un diálogo entre lo vital y lo escritural. Pero, además, esta fusión esta mediada por lo ideológico, que vendría siendo el motor de la vida/obra. El flaytedungun no es un modo expresivo, de distintos modos comunicativos posmodernos, que siempre derivan y cuentan con la anuencia del mercado: este tipo de habla es una salida expresiva que une el discurso de la vida con el poético. La ideología sería el lenguaje en acción: la escritura, el flaytedungun, es la salida de la vida y ésta se hace en la escritura, en el medio. Por lo tanto, lo ideológico (el lenguaje adquirido desde la poesía) no es imitación ni de una ni de otra unidad, vida y arte, sino es la que media en ambos: su sentido ideológico es la búsqueda del sentido de su vida que, a su vez, parte de su escritura:


“Somos mapuche de hormigón 
Debajo del asfalto duerme nuestra madre  
Explotada por un cabrón.

Nacimos en la mierdopolis por culpa del buitre cantor
Nacimos en panaderías para que nos coma la maldición
Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y ambulantes 
Somos de los que quedamos en pocas partes

El mercado de la mano de obra 
Obra nuestras vidas 
Y nos cobra

Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia
Hija de mi pueblo amable
Desde el sur llegaste a parirnos 
Un circuito eléctrico rajó tu vientre 
Y así nacimos gritándoles a los miserables
Marri chi weu!!!!
en lenguaje lactante.

Padre, escondiendo tu pena de tierra tras el licor 
Caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor 
Somos hijos de los hijos de los hijos 
Somos los nietos de Lautaro tomando la micro 
Para servirle a los ricos 
Somos parientes del sol y del trueno 
Lloviendo sobre la tierra apuñalada

La lágrima negra del Mapocho
Nos acompañó por siempre 
En este santiagoniko wekufe maloliente” (2004:11)

Habría que hacer un paréntesis, el cual se puede alargar en varias discusiones que acá no vendrían al caso: es pensar en la poesía de Aniñir desde la teoría del testimonio, en especial desde los planteamientos de Beverley (2010). En Aniñir calzan perfectamente las ideas de esta teoría: hay un subalterno (palabra tan sobreideologizada en la academia gringa) que habla desde la emergencia social, por ende, su carga ideológica tendría una relación entre su vida (lo denotativo, lo testimonial) y su arte (la escritura, el flaytedungun), pero hay una distancia a la vez: es el tratamiento del sujeto que habla en su ser interno. Quien habla no es un modo ejemplar de vida: su propia vida está lejos de esa solicitud[1]. Aniñir sería un sujeto mapuche distante de la unción ancestral. Su reivindicación como subalterno es al revés, en el desastre vital.

Dejando ese paréntesis y acentuando aún más la diferencia con lo testimonial, acercándose más a lo tratado en este trabajo, es el uso escritural desde los sueños. Es sabido que el sentido onírico de la comunidad mapuche tiene un vínculo directo con lo sagrado: dialogan con entidades invisibles, sus muertos y divinidades. Esto es: es un ejercicio de revelaciones que indican el destino comunitario, que en el caso de Aniñir no sería de esa forma, son revelaciones hacia su soledad de mapuche citadino[2].

Para cerrar, por mientras esta relación entre arte y vida de Bajtín, tomando como eje la castración y lo ideológico, habría que observar un modo de escritura que Añiñir asume los sueños[3]. El poema Poewma, es una suerte de manifiesto, en el cual el habla onírica es el principio de la escritura. Es la vida onírica primigenia que inicia la vida real y, a su vez, se condensa en la escritura. Es el acto de la prepoesía, es la “unidad de la responsabilidad” que propone Bajtín: 


POEWMA
Pasa que cuando se escribe poesía
Realmente no se escribe
Son solo grafemas coordinando técnica escriturosa
La poesía real es automática
Llena de asombros
Como la niña que te fuiste

Cuando se escriben esos estados
Tus palpitaciones se agitan
Circunvalansean imágenes que franquean la palabra
Montas reflexiones ancladas en tu mundo
Pues, todo es posible en tu propio universo
El laburo de molerte el coraxon
Y salmuerearte el alma

Tanta prepoesía en lista de espera

Tanto poewma mal herido en los hospitales
Poesía en pabellón quirúrgico
En Unidad de Cuidados Intensivos
En observación
En tratamiento
En estados de coma
En cama
En cana
Tanta poesía prisionera dentro de tu sueño” (13)

Entonces, no habría “un todo mecánico” (Bajtín). La escritura de Aniñir estaría contenida en esta prepoesía, en los sueños, como dice este poema/manifiesto. La escritura es la convención entre sueño (delirio) y la vida. La escritura no es producto de la lejanía del poeta con su vida: sería la turbulencia de su inconsciente, proyectada en su vida real. La escritura es la justificación de su vida concreta y material, el plano de los sueños. La poesía y los sueños serian la unidad de la vida: “Yo debo responder con mi vida por aquello que he vivido y comprendido en el arte, para que todo lo vivido y comprendido no permanezca sin acción en la vida” (Bajtín: 13).


IDEOLOGÍA Y PERFORMANCE

Zizek, en su texto El espectro de la ideología (2005), apunta a una revisión, diagnóstico y posibles salidas del campo ideológico en la época posmoderna (“ya nadie considera seriamente alternativas posibles al capitalismo”, 7). Este punto central de casi todos sus planteamientos en distintos libros, señala que la ideología es el gran paraguas en el cual nos protegemos sin darnos cuenta: siempre está ahí y soluciona nuestras carencias. Como es sabido, Zizek comprende este planteamiento desde una mirada psicoanalítica de la realidad. El quiebre con la realidad dada es el síndrome del espejo (espectro), el cual vendría siendo el estado de conciencia de lo ideológico, ya que éste “reside en la externalización del resultado de una necesidad interna (…) la tarea de la crítica de la ideología es precisamente identificar la necesidad oculta en lo que aparece como una mera contingencia” (10). Esto es: el capitalismo crea una necesidad y luego el mismo resuelve. Tal como propone Agamben en Profanaciones (2005) –el cual se sirve del estudio del cristianismo antiguo, pasando por el texto póstumo de Benjamin, El Capitalismo como religión, el capitalismo no exculpa al sujeto ya que es parte de la culpa misma. 

Por lo tanto, se podría proponer que la ideología es una suerte de entidad inmanente: habría que descomponerla (o deconstruirla, rizomatizarla, carnavalizarla, descentrarla, devenirla, polifonizarla, entre otras). En el fondo, descomponerla es proponer alternativas a los usos actuales de producción humana que escapen de la hiperdictadura. Tarea no fácil cuando es inexistente una épica social y se acentúa la desconfianza con el otro en la sociedad del cansancio.

La poesía de Aniñir es desde este punto de vista una señal de salida a lo ideológico: el yo del poeta (su responsabilidad bajtiniana, como se dijo antes), constata los hechos ideológicos[4] para luego crear una performance poética, esto es, una salida (o nueva mirada) a la imagen altamente ideologizada del mapuche, sobre todo del que habita en la ciudad. Aniñir rescata y recupera los pequeños gestos sociales (consciente en su poesía de la inexistencia de una épica, aun mas mellada en lo comunitario mapuche) como una crítica a esa “necesidad oculta” (el llamado espectro) de lo ideológico[5]; el llamado flaytedungun[6], podría entenderse como una caricatura en la poesía, pero más bien, es un gesto performático: da un doble registro en la palabra poética que, es a su vez, una palabra política.

En los dos poemas revisados anteriormente, Mapurbe y Poewma, expresan una relación política del arte (Rancière): la dislocación de lo ideológico desde la palabra poética. Aniñir identifica la “necesidad oculta” que propone Zizek, desmantela o descompone el lenguaje poético desde una tradición de la poesía chilena.  Aniñir avanza con una noción de sujeto y de sociedad distinta a la que la poesía chilena se ha estado haciendo cargo. ¿Cuál es ese sujeto y esa sociedad descrita en la poesía de Aniñir? La Neovanguardia chilena, desde Parra hasta Lira, pasando por Lihn y Juan Luis Martínez, respondía como correlato a la misma pregunta hecha acá con Aniñir. Ese correlato era el llamado hombre común: el sujeto carente de épica que intenta resolver desde su cotidiano problema concretos y, si le daba el tiempo, meditaba sobre su propia existencia (la escenografía común era el laberinto de la ciudad de este sujeto inmóvil en el ingreso a la sociedad de mercado). En el caso de Aniñir y en los poemas expuestos, deja clara su visón, su correlato: es el sujeto o consumidor expuesto a la inamovilidad social, aquel derrotado por la hiperdictadura. El sujeto que no es sujeto, sino un consumidor explotado, como un clon más en la infinita máquina reproductora de la explotación[7]. Más aun, en el caso de ser mapuche un subalterno como vociferan los Estudios Culturales gringos, Aniñir testimonia su cotidianeidad, pero performáticamente: su doble registro es un acto estético/político. Inclusive se distancia de la tradición de la poesía mapuche –y, en parte,  de la llamada Xampurria- creando una fractura con lo ideológico (Zizek), desde el uso de lo ancestral. Aniñir reivindica su cosmogonía, despercudiéndola de lo sagrado: ese sentido está en su cotidiano, en lo marginal (lo testimonial y lo político) y le imprime ese sello cósmico mapuche: nace un doble registro del cruce entre lo político y lo estético, pero, además, ese sentido ancestral funciona como una presencia lejana que tiende a extinguirse (los sueños, sobre todo) y vuelven a instalarse en el presente degradado: esa presencia lejana es una salida, incluso en algunos poemas, una esperanza: reivindicando al sujeto marginal por sobre la comunidad. Lo ancestral vendría a refrescar lo inauténtico del presente, del sujeto oprimido y marginado.


CONCLUSIONES

La poesía de Aniñir es una bisagra en la poesía chilena actual. También en la poesía mapuche. Actúa en estos dos planos interconectados. Es un intersticio desde su propuesta escritural performática, el flaytedungun. Es una poesía mapuche urbana que se acerca a la tradición de esa poesía, pero a su vez se distancia de ella a través del tratamiento que se hace del sentido cosmogónico ancestral.  Otro elemento que actúa como bisagra es un punto ubicado fuera de lo escrito: es la continuidad de su proyecto poético en el futuro. Como se dijo anteriormente en este trabajo, este punto podría estar enfocado en un elemento crucial de su poesía que el mismo Aniñir lo nombre como poewma. Esta noción poética, hasta este momento, está en ciernes. Es un germen no desarrollado del todo por el poeta: son los sueños (pewma) conectados con lo ancestral, como una práctica del quehacer metafísico mapuche. Para el caso de Aniñir, esto tiene una relevancia mayor desde su soledad citadina. No se manifiesta como un ejercicio comunitario. Es un flujo (Deleuze), una sabiduría depurativa de la propia vida del poeta (no la biográfica), es la vida de la escritura de Aniñir. Por otro lado, su propuesta al nombrarlo como un acto asociado a la construcción de un poema, el objeto poewma: el acto escritural como flujo conectado con lo intangible. Un rizoma onírico que se territorializa en un poema y se desterritorializa en la vida del poeta y que a su vez, se territorializa en sus sueños y luego el poema y la vida en el infinito (y finito) del pulso vital. El poewma, es la frontera sin territorio fijo vinculado a la responsabilidad bajtiniana del arte y la vida. Añiñir, desde este plano de su escritura poética es una bisagra en desarrollo: ampliaría desde su performance del lenguaje (flaytedungun) un modo de relacionar la escritura y la vida como un solo motor expresivo, por lo tanto todos los otros elementos( la marginalidad, el argot flayte, el rock, los neologismos, la figura del mapuche urbano, la crítica al capitalismo y al Chile colonialista, entre otros) se pivotean con el sentido instintivo de su poesía, los sueños como amalgama de su quehacer poético.

Desde el punto de vista ideológico, lo anterior es una práctica escritural que intenta salir del espectro de la ideología. Esto es: desde el doble registro (y a veces múltiple) entre vida y arte, la poesía de Aniñir podría ser perfectamente entendida como una palabra política. Disloca lo ideológico desde una zona aun no alcanzable en el espectro de la ideología que propone Zizek: el pewma es el espacio de resistencia de la palabra poética. Aquí es donde se une el poewma como un proyecto político: nace desde los sueños y se vincula con la escritura que a la vez es la vida del poeta. Es una performance escritural distanciada del velo ideológico posmoderno. Hemos de esperar que esto se mantenga y se resista en el tiempo.




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NOTAS

[1] A modo de ejemplo el poema Autoretraxto del libro Guilitranalwe: “Déjate de tomar David/déjate de consumir tanta cacaína/tanta vivencia pate’a hace mal/ no te veí bien/Tus vísceras se desangran/cuelgan tus poemas hilachentos/déjate de ti mismo y confía en el poeta/no seaí weón/te veí patético/Y vo métale con seguir escriViendo en la noche/apaga la luz que sale cara/como tú no la pagaí/se ve mal pa’ tu cultura/tu actitud David/siempre en excesos/por más que le pongaí newendy/no te da vergüenza/eres peor que nada/tan autodestructivo que me saliste/hasta cuando David!!/los poetas desconfían de ti/te ven muy flayte/en la Sociedad de Escritores de Chismes/déjate de poesías, plagiador/todos saben que tus poewmas/son del imaginario mapuche/que se te devienen en sueños/por lo menos explica al lector, al pie de página/que violaste los derechos de autor de tus antepasados/y por favor déjate de andar ponceando en Facebook//Trabaja, trabaja mejor y déjate de poesías/que de poemas nadie come//Poetudo/deberías pensarlo/y tomar decisiones a secas/estaí viejoven/has estado ya más de una vez en tratamiento emocional/estás ya tripolar/y culpas a la desolación/que la resiliencia te quedó corta//eres un caso/perdido y extraviado/ojo!!/la tortilla se viene de vuelta David/y tú sabes, la vida te pasa la cuenta/la muerte también” (20, 21).

[2] La práctica escritural de Aniñir tendría un diálogo con lo sabido por las vanguardias históricas como es la figura del médium: aquellas revelaciones del inconsciente que se transforman en obras. Breton denominó esto como Azar objetivo.

[3] Este punto no está del todo desarrollado en este poeta. Podría  ser un sentido mayor en su poesía si se toma en consideración que su escritura es una proyección (ficción) sus sueños: la vida onírica uniría su vida real y, por lo tanto, a su escritura. Esta sería la unidad de su vida, bajtinianamente hablando.

[4] Existen muchos poemas de Aniñir sobre esto en su libro Mapurbe, pero el poema I.N.E (Indio No Estandarizado) del libro Guilitranalwe, lo sintetiza con mayor claridad: 
“Según el Censo de población y vivienda realizado en Chile 
Usted se considera;/Flojo/ Hediondo/ Borracho/ Piojento/ Malas pulgas/ Aborigen/ Incivilizado/ Canuto/ Delincuente/ Post Punx Rocker/ Autóctono/ Folklórico/ Indígena (indigente )/ Terrorista/ Quema Bosques/ Exótico/ Ilícito Asociado/ Camorrero/ Muerto de Hambre/ Desterrado/ Natural/ Salvaje ( Sur bersivo)/ Arcaico/ Mono Sapiens/ Mal vividor/ Mal Moridor/ Analfabeto/ Bárbaro/ Inculto/ Nativo/ No nato (siempre kisistes eso)/ Polígamo/ Guerrero/ Indómito/ Raza inferior, guerrera pero inferior/ Indio kuliao/ O/ Araucano.// Acepciones nunca consultadas a bocas mapuche, Que otro descalificativo más te queda por nombrar/ Racista Fuck Triñuke..../ Que te quede claro,/ Demórate un poko más y di Mapuche,/ La boca te quedará ahí mismo”

[5] Un posible listado de poemas, podrían ser estos:
-Mapurbe: María Juana,,,la mapunky de La Pintana, A-la-cabra-pank, El pewma del mundo trasero, Mapurbe, Oda al hambre.
-Guilitranalwe: Perimontú, Cartografía de un inmigrante, La cabra de la es-kina, Autoretraxto, Punky Mauri, Perros CSM!!

[6] Ver en María del Carmen Martínez (2015) Arte, signo y resignificación de la palabra en el movimiento indígena de América Latina. Tesis doctoral, Granada, España.; Collins, Sandra (2014). Mapurbe: spiritual decolonization and the Word chilean mierdópolis, Descolonization: indigeneity, Education& Society, vol.3, N°1, pp. 23-47.

[7] Un buen panorama, para tantas otras conocidas desde Foucault a Rancière y Agamben, es Biocapitalismo: entre Spinoza y la  constitución política del presente de Toni Negri (2014). Editorial Quadrata, BB, AA.





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BIBLIOGRAFÍA

Agamben, G (2005). Profanaciones, “Elogio de la profanación”. BB.AA.: Adriana Hidalgo editora.
Aniñir, D. (2004). Mapurbe. Santiago: odiokracia ediciones.
(2014). Guilitranalwe. Santiago: Quimantú.
Bajtín, M (2013). Estética de la creación verbal, “Arte y responsabilidad”. BB.AA: Siglo XXI editores.
(2003). La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento: el contexto de Francois Rabelais. Madrid: Alianza Editorial.
(2012). Problemas de la poética de Dostoievski. México: F, C, E,
Beverley, J (2010). Testimonio: sobre la política de la verdad. México: Bonilla Artigas Editores.
Collins, S (2014). Mapurbe: spiritual decolonization and the Word chilean mierdópolis, Descolonization: indigeneity, Education& Society, vol.3, N°1, pp. 23-47.
Deleuze, G (2005). Derrames: entre el capitalismo y la esquizofrenia. BB.AA.:Cactus Editorial.
Martínez, M (2015). Arte, signo y resignificación de la palabra en el movimiento indígena de América Latina. Tesis Doctoral, Universidad de Granada, España.
Negri, T (2014). Biocapitalismo: entre Spinoza y la constitución política del presente. BB.AA: Editorial Quadrata.
Zizek, S (2005). Ideología: un mapa de la cuestión, “El espectro de la ideología”. BB.AA.: F. C. E.



Fotografía superior: Álvaro de la Fuente/Dialogo

 

 

 



 

 

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