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EL BARCO

William Wilson Craig
(Zanetti-Astorga)

 

¡Derriba tu casa, construye un barco!
¡Deja tus riquezas, busca la Vida!
¡Desprecia las posesiones, salva tu Vida!
¡Lleva al barco todas las cosas vivientes!
El barco que debes construir,
Debe tener medidas exactas
Tanto a lo largo como lo ancho.
¡Ánclalo en el lago sagrado!

 

La Epopeya de Gilgamesh


Nos lavamos el pelo con leche
Toda mujer, de un poco linda para arriba, es bienvenida a nuestros lechos
Trabajamos lo menos posible
Deseamos la mujer del prójimo
Dormimos como bestias
La mayor parte de nuestro tiempo la dedicamos a cocinar platos exóticos
Pintamos dos acuarelas semanales
No escribimos poesía sino que viceversa
El metro es una especie de skate
Las inyecciones de morfina se ponen los martes
Amamos al pueblo boliviano sobre todas las cosas
Nos gusta afeitarnos a veces no
Consumimos pornografía para educarnos
Tenemos un trombón y un oboe en nuestros veladores
Leemos libros de altamar
Somos amados por gente demasiado buena
No existe el día 7 en nuestros calendarios
No existe el trabajo para otro, el tiempo para otro
Engordamos
Cada 2 años recorremos América a dedo
Dormimos en hamacas
Amamos el desierto
Pensamos en el suicidio con simpatía:
Todo hombre que se mata es de alguna manera un buen hombre
Los seres humanos son unos animales maravillosos
Nos gusta la ginebra y todo ello
No necesitamos dinero
Nos llueve.

Agosto 14

Es bella nuestra proa.

Tiene enredaderas
un farol de luz triste
tantos timones como tripulantes
una planta de cáñamo
palmeras
y una réplica de Chet Baker
de mascarón.

Agosto 18

Luego del viaje a las profundidades del sueño
no hay más que un campo vacío
lluvias sobre charcos

restos de guerras
amigos perdidos.

El sonido extraño del viento sobre las hojas.

Luego del viaje
el héroe vuelve a casa y llora.


Agosto 20 (Segundo registro)

¿Y si la gente que me ha rodeado tantos años
realmente no importe?


Agosto 21 (Sexto registro)

.. .. .. .. .. ... (Cfr. Jorge Teillier)

Sal en las manos
restos de piel de ajo
El color negro del carbón.
Violeta en los parlantes
vino en las camisas blancas
perejil en las uñas
Sentados frente al fuego que envejece


Agosto 23

Abordamos los dominios de nuestro amigo Rusio
apareció Kris con dos pintas de Wisky
le echamos una mirada a unas cuantas reliquias
antes de perder el control

Lo último fue el guindado
Huimos del lugar antes de quemarlo
Divagamos, rebotamos por calle El Aguilucho
rompimos botellas tomamos los conchos nos demoramos

Fuimos por mujeres al puerto
le quitamos las mulatas a un par de gringos
nos corrieron
Desde el puente miramos el río
pensamos en lanzarnos, lloviznaba

Llegamos al barco a penas
Abrimos la puerta de Beni de Queen
la llevamos a nuestro lecho
para cuidarnos al medio.


Ascendencia 7

Hizo tráficos inútiles con el norte
en barco
follándose a las tripulantes
soltando los botes en protesta por el cierre de los bares
gastando las plata en putas
En auto
Por la 5 sur, de noche, atravesando la neblina
Perseguido por ovnis
Con el maletín cargado de wisky Irlandés.

Puerto de San Antonio

Los lobos marinos se confunden con las rocas en sus modorras
De los restos de la pesca, pieles de jivia – cabezas de pescado
se entretienen pelícanos – las gaviotas
Piso los últimos escalones del muelle

En el fondo del horizonte hay un barco al borde del derrumbe
Acá uno enorme como fábrica

He perdido nuevamente los astrolabios.


Última cena

Estamos a un par de horas
de llegar al precipicio.

Nos aguardan bellos demonios
monstruos de todo tipo
minotauros de mar
hipopótamos y reptiles gigantes
dragones y otras violencias

Logramos nuestro sueño de morir acá
todos cocinamos nuestra especialidad
yo hago Trips a la Modnicaein
hay ensaladas
y todo tipo de bichos en una olla.

Ha llegado la hora
seremos una leyenda anónima
estamos condenados a surcar para siempre los mares
como nuestros camaradas del Caleuche
y otros fantasmas conocidos.

Decimos nuestras últimas palabras
confesamos lo indecible.

Nos abrazamos, lloramos
nos besamos y lamemos.

Llamamos a quienes tanto quisimos
y nos han hecho vivir así
Tanias, Marías y Beatricez abundan
recordamos sus olas
y bellas tormentas.

Y no crean que no hallamos nuestro faro
estuvimos a minutos de él

pero dimos la vuelta.

No logramos embarazar a nadie.

Esta es nuestra última cena.

Prendo un cigarrillo
destapo una botella
me alejo de la mesa
me siento en mi sillón
sirvo una copa
y cruzo las piernas
para ver el mar y la neblina.

 

 

Portada: Sebastián Maquieira

 

 


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