Jorge Volpi: La tejedora de sombras.
Planeta, 2012. 275 pp.
Por Gabriel Zanetti
Publicada en Los Lunes de El Imparcial. 24 de junio 2012
http://www.elimparcial.es/
. .. .. . . . . . . .
Últimamente, cuando vemos una novela que anuncia en su portada ser merecedora de un premio —en este caso el V Premio Iberoamericano Planeta-Casamérica 2012- nos ponemos nerviosos. El último título de Jorge Volpi supera la noción de premio-negocio o novela premiada teniendo cierta certeza de que se venda -son doscientos mil dólares para el autor, el riesgo no es menor -, lo que habla bien del jurado y del premio mismo, ya que el mexicano destaca en la investigación de hechos reales y de interés —ya lo hizo otras veces- y en sumergirse en las difusas y turbulentas aguas del psicoanálisis.
La tejedora de sombras es la historia de la artista —clásica loca, diferente de sus hermanas, despreciada por los padres, lectora de Proust, Joyce y Lawrence- Christiana Morgan y de Henry Murray —Harry en la novela-, psicólogo de Harvard, ambos precursores del método jungiano. Relatada cuidadosamente a través de breves fragmentos, con un estilo parecido a la elegancia, quizás al preciosismo, que rara vez aburre ni tampoco cae en lo cursi, esto último resulta un gran punto a favor, ya que cuando hay triángulos amorosos, pasión y sexo suele ser la primera trampa.
Así se anuncia la trama. Harry —casado con una desabrida mujer rica de Boston- y Christiana —con un veterano de guerra- poco a poco van soltando las amarras para encontrarse en un poderoso amor, primero cargado de intelectualidad, luego de una sexualidad que puede acercarse a la espiritualidad, en palabras de Carl Jung, terapeuta o confidente de Christiana, una mujer, según el maestro, pionera: “Algunas mujeres crían hijos, pero es todavía más grande crear a un hombre: si usted alienta a Murray (Harry), habrá hecho algo valioso para el mundo. Las mujeres como usted nunca son reconocidas: deberían llevar en el pecho la legión de honor”.
Lo anterior es de los aspectos más interesantes: la preocupación por los problemas de género, la atención a ciertos personajes que abrieron camino para reducir las ataduras con sus maridos, con la sociedad. Quizás, no solo atento al género femenino, también a los hombres. Con esto también se abren las complejidades de la sexualidad, la falta de erotismo en los matrimonios, la ausencia de estabilidad en las “aventurillas”. Pero, sin duda, lo más relevante o lo más atractivo es la figura de Christiana, la presencia de Carl Jung y los intensos trances a los que se someten. Allí Christiana es capaz de controlar su inconsciente de manera consciente y crea El libro de las visiones, punto de partida para explorar lo que más le motiva: un súper amor, o “el amor”, noción que lleva a la espiritualidad todo acto que se relacione con él.
La tejedora de sombras es el título de la novela. Este confunde un poco, no porque esté errado en el contenido o forma del libro, sino porque nos suena a Isabel Allende, tal vez a Marcela Serrano o a novela ponzoñosa. La verdad es que Volpi, al menos en esta obra, no tiene nada que ver con lo anterior. De hecho, es justamente lo contrario. Una mujer incapaz de criar a un niño no tiene nada que ver con tejer. Una precursora del método jungiano en Estados Unidos tampoco.