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Prohibiciones y Títulos
Sebastián Astorga y Gabriel Zanetti. Lecturas Ediciones, 2015, 78 páginas.
Por José Ignacio Silva
Las Últimas Noticias, Viernes 23 de Octubre de 2015
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Un transbordador hacia los años 80. Eso es, entre otras cosas, Prohibiciones y títulos, el libro escrito por los poetas Sebastián Astorga y Gabriel Zanetti. El volumen está dividido en dos partes. La primera, “Prohibiciones”, enumera una retahíla de cosas vedadas y otras que se permiten, recordando a cierta sección incluida en las onerosas revistas de papel couché de los años 80 y 90, en las cuales, con un mismo nivel de cuchufleta, se decía lo que estaba in y lo que estaba out. Si en esas publicaciones de peluquería se hablaba de que estaba in “salir en el puzzle de La Época” o “ser socialista renovado”, y estaba out “el jopo de la Bolocco” o “ingresar clandestinamente al país”, Astorga y Zanetti le suben la potencia al absurdo condenatorio y arrasan con el Fondart, el ketchup, las mujeres, los católicos, la Sociedad de Escritores de Chile, tomar pipí, Nito Mestre y Don Francisco, entre otras cosas, mientras que con entusiasmo igualmente sardónico celebran el consumo de puré de papas, la música de Nirvana, el Sapo Livingstone y los musicales. En esta sección, disparan a diestra y siniestra a una bandada nutrida de escritores, políticos, artistas, figuras de televisión, situaciones, hitos y usos y costumbres en general.
Los autores lanzan dardos, pero lo hacen con creatividad e ingenio, descorriendo, mediante el humor, cierta crítica, reparos viscerales a una forma de orden, a la disposición del mundo que les toca ver. Lo que fácilmente podría haber caído en el pozo listillo de la amargura malentendida como humorada, Astorga y Zanetti balancean lo punzante y el detalle, y logran que el ejercicio enumerativo mantenga un ritmo, aunque arrebatado, que evita que se transforme en un sonsonete, manteniendo el cinismo adosado a la práctica de prohibir, así como la sanidad de atacar las bases de moralismos trasnochados.
La segunda parte del libro, “Títulos”, tiene sus años de historia como dispositivo ocasional: es un listado de posibles nombres para libros que no existen y que, con seguridad, jamás existirán. En este segundo apartado, la escritura de Astorga y Zanetti se allega más directamente al chiste puro y duro, con obras (de nuevo, muy factibles de ser publicadas en los 80) tituladas Un tranvía llamado leseo, Cómo evitar el acné sin lavarse la cara, 50 formas de masturbarse sin las manos, La historia de Jesús narrada por un enano y Todo lo que quiso saber sobre Nelson Mauri y no se atrevió nunca a preguntar, entre otros chistosos bocadillos.
En casi ochenta páginas, Astorga y Zanetti tienen éxito en entregar un producto perspicazmente divertido y, por lo mismo, se encumbran a un pináculo en donde seguramente están bien solos por estos días: el de los escritores chilenos graciosos. Lo que en otros autores –de ficción o no ficción– es fanfarronería, violencia y, en más de una ocasión, vulgaridad sin más, en este dúo de poetas es chispeza bien lograda, sin tener que recurrir a dudosos análisis del uso de garabatos en el habla chilena o sugerirle a quien lee que tenga la bondad de irse a la cresta, por citar un par de casos recientes. Tomando el relevo de olímpicos campeones de la risa literaria como Rodrigo Lira, los autores arman un listado que supera con largueza la llana metralleta de tallas, sino que logra conformarse como un tejido aprovisionado de recursos, chispa e inventiva.
