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LA PROEZA DE HAROLD ALVA
¿Alguien busca un editor?
Por Cristian Velasco
Harold Alva Viale ha publicado un total de 102 títulos con su editorial Zignos a lo largo de cinco años de intensa labor. Es decir, dos libros por mes. En un país en que el Estado no demuestra mayor interés por el quehacer cultural, esto es sin duda un gran mérito. Y convierte a Harold en un personaje.
Es sabido que la cultura y todo lo que gira alrededor de ella no ocupa un lugar preponderante en la agenda de nuestros políticos, quienes parecen más interesados en pelearse unos con otros que en ocuparse de asuntos realmente importantes para la vida nacional. Casi no se la menciona entre las decenas de promesas con que los candidatos nos atiborran cada cierto tiempo en las campañas electorales.
El Diccionario de la Real Academia Española define cultura como el "conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial en una época o grupo social". En su segunda acepción, dice que cultura es el "resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio las facultades intelectuales del hombre". En esta oportunidad entenderemos por cultura a toda aquella manifestación artística y/o intelectual que llevan a cabo determinados individuos y/o grupos de individuos con el fin de plasmar, difundir y debatir ideas, sensaciones, sentimientos o inquietudes personales y colectivas de toda índole. Sin embargo, si nuestros políticos no demuestran mayor interés en promover el quehacer cultural y artístico en el país, en cambio tenemos personas que, movidas por un genuino amor al arte, cumplen un rol que debieran cumplir los estamentos públicos.
Harold Alva (Piura, 1978) es una de esas personas. Desde abril del 2003 hasta marzo del 2004 fue representante del Fondo Editorial Cultura Peruana a través del cual promovió Perú Lee, una colección de literatura peruana cuyos libros eran vendidos a un nuevo sol. En mayo del 2004 fundó Editorial Zignos, sello con el que ha editado hasta la fecha 102 títulos.
Entre sus autores figuran Javier Valle Riestra, Ricardo González Vigil, Arturo Corcuera, Luis Alfonso Morey, el español Justo Jorge Padrón, los chilenos Oscar Saavedra, Héctor Hernández Montecinos y Felipe Becerra, el guatemalteco Alan Mills, los mexicanos Alejandro Tarrab, Estrella del Valle y Abril Medina, y el ecuatoriano Ernesto Carrión, entre otros.
En 1998 publicó el primer libro de poesía de propia autoría y desde entonces van seis. Este año ha sacado su primera novela, Burdel (Altazor, 2009). Es el director del Festival Latinoamericano de Poesía País Imaginario. Ha publicado además las antologías de poesía Los Diez (El Santo Oficio, 2006), 18 Poetas Latinoamericanos (Zignos, 2006) y Literatura de Piura (FECP, 2007). Sus poemas han sido traducidos por Anthony Seidman para The Bitter Oleander (New York) e incluidos en diversas antologías. Ha participado en festivales de poesía en Chile, Guatemala y El Salvador. Actualmente prepara el II festival de Poesía País imaginario y la edición de Cosmological Me, del poeta chileno radicado en Estados Unidos, Luis Correa-Díaz.
HAROLD ALVA EN SUS PROPIAS PALABRAS
- ¿Qué dificultades has encontrado en la edición de libros?
- Puedo hacerte una lista, pero solo te apunto los tres mayores obstáculos: el primero es la ausencia de lectores, antes, inocentemente, creía que el peruano no lee porque el libro cuesta, con una mayoría preocupada por satisfacer necesidades más urgentes, es obvio que el libro se convertía en casi un objeto de lujo, después me di cuenta que no se trataba de precio, sino de ausencia de hábito, hace seis años participé en una cruzada por la democratización y la masificación del libro, en mes y medio logramos vender a Un Nuevo Sol, ciento cincuenta mil ejemplares de literatura peruana, lo que de hecho indicaba que la gente no leía porque el libro es caro, esto que fue una iniciativa que debió tener el apoyo total de las autoridades y que debió ser iniciativa del Estado o de alguna empresa privada con responsabilidad social, fue puesta inmediatamente fuera de circuito. Las municipalidades, a excepción de Los Olivos, Magdalena, Comas y Trujillo, en vez de facilitar alguna de sus plazas para fortalecer esta cruzada, prohibieron los permisos para continuar; cinco años después, luego de convencer a un municipio para inundar la calle otra vez con libros, la población no respondió como esperamos, y ojo que se trataba de obras de Vallejo, Mariátegui, Valdelomar, González Prada, César Calvo, selecciones incluso de literaturas regionales. Algo se perdió con el peruano; sin embargo insistimos porque sabemos que esa es la misión del editor: insistir para cultivar. Otras dificultades: el sistema de distribución, aunque parezca increíble, una librería, la más grande, Crisol o Íbero, te piden de 15 a 50 ejemplares, el resto de 3 a 10, están concentradas en vender lo que se promociona bien, no hay crítica allí, son empresas, deben vender, de eso se sostienen, pero deberían, si los libros reúnen cualidades para ser recomendables, apostar por autores que no tienen la difusión que sí tienen los autores muchas veces inventados por las trasnacionales, osea yo no me trago el cuento de que Gisela haya escrito su bio, sin embargo es un personaje que vende, o ahora mismo ¿Magaly y la Jibaja, escritoras?, tengo amigos que trabajan como negros literarios, digamos que sellos como Planeta tienen en estos personajes su colchón supongo para editar de vez en cuando a verdaderos escritores, el problema radica en con qué están alimentando culturalmente a los peruanos; la tercera dificultad, sin duda, son los medios. La prensa escrita mínimamente dedica sus páginas a difundir literatura, por allí una estafeta o alguna entrevista a los amigos del responsable de la columna, uno o dos medios se salvan de esto, la radio es casi nula, y la televisión, tendrías que ser hermano de Bayly para que te salga una entrevista. En el canal del Estado nada, con suerte Hugo Neyra comenta un libro en los cinco minutos que tiene con Hermoza en Presencia Cultural, si es que no se pone a hablar de cuando vivía fuera del país, y Denegri, bueno, ya sabemos que Denegri analiza clínicamente todo.
- ¿De qué manera podría apoyar el Estado a la difusión de la cultura?
- El Estado es el llamado a ser el gran promotor, por eso, debería primero preparar una política cultural, increíblemente no la tiene, ha pasado tres años y ni siquiera ha tenido un gesto para demostrar que el tema le interesa. Yo recuerdo la campaña del Presidente el año 2001 cuando se comprometió, si la APRA llegaba a ser gobierno, con entregarle a la juventud el canal del Estado para que hagan programas donde se incluyen estos temas, con otra visión, ágiles, dinámicos, algo que no ha sucedido ¿qué tienes ahora en Canal 7?: a varios señores pasando noticias en la mañana, parcializados políticamente, trasmitiendo las intervenciones de “los compañeros” en el congreso, lo de Pastor fue el colmo, y cuando alguien opina en contra, vuelven a leer sus notas, y en las tardes a la Caravedo con Nicolosa, si no fuese porque la gente reclamó, Cecilia Barraza hace rato estaría lejos de la pantalla, en vez de cumplir con otra de sus promesas, se levantó del aire a Vano Oficio, el único programa literario. Se habló también de un Ministerio de Cultura, alguna vez alguien me convocó para que reúna a jóvenes intelectuales para aportar sobre cómo debería ser un Ministerio de Cultura, supongo que las libertades que exigimos no le gustó al emisario que nunca más volvió a llamarnos, ahora sé que el tema se trata a puerta cerrada, imagino que si se aprueba la noticia será una sorpresa, sobretodo para quienes sí estamos realmente involucrados con promoverla, porque se trata de eso, de promover cultura, no de marcarle pautas, será casi tan sorprendente como cuando se anuncie la inauguración del Museo de la Literatura. Lo grave es que el Presidente es alguien que se ha servido de la poesía, recordemos su primer mitin del 2001 cuando declamó a Calderón de la Barca, o a Chocano en el cierre de campaña de la segunda vuelta ese mismo 2001, o en otros repitiendo los versos de Romualdo, quien falleció hace algunos meses solo, huérfano de Estado, sin por lo menos una pensión como Premio Nacional de Poesía, como sí las tienen en otros países los premios nacionales, o cuando enfermó en la misma semana Mario Vargas Llosa y Miguel Gutiérrez, al primero le envió a su Edecán para saber cómo se encontraba, el segundo tuvo que acudir a la prensa para que lo atiendan en el Almenara. El Estado hace rato ha debido hacer algo por nuestra cultura. Creo que necesita saber que cultura no solo son las ruinas arqueológicas a las que vende como un punto obligatorio para el turismo. Debería hacer algo por la pintura, si Víctor Delfín no habría tenido el coraje de ir hasta Palacio quizá y la Escuela de Bellas Artes seguiría tomada por sus alumnos. Más allá de todo, estoy seguro que de lo que se trata es de tomar decisiones, aún no es tarde para esto.
- ¿La gente en el Perú lee?
- La gente en el Perú, seamos sinceros, no lee. Por eso, volviendo al tema, el Estado está obligado a organizar lo que debe ser la gran cruzada para sembrar el hábito de la lectura no solo en nuestros jóvenes, en ellos, la aplicación del Plan Lector es un avance, pero no solo se trata de los chicos, se trata de todos los peruanos.
- ¿Qué autores prefieres?
- Yo crecí leyendo a Dumas, a Gorki, a Kafka, me enamoré de la novela con Víctor Hugo, aprendí a escribir poesía con Artaud, con Sexton, con Westphalen, prefiero a los autores de vidas extremas, supongo que inconscientemente cada uno escribe su leyenda, aunque a veces prefiero a los filósofos en vez de Lorca o Alberti; me quedo con Sartre, Jasper, Heidegger o Bobbio.
- ¿Existe una movida cultural en Lima?
- Existen movidas culturales en Lima. La movida del centro, los poetas que se reúnen en el Yacana o El Averno, la movida de Barranco, los recitales que se hacen de vez en cuando en La Noche, Mochileros o el Sancho Panza y las otras movidas, la movida del rock and roll, el teatro es cosa aparte, adolecemos sin embargo de algo que nos articule y que construya la gran movida, a esto agrégale las broncas, el espíritu antitodo de algunos escritores, los poetas se quejan que no hay apoyo institucional, los narradores, todos se quejan de la ausencia de apoyo, pero nadie hace nada por constituir algo que los agrupe, que legitime sus reclamos, los del Frente Nacional de Escritores están peleados con quienes tienen contactos en los medios, los escritores “oficiales”, osea, los mediáticos no están enterados sobre el Frente de Escritores, y así, se trata de una cadena de contiendas ¿quién pierde?, el arte en general es el único que pierda, quizá eso es lo que hace que el Estado no se interese por definir políticas culturales que resuelva la insatisfacción de estos sectores, hay demasiada inmadurez, demasiado ego. Yo prefiero mantenerme al margen de esto, antes asistía a recitales, publicaba en una que otra revista, ahora prefiero concentrarme en la editorial y en el festival País Imaginario que hace dos años organizo.
- ¿Se gana dinero editando libros?
- No, pero alguien debe hacer esta tarea. Digamos que soy feliz ejerciendo mi rol de puente. Sin proponerlo he editado 102 títulos.
- ¿Qué proyectos tienes?
- Personalmente escribir algunos libros, estoy terminando de corregir mi segunda novela y escribiendo “La tristeza de Zorro Plateado”, una novela inspirada en la vida de mi padre, un policía de los antiguos, un código uno, un hombre para quien el honor sí era su divisa. Después de un año he retornado a la dirección de Zignos, satisfecho porque en mi año ausente, Flor Béjar, que estuvo a la cabeza, editó, entre otro libros, “Bagual”, el libro del Premio Roberto Bolaño de Novela de Chile del año 2006, de Felipe Becerra, un estupendo narrador de apenas 23 años, “Tecnopacha” de Oscar Saavedra, un manifiesto poético político y “Despertando al león del Sur” de Calo, un escritor que estoy seguro dará qué hablar. Yo ahora con Zignos estoy editando el “Cosmological Me” del poeta chileno Luis Correa–Díaz, esperando la publicación de “Post Mortem” (ex LG), mi último poemario y trabajando lo que será el II País Imaginario. Editaré 17 libros de los poetas jóvenes, a mi criterio, más representativos de América Latina.
BURDEL
- ¿De qué se trata Burdel?
- Burdel narra la historia de dos jóvenes abogados que participaron en las marchas contra Fujimori, una vez caído el régimen, intentan hacer política, en el camino aprenden lo oscuro de los partidos, el canibalismo de las cúpulas, de los grupos de poder, entonces ambos degeneran, en un momento de la historia se cruzan, se hacen amigos, Rodrigo, uno de ellos, se convierte en emo, esos chicos de aspecto triste y agresivo, Esteban, el otro, se transforma en un sujeto oportunista, frío, a quien poco o nada le importa lo que suceda con el país, se trata de dos víctimas de nuestra sociedad, la historia la narra Máximo Vitale, amigo de ambos y personaje principal de “Asesino”, la novela que en este momento sigo corrigiendo.
- ¿Cómo ves el actual gobierno de García?
- Este gobierno necesita comunicar mejor lo que está haciendo, si bien está nulo en políticas culturales, sería injusto afirmar que económicamente estamos mal encaminados. Le queda aún dos años a García en el poder, afortunadamente no estamos ante el típico presidente candidato, sin embargo, algo huele mal en su círculo, huele demasiado a Mantilla, creo que la población necesita un gesto, debería cortar algunas cabezas, sino la cancha se la deja limpia a Keiko y al candidato antisistema.
- ¿Cómo ves el panorama electoral a dos años de la campaña?
- Deprimente. Estoy convencido que Ollanta no ganará, pero sí temo que gane Keiko, sería insultante, sería absurdo que gane alguien sin propuestas, alguien movido por el deseo de indultar al padre, alguien que representa el latrocinio contra el que salimos a protestar, pienso que es urgente hacer algo para impedir que Keiko llegue a la Casa de Pizarro. No creo en las encuestas, no creo que solo tengamos a Castañeda, Ollanta, Lourdes o Keiko, creo que el Perú tiene y merece otras opciones. Hay que trabajar en ellas. De no hacerlo hasta Bayly podría jugar en la próxima contienda, los peruanos responsables estamos hartos de espectar cada cinco años el mismo circo, pienso que es hora de asumir nuestros deberes y hacer algo para que lo predecible no suceda.