Príncipe
. . . . . . . . [De fondo, teatro de sombras apoyan]
Del cielo baja un castillo.
Príncipe de espino y rosa.
Fémina eterna suerosa,
puesta en vendaje en hilillo.
Está esperando en su velo,
son de rostro oculto en rosa.
¡Es su majestad, ya umbrosa,
quiere que eleve el desvelo!
[La pastoral pide, al signo olvidado y no al ojo,
la entrega seminal del despojo]
No es flor, memoria alusión
Sentimiento y tradición
Llueve sobre las espadas;
Quedan filos en paradas
de la lis es la traición
—anatema es ilusión—,
¡Es tu puñal de alusión!
Falsa Décima
Buscando la inmortalidad
perdí noción de los días.
La lujuria es quien quería
parecerse a una deidad,
en negación y por piedad
prendió velas de colores
a su tiempo y sus dolores.
Repudio a la posteridad,
a la ya erigida deidad,
madre de tantos rencores.
Canto del cielo que llora
las calles de mi juventud,
las aguas limpian la virtud
con la que viví en mi hora,
mi mirada rememora
al adolescente que fui,
y del cual ya intenté huir
por vergüenza a mi pasado,
pero que al fin he aceptado
como la lluvia en su fluir.
Unos la llaman lámpara,
mientras un camino nombran;
significados descombran
y las mentiras amparan.
En los signos estamparan
con colores sus procesos
su historia y la herida presos
de la violencia partera
la injusticia se abandera
el peso de los sucesos.
Buscando en vergüenza propia
cuando el tiempo se prolonga
y el devenir se anteponga.
Constante devenir acopia.
Solo la decisión propia,
rompa el tiempo en la cesura
desprendiendo ligadura.
Toda palabra aledaña
pretérito que no daña
memoria que ya no usura.
Lugar donde despedirse,
de amigos para inhibirse
del luto y posesividad
permea subjetividad
donde busquen recluirse,
indistinto a los seísmos.
Atardecer de unos días
tiempo y peso alojarías
de lo que es, de ellos mismos.
Interrupciones para decepción
Querría hacer del rosa un cuento propio a largar
en que ajena impuesta tintura-género cuelgue
—ocurre que es palabra de hemisferios,
va y viene—
de amada un héroe mecánico sobarcar…
Pero de honorable omisión no se hará parar
que mucho se hizo palabra y silencio no tiene;
pobre trama que sería portada si tiñe:
flor empeñada en pólvora es color a atacar.
¿Hombre? A un hermano que le refleja una tuición.
¿Será? Intención intermedia; ásperos aliabiertos.
¡Que ya enternecer miradas no es propia misión!
Mujer maderal de vidrios, arranque y traición
—ya fatales errarás flotando en sus aciertos—,
estás en donde el albedrío es mísero alón…