GÓMEZ ROJAS Y EL BIGFOOT WOJTYLIANO
Por Hernán Castellano Girón
“Juventud, amor, lo que se quiere
Ha de irse con nosotros ¡Miserere!”
Con estas palabras proféticas, escribía José Domingo Gómez Rojas —poeta y mártir de las libertades civiles, asesinado en 1920 por el régimen “democráticamente electo” de Juan Luis Sanfuentes— su “Miserere” que sin duda es uno de los poemas emblemáticos de la poesía chilena del Siglo XX.
Hasta hace poco, un bello y antiguo rincón santiaguino llevaba se nombre en el parque situado al costado del Mapocho a partir del puente PíoNono.
También había un busto de Domingo Faustino Sarmiento que los estudiantes de derecho, en un despliegue goliárdico / chauvinista, solían sacar de su pedestal y arrojarlo periódicamente al río.
Ahora se perfila un mucho mayor, grave e irresponsable latrocinio. Autoridades (¿Autoridades?) no sabemos de cual tenebroso consejo edil o inquisitorial, coludido con intereses económicos y el poder de los sectores confesionales más retrógrados han decidido, a espaldas de la ciudadanía, borrar el nombre del poeta mártir de su parque, que nos recordaba que hasta entonces la poesía significaba algo en el contexto ciudadano.
No sólo esto: en su lugar se levantaría un gigantesco monumento a Karol Wojtyla, pontífice controversial y político que dista mucho de representar la mejor visión del Evangelio.
Recordemos que en esta época el gigantismo estatuario —a diferencia de otras épocas, la clásica, la precolombina, etc.—pertenece a los tiranuelos, a los que inflan la propia figura a dimensiones incompatibles con su verdadero valor.
Por eso, la instalación de semejante adefesio de estatua acromegálica, pisando con sus bigfeet al mínimo pero inmenso poeta y ser humano, es un crimen contra la poesía y la literatura, acaso el único patrimonio original de los chilenos.
¿Dónde está la protesta indignada de los que se supone defienden el patrimonio cultural de la nación?
¿La Sociedad de Escritores de Chile?
¿Monumentos Nacionales?
¿El Ministerio de Cultura?
¿El Ministerio de Educación?
¿El Consejo Nacional de la Cultura?
¿El Consejo Nacional del Libro?
Querríamos oir su voz antes de que sea demasiado tarde y el monstruo fascistoide esté ya instalado en el lugar que pertenecía y pertenece a la poesía.
Hernán Castellano Girón
Escritor, Profesor Emérito de la Universidad de California.