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Plazas parques puentes
…y cines, agregaría yo al título de este libro de Horacio Eloy.
José María Memet
Desde hace muchos años me he convencido que las plazas son los lugares donde el tedio descansa un rato; que los parques son lugares donde se besan a destajo los enamorados sin percatarse del odio que sienten los paseantes sin amor; que los puentes nos permiten llegar a cualquier lado de la existencia; y qué por último, los cines, son el lugar donde por primera vez Horacio Eloy tiró las manos… en serio.
El mundo que desarrolla el poeta Horacio Eloy se sitúa en la ciudad, su mundo es la urbe y lo que hay en ella: sueños, asesinatos, el paso del tiempo, pero nunca el olvido. La constatación que todo se acaba, aunque exista, está presente y recorre implacable las páginas de este libro. Pero persisten plazas, estatuas, cines y parques y algo sucede alrededor de estos lugares e instalaciones.
Creo que Eloy tiene una poética que sintetiza lo inquietante; el paso del tiempo y sus muertos; pero se diferencia de otros discursos sobre el tema y allí su logro, porque sus muertos y sus heridos y héroes, han sido asesinados, violentados por la historia y sus secuaces. Es un lenguaje que rompe el fraseo y el pie rítmico del poder, es decir hace trizas la mentira, la falsedad de un lenguaje oficial. Tarea de la poesía, por cierto.
Lo que quiero decir que este es un viaje político y poético. Es extraño, pero esta obra es un libro lárico de ciudad. La historia va pasando junto a los poemas y una cierta nostalgia nos recorre y nos recuerda lo que hemos vivido. Los amigos muertos de verdad aparecen detrás de las estatuas.
Como es habitual en nuestro país, no se ha hecho justicia con muchos poetas y es aquí donde hay que decirlo claramente: la obra de Horacio Eloy merece una lectura y un reconocimiento mayor. Tiene un estilo y una estética que ningún otro poeta nacional tiene, tiene un mundo propio. Una gran postal de nosotros, una realidad asfixiante, mentes enfermas que se vislumbran solapadas detrás de los hechos y que condicionan. Nuestro paso por la urbe está lleno de lugares donde hemos vivido, pero también donde nos han matado.
Hay poemas realmente soberbios… entre muchos me sobrecogen Nocturno, Este pavimento, Hotel. El poema Odisea es uno de los mejores retratos del siglo XX y la caída de la URSS y Cine Minerva la radiografía de nuestro horror y diría que será un clásico de futuras antologías.
Pura imagen, pura poesía, puro cine. Felicito a la editorial Mago Editores porque se la están jugando y eso es bueno.
Por último quiero decir que me siento feliz de compartir con un amigo un tiempo y compartir su notable poesía, que más temprano que tarde será reconocida y valorada.
José María Memet
22 de enero de 2008.
Feria del Libro del Parque Forestal
