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Discurso Premio Neruda
Santiago. La Chascona, 29 de diciembre de 2009

Por Héctor Hernández Montecinos

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Noviembre, 6, viernes. Ciudad de México.

Me amanecí. Escribo, escribo, escribo como un demente. Llevo tres días casi sin dormir. Apenas me hago el tiempo para comer algo y sigo escribiendo. Quiero y debo terminar el libro antes de mi cumpleaños. Hoy día no haré otra cosa más que escribir. ¿Me gusta esto? Creo que sí. En realidad no tengo tiempo ni para pensar si me gusta o no. Es un arrebato. Fascinación. Mi mente se deja transportar por Júpiter que se acerca lentamente. Llevo más de treinta páginas escritas al hilo en mi cuaderno. Se ve bonita la letra en estado de shock. Un paisaje de poemas. Me gusta como empieza uno de ellos: Vuelvo a escribir después de un largo tiempo. Me siento inseguro y no se me ocurre nada más que acotar los marcos de referencia hasta despojar al poema de un algo.


Noviembre, 7, sábado. Ciudad de México.

Hoy vienen Alma Karla y Alejandra para seguir organizando nuestro gran sueño de recorrer Latinoamérica en un bus repleto de poetas. Es un proyecto muy grande. Me emociona imaginarlo. Recorrer diecisiete países en poco más de tres meses no es cosa menor. Desde el norte de México, Tijuana, hasta el sur de Chile, la Isla Grande de Chiloé. Es la manera en que queremos celebrar los Bicentenarios, digo, celebrar los doscientos años de nuestras literaturas, porque los doscientos años de historia en realidad son para ponerse a llorar. ¿Le irá a importar a alguien nuestra Caravana Poética?. Me asusta que no podamos conseguir los auspicios y ayudas que necesitamos. Sería una gran decepción y una gran pena. Hay que trabajar con todo el corazón moviendo los sueños de la gente, permitiéndole soñar, creer en algo grande. Las chicas están involucradas cien por ciento, eso me da tranquilidad, pero nos faltan manos, va pasando el tiempo y necesitamos más ayuda.


Noviembre, 8, domingo. Ciudad de México.

Fuimos al cumpleaños de Ana, la mamá de Yaxkin. Estuvimos todos en familia. Me hacen sentir uno de ellos. Estoy contento. No imaginaba que tener una familia así podría ser tan bonito. Extraño a mi mamá y a mi hermana. Me gustaría que mi familia de allá y mi familia de acá fueran una. Una vez en casa me pongo a tipear todos los manuscritos. Yaxkin trabaja en su cuarto y yo en el mío. Es un domingo silencioso. Uno se acostumbra a trabajar con la soledad, hace bien para escribir y no tan bien para el alma.


Noviembre, 11, miércoles. Ciudad de México.

Me pasé otros tres días escribiendo. Estos vuelitos de inspiración tienen cierta regularidad. Tres días y luego resucito. Hago un break y veo las noticias, mala idea. Hoy fuimos a comprar nuestras nuevas herramientas para hacer los libros cartoneros: guillotina, engrapadoras, pinturas, brochas. Son nuevos juguetes y me gusta esa sensación de tener algo que quería y era necesario. Trabajaremos hasta tarde porque el viernes tenemos presentación de nuestras novedades de Santa Muerte en Casa del Poeta.


Noviembre, 14, sábado. Ciudad de México.

Fuimos a la lectura de Manuel de J. en Casa del Lago. Estuvo muy buena su lectura y puesta en escena. De ahí partimos a la fiesta kitsch que organizó Ainhoa. Me pinté la cara con lo que pillé y me envolví con un reboso multicolor meramente tradicional. Estuvo delirante de principio a fin. Me reservo los detalles, salvo la acotación de que un karaoke en una fiesta mexicana puede causar estragos, en especial si hay temas de José José, Gloria Trevi y Emanuel.


Noviembre, 16, lunes. Ciudad de México.

Estaba corrigiendo un poema que terminaba así: El alcohol es una oportunidad/ para ver todo el brillo del océano/ dentro de una botella/ y escuchar el verdadero rumor/ de la fiesta en una playa / que desaparece y se alimenta/ de la carne prohibida. Evidentemente inspirado en la parranda que aún hacía estragos en cuerpo y alma, y en mi hígado que es mi nuevo espíritu. Suena el teléfono. Yo prefiero no moverme demasiado y Yaxkin contesta. Viene a decirme que me llaman de la Fundación Neruda. ¿Ahora qué jugo di? me autopregunto. Me comunican que me dieron el Premio Neruda 2009. Pienso en las coincidencias afectivas. Hoy cumplo un año exacto de que me vine a México. Un año se demora la gente que te odiaba en quererte, pero sólo un día puede demorarse la gente que te quería en odiarte. Me imagino que desde mañana empezarán los saludos y las diatribas en Chile. Nadie es poeta en su tierra.


Noviembre, 19, jueves. Ciudad de México.

Otros tres días escribiendo en estado eufórico. He recibido cientos de saludos por Internet. Es rato todo esto. Abruma. Hoy apareció una suerte de entrevista editada en La Nación. La intención era buena, supongo, pero algunos datos erróneos enlodaron todo, es decir, no tengo dos ni tres ni más departamentos en Lastarria, y no tengo 30 años. Aún estoy en la crisis de los 29 y no voy a tolerar que me roben mi última semana de juventud. Tengo que ir a la aerolínea para ver lo de los pasajes para mi vuelta a Chile.


Noviembre, 20, viernes. Ciudad de México.

Fui al cumpleaños de Enzia. Era el más joven de los invitados, cosa que no me molestó en lo absoluto. Lo que me resultó curioso, gracioso y sintomático fue el hecho de haber sido presentado como el Premio Neruda 2009. “Hola, Premio Neruda 2009, ¿qué te vas a servir”, “oye, Premio Neruda 2009, tu vino chileno está bien padre”, “Está ocupado el baño, Premio Neruda 2009”. Fui solo pero estaban algunos amigos como Lumbreras, Fabre y María Rivera. Todo muy buena onda. Llegué a casa con una corona de princesa.


Noviembre, 24, martes. Ciudad de México.

Tres días más escribiendo, pero esta vez es la última: hoy termino el libro. Lo he revisado todo nuevamente, erratas, cortes de verso, orden, etc. Quise dejar para el final del libro una reescritura que hice de Ginsberg, una reescritura de su lista de deseos para el presiente Clinton. Mi versión chilensis. Se me ocurre mandarlo a varios medios de prensa en Internet para el día de la elección. Me gusta como va quedando:

Confiar en la ternura y el delirio como vías de expresión libres y
            creativas. Terminar con el monopolio del amor que es puro
            mercado y rating edulcorante para las telenovelas de clase.
            Querer lo mejor para mi grupo, para tu grupo, para el grupo de
            los peruanos, bolivianos, ecuatorianos, palestinos, tibetanos,
            hermanos de mis hermanos, hermanos de mí.

Reducir radicalmente los ingresos del cobre para las Fuerzas Armadas;
            reinvertir ese dinero. Los ex militares que son dueños de
            universidades privadas podrían tomar cursos de ética, de arte y de literatura.

Incentivar con publicidad de calidad una dieta saludable y rica en
            alimentos sanos y naturales. Alertar sobre los reales efectos del
            consumo de carne y de grasas saturadas, pues aparte de ser un
            desastre ecológico es un desastre alimenticio. Prohibir los
            colorantes y preservantes como la Tartrazina y el Amarillo
            Crepúsculo pues está confirmado que producen cáncer y están
            en el 90% de lo que compramos en el supermercado.

Reforestar con especies nativas las zonas rurales y devolverles más
            terrenos a las comunidades indígenas para que puedan sembrar
            y cosechar libremente. No exterminarlos, no criminalizarlos
            más. Un indígena siempre será el hermano mayor de un poeta.

Noviembre, 25, miércoles. Ciudad de México.

Hoy es mi cumpleaños. He entrado a la tercera década que es para mí la tercera edad. Vendrán mis amigos a celebrar el cumple, el premio, el año en México y el nuevo libro de Yaxkin que está hermoso. Hay muchas razones para estar feliz ¿Lo estoy?


Diciembre, 2, miércoles. Ciudad de México.

Después de una semana la celebración aún me tiene medio malito. Hoy se presenta el libro de Yaxkin en el Bellas Artes. Ojalá vayan los amigos. Mandar la presentación al letras.s5.


Diciembre, 10, jueves. Ciudad de México.

Estos últimos días han sido de trámites, comprar cosas, reuniones, ordenar papeles, hacer maletas, hablar con gente, todo a full. He revisado una y otra vez las pruebas del libro. Aproveché de despedirme de mis amigos poetas en la maratón que se hace cada fin de año en Casa del Poeta. Me siento muy a gusto con ellos. Les tengo gran estima. Me han recibido con cariño. Mañana nos vamos a Guadalajara pues el domingo en Cocula le entregan su premio Nandino a Yaxkin. El sábado lo pasaré con mis amigas poetas tapatías.


Diciembre, 7, lunes. Ciudad de México.

Hoy me he sentido mal todo el día. Tengo un dolor en el bajo abdomen y me da miedo de que sea apendicitis. Le digo a Yaxkin. Llegan Alma Karla, Alejandra y César para trabajar en la caravana pero el dolor sigue. Me llevan al médico. Una gastritis fuerte más un montón de cosas más. Me dan remedios, una dieta y le digo adiós al alcohol por un largo rato.


Diciembre, 14, lunes. Cielo sobre algún país de Latinoamérica.

Voy volando a Chile. Todos los trámites del embarque fueron rápidos, lo cual es bueno. Lo que no tanto es cuando me entregan ejemplares del Excélsior y de La Jornada, periódicos de México. El primero dice en titular: “Gana la derecha en Chile” y el segundo destaca la importancia de Marco y de su 20%. Me vengo pensando en que Chile quiere conservadurismo, blando o duro, pero conservadurismo tal cual. La gente quiere que le cierren los ojos y le abran la boca. Tengo rabia. Lo más probable es que la pesadilla que vi antes de irme a México ahora que voy llegando sea cada vez más real. Mejor pienso en eso cuando llegue a Chile. Me voy leyendo un tomo de la obra completa de Dalí.


Diciembre, 15, martes. Santiago.

En la escala técnica en Lima me encontré con Ainhoa que también viajaba a Chile. Recordamos la famosa fiesta kitsch y convenimos que las mejores fiestas del 2009 en Ciudad de México fueron en su casa y en la mía. Ya en Santiago nos quedamos esperando una de sus maletas que figura como desaparecida. Luego su familia me trae a casa y me reencuentro con la mía. De ahí a descansar.


Diciembre, 17, jueves. Santiago.

He hecho algunos trámites fomes. Ayer tuve una lectura en la Furia del Libro, excelente festival de las editoriales independientes que organiza Galo. Hoy fui a la inauguración del Congreso de las Lenguas Originarias en la USACH. Leyeron Huenún, Berenguer y Zurita, quien dijo algo tan hermoso que me quedó dando vueltas en la mente hasta ahora: “cada vez que se extingue una lengua se empobrece el universo”. Con Carmen fuimos al bello ritual mapuche en el patio y de ahí pasamos toda la tarde conversando como en los viejos tiempos, diez años atrás. Nos acordamos también de la fiesta de anoche en El Toro a la que me invitó Ammy. Estaban todas las chiquillas del lado oscuro de la fuerza: Lemebel, Casas, Sutherland y alguna que otra best seller de moda buscando amigos y no clientes, y alguna que otra carita de la farándula televisiva. Limamos ciertas asperezas y las uñas con estos escritores a los que conozco hace tantos años para hacer frente común a la larga noche que se le viene a Chile.


Diciembre, 23, miércoles. Santiago.

El sábado fuimos con Paula al matrimonio de Manuel y Sara. Muy bello y emotivo. En las calles la gente fascinada comprando y comprando. Le gusta el neoliberalismo, le gusta el mercado, le gustan las tarjetas de crédito. Quizá en el fondo de su corazón quieran de presidente a un empresario millonario. No lo entiendo. Hoy llega María Alzira y le mostraré algo de Bellavista y ya mañana en familia descansando hasta el lunes que llega Yaxkin y Manuel de J. Tengo que, entre otras cosas, ordenar mis apuntes y notas para el discurso de la premiación que es el martes. Estoy seguro que El Mercurio, La Tercera y Las Últimas Noticias guardarán silencio con respecto al premio y a mí. Es lo lógico. Días con vómitos y más sangre de la que quisiera ver.


Diciembre, 27, domingo. Santiago.

Me dicen Yaxkin y Manuel de J. que su vuelo tiene un retraso enorme y que quizá tengan que pasar la noche en Costa Rica. Sería más que lamentable que no pudieran llegar para la premiación. Angustia. Necesito imprimir y la impresora no funciona. Se me rompió una artesanía de greda peruana. Más angustia. Busco mis diarios de vida, agendas, libretas de notas y dibujos. Tengo todo desde el año 1993. Neurosis infantil y obsesión adolescente.


Diciembre, 29, martes. Santiago.

Los mexicanos llegaron a la hora. Hemos celebrado. Hoy fui a la editorial y el libro ya salió de la imprenta. Quedó hermoso. En un rato nos vamos a la premiación. En un rato estaré leyendo este texto. En un rato veré a mis amigos y amigas. Celebro estos diez años de poesía con el libro nuevo y con este Premio. No me queda más que dar las gracias a todos y todas por estar acá. La poesía me salvó la vida, la poesía me dio una nueva vida, la poesía es mi vida.

 

 

 

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Santiago. La Chascona, 29 de diciembre de 2009.
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