La
Honestidad Terrible de la Revancha:
Sobre
Segunda mano (Lima, Zignos, 2007) de Héctor Hernández Montecinos
Por
Patricio Morales Lizana
Segunda
Mano es la última entrega de Héctor Hernández Montecinos,
en ella se establece la necesidad de limpiar con urgencia algo: la patria, las
relaciones, el hogar, el corazón.
Se limpia la casa con virutilla,
detergentes, clorox, etc. así como el corazón se limpia con un suicidio
o un asesinato. La utilización y equivalencia valórica de uno u
otro utensilio de aseo dependerá de qué
tan grande es la mancha que se quiere quitar.
Hernández todo lo cuestiona,
cada afirmación que hace o se hace la condiciona, estableciendo exigencias
mínimas de limpieza y pureza para otorgarles una cuota de valor. Ninguna
prenda, ningún corazón pasa la prueba si existe en ella una mancha,
una ausencia, una pena.
Articula su poética desde lo cotidiano, en
espacios de la ciudad, en un Mc' Donnalds, desde el interior de una casa que perfectamente
podría se un corazón. Es una escritura marcada por la fatalidad,
el dolor, la sangre. Por una necesidad brutal de morir o dejarse morir, sin embargo,
el sujeto se abraza en el entredicho, con todas sus fuerzas coleópteras,
a la vida, a las cosas sencillas, a la ternura.
Para oxigenarse, para poder
seguir viviendo, el sujeto está constantemente en tránsito, en un
éxodo imprescindible en busca de humanidad, de amor, de tranquilidad, de
un lugar en donde los brazos de los centinelas, de sus fantasmas, no lo alcancen.
A
punta de corte y confección Hernández se arma y desarma, se reconstruye
asumiéndose ritornelo de los ocultos Gregorios Samsa de manito doblada
y sin territorio que poblar. Cito a Hernández:
"Si
usted me pone esa cara
y me pregunta eso
la respuesta es que sí.
La
respuesta exquisita
Un día cuando niño
Subí a un árbol
Subí
y subí
Hasta llegar a la pubertad
Convertida en una maricona.
Esta
cenicienta nicecienta"
Hernández
Montecinos se muestra con una honestidad brutal, sin miedo a prejuicios o reparos,
como un ser fundido en las aguas de las contradicciones, como un sujeto que pareciera
necesitar ver correr la sangre de muchos, odiar, odiarse, pedir desligazón,
asesinar, asesinarse, pero, finalmente lo encontramos en esos mundos que sólo
él sabe construir en los espacios en blanco de las entrelíneas como
un sujeto que ama, que ama sobre todas las cosas, nos encontramos con un niño
ternura de la Mistral que a pesar de jugar a ser grande y ponerse en invierno
la bufanda de la vanguardia sabe que lo esencial está en darse cuenta desde
dónde sopla el viento en septiembre y saber contar los colores de las mariposas.
Después de vagar por su noche, la noche de los ausentes, la noche
en que no hay rostros sólo perfiles o espaldas arañadas, la noche
en que alguien esconde algo y el que no lo esconde es por que no tiene nada que
mostrar, según el propio Hernández Montecinos, la noche en que todos
los gatos son negros, la noche terrible de una ciudad en llamas que él
mismo incendia para que la soledad y el recuerdo no duelan tanto, para que el
vacío no tenga tanto eco y los lamentos de quienes se calcinan adornen
el imaginario, viene el amanecer, ese amanecer que duele, que apaga las estrellas
y los seres se visten con los trajes y rostros determinados por la ocasión.
Cito:
"…
las estrellas están muertas
y su último canto es el que se oye
cada noche.
Como esta misma en la que
estoy escribiendo.
Es la agonía de desaparecer
es la angustia de
la aparición del día".
La
segunda mano de Hernández, viene a ser la revancha del poeta, un segundo
round después de haber nacido como el perdedor del primero incluso antes
de pelearlo, una revancha contra él mismo, pues cada palabra que ha escrito
ha sido una revancha contra su propia vida en la que fragua una denuncia de un
Chile hipócrita, burocrático y travesti, marcado por el abuso de
aquellos que más facturan e instituciones que se persignan de cara al público
pero de noche, en las sombras, en las mismas sombras de Hernández, rompen
Cristos.
Hernández es su propio dios, tiene su propio paraíso,
su propia última cena y es él quien convoca a una mesa de terciopelo
a sus doce.
Chillán,
Septiembre 2007