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Diego Maquieira, Héctor Hernández Montecinos y Raúl Zurita en Poquita Fe 2014
POQUITA FE 2014: ENTREVISTA A HÉCTOR HERNÁNDEZ MONTECINOS
Por Alex Aillón
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1. ¿De qué se trata Poquita Fe? ¿En qué tipo de festivales se ubica a nivel latinoamericano?
R: El Festival de poesía latinoamericana “Poquita Fe” cumple una década de existencia. La primera versión tuvo por escenario la celebración de los 100 años de Neruda, en esta y por coincidencia estamos en pleno centenario de Parra. En ese gesto casi simbólico se explica mucho de lo que nos proponemos como Festival: anular el monumento con poesía. Ciertamente siempre hemos pensado el evento como un encuentro de poesía escrita por jóvenes, que hace diez años tal como ahora ha sido un espacio un tanto cerrado para la academia, la prensa y la crítica oficial, el canon literatoso. “Poquita Fe” se rebeló contra eso y se convirtió en un lugar donde confluían poetas inéditos, de regiones fuera de Santiago, de Latinoamérica. Con cierto pudor podemos decir que varios otros festivales lo tomaron como inspiración más bien en la posibilidad de crear un encuentro de esta envergadura sólo con autogestión, buena onda y cariño, lo cual convierte a “Poquita Fe” no sólo en un encuentro de poetas sino de personas que aman a la poesía y la vida que hay detrás de ella. Esta versión 2014 para nosotros es bastante significativa, pues es la última que realizaremos. Creemos que diez años fueron suficientes para que varios fenómenos como la eclosión de editoriales independientes, la presencia de la poesía y el tráfico de libros electrónicos, la socialización de antologías más inclusivas, etc se afianzaran y podamos hablar hoy de un nuevo brío en la poesía latinoamericana.
2. ¿Qué tipo de poesía privilegia Poquita Fe ¿Quiénes asisten y quiénes han asistido a este festival?
R: Como te decía antes no sólo queremos abrir un espacio a los nuevos poetas, sino que a la vez a la nueva poesía que no es lo mismo. El poeta chileno Raúl Zurita decía que “no hay poetas jóvenes sino escrituras nuevas o nada”. De eso se trata. No es el hecho de ser joven sinónimo de las nuevas incursiones, preguntas, dislocaciones y tensiones al poema sino que lo que siempre quisimos era visibilizar esa juventud de la poesía, tanto hace diez años como en esta versión. Por eso mismo han pasado cerca de doscientos poetas de toda Latinoamérica por el encuentro. Muchos de ellos en su momento inéditos o con sus primeros libros y ahora posicionados como los más relevantes en el nuevo panorama del continente como es el caso de Ernesto Carrión de Ecuador, Manuel Barrios de Uruguay, Jessica Freudenthal de Bolivia, o Yaxkin Melchy de México por nombrar sólo a algunos. A su vez nos han acompañado en este mismo espíritu los poetas chilenos vivos más importantes como Raúl Zurita, Carmen Berenguer, Soledad Fariña, Bruno Vidal, Elvira Hernández y ahora para esta versión después de más de diez años sin presentarse en público en Chile inaugurará el festival el destacado Diego Maquieira.
3. ¿Cómo beneficia a la poesía este tipo de encuentros?
R: Cualquier encuentro entre escritores es sumamente importante, pues el medio crítico, académico, la prensa y el mercado lo que hacen sistemáticamente es separar, jerarquizar para luego homogenizar bajo ciertos estereotipos de clase, género o formas-de-vida. Cuando los escritores se reúnen se generan diálogos, complicidades, proyectos que desarticulan todo lo anterior, pues a pesar de que el mundo literario parezca una eterna guerrilla en realidad lo que pasa es que hay mucha emoción, muchas ganas de que pasen cosas, de que esto se mueva y en esos “excesos de vida” se generan fricciones que hasta cierto punto son anécdotas en un mundo en guerra. Por otra parte, a cualquier sociedad, a cualquier ciudad le hace bien tener un festival de poesía. Acá en Chile, por paradójico que parezca, no hay un encuentro de poetas organizado por el Estado. Las escasas excepciones nos movemos por voluntad propia y como señalaba antes por la autogestión radical. Ese mismo hecho demuestra algo bien sencillo: se pueden hacer cosas sin dinero en vías del ingenio, el afecto y la buena voluntad.
4. La tradición poética chilena es muy rica, cómo se perfila la misma en el nuevo milenio.
R: Este nuevo milenio comenzó de manera muy abrupta con la irrupción de una nueva poesía que hacía un corte con todo lo que se hizo durante los noventa. Una poesía que considerábamos literatosa, descomprometida, lírica y de un intimismo que nos resultaba paradójico pues eran poetas que venían de haber crecido en la dictadura. Este grupo de los dos mil fue muy amplio pero la crítica se fijó en un pequeño sector de ellos que denominó como “la novísima” entre los cuales estaban Paula Ilabaca, Diego Ramírez, Pablo Paredes, Felipe Ruiz y yo. Desde aquel tiempo hasta no hace mucho fueron bastantes las polémicas por esta visibilización que muchos criticaron de manera enjundiosa. Actualmente ya pasamos todos la treintena de años y naturalmente se ha ido produciendo un recambio generacional que celebramos como poetas mayores que ellos y como muchas veces sus profesores en talleres. En lo personal he seguido muy de cerca a esta nueva generación de poetas nacidos en los noventa, es decir, una escena de autores menores de 25 años. Ellos renuevan muchas cosas que nosotros vimos como señales, pero sobre todo agregan nuevos elementos y sensibilidades que nacieron a la vez en este milenio como por ejemplo el hecho de ser la primera generación de niños cibernautas. Hice una antología con casi una veintena de ellos llamada Halo, la cual aparecerá en pronto tiempo. Es tanta la relevancia que le damos en el contexto de la poesía chilena actual que decidimos abrir el festival con la lectura de los dos más jóvenes participantes: Daniel Medina Lillo y Luis Vicente Fresno, ambos de 17 años. De este modo cerramos “Poquita Fe” después de una década, pero le damos la mano a estos poetas del futuro que ya están acá. Hicimos este encuentro con amor y ese amor es el relevo que le dejamos a las nuevas generaciones.
