Si cada movimiento es un desplazamiento, moverse quiere decir renunciar a estar en un solo punto, a ser uno, a la autoridad de la autoría geográfica. La colectividad del espacio quizá sea un resquicio de que aún es posible una inclusión que no sea del todo políticamente interesada. Ese mismo espacio podemos pensarlo como un libro, como el libro, como El libro de oro del movimiento lúdico en el cual las autorías se hacen nómades dentro de las ondulaciones que este movimiento permite e integra. No hay jerarquías de turno, no hay verticalidades hegemónicas que produzcan el efecto valor de la escritura que el mercado todavía espera poder fagocitar en la poesía. Claro ejemplo de esto es la lectura al pie de página de los metacomentarios y los metametacomentarios.
Aún es posible un libro libre y, como sugiere el subtítulo, una materialización de la poesía, que en esta época de catástrofe encuentra su mayor peligro de subsistencia. Pero esta agonía le hace agudizar hasta límites nunca imaginados los sentidos previos al desastre, que sólo viene a significar un nuevo despertar y un nuevo verse a sí misma como género literario y posibilidad de escritura.
El libro de oro del movimiento lúdico es una casa llena de casas que se derrumban y se construyen dependiendo de quien las mire o deje de mirarlas. Fragmentadas hasta el hartazgo de construirse a sí mismas como un edificio de oro, una palacio austero en que el verdadero valor está en la renuncia al poder del autor, todavía aurático, es decir, el oro en la poesía sólo encuentra su correspondencia en la libertad absoluta y la imaginación a ultranza.
El libro de oro del movimiento lúdico no sólo abre interrogantes, sino que también las responde sin miedo ni hipocresía, pues, justamente, la lucidez y la subversión no escatiman resquemores en dialogar intertextualmente con cualquier obra, ya sea literaria, publicitaria, mística, etcétera. Todavía son posibles y necesarios los manifiestos, pero cuyo último objetivo sea una
renuncia total a cualquier dogma o principio a priori. Experiencia, experiencia, experiencia desde la matriz hasta la más hermosa tumba, desde un origen como escritura hasta las manos y los ojos de quien lee. La lectura se ha convertido en una forma de escribir lo imaginado, esto es, que los ojos que ven al libro son también manos que lo escriben desde otro lado del papel.
El lector de lujo es el lector que delira y que está inserto en la misma obra, dentro y como un archivo selecto que a la vez guarda la información, pero también la combina y distribuye. La extravagancia onírica de este lector es una tercera mano en su propia escritura. Lo soñado o lo por soñar ya están escritos a modo de un sacramento paganamente místico, dentro de una cotidianeidad que desarticula cualquier metafísica u ontología que no tenga que ver con la ternura y la honestidad de un yo que son todos los yo, y de un lector que son todos los lectores, vivos o muertos, sanos o enfermos, reales o inexistentes.
Es así como El libro de oro del movimiento lúdico abre una nueva brecha en lo que se refiere al concepto de una poesía contemporánea, un nuevo lector, una nueva forma de escribir con los trazos y fragmentos reciclados de toda una cultura. Damos la bienvenida y todos los futuros que se puedan imaginar ya están latiendo aquí, como el corazón de un feto, como el espíritu de un último sobreviviente de la humanidad.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Todo movimiento es lucidez.
"El libro de oro del movimiento lúdico", Ignacio Muñoz-Cristi y Víctor Campbell-Saffie.
Santiago ML Ediciones, 2006.
Por Héctor Hernández Montecinos.
Publicado en Ciertopez, Santiago, Chile. N°4, 2007