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Verás, de Raúl Zurita
(Prólogo)
Ediciones Biblioteca Nacional, 2016

Por Héctor Hernández Montecinos



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Si alguien en Chile ha encarnado la poderosa, y por cierto conflictiva, relación entre obra y vida, entre escritura y pasión, entre las palabras y lo que las mantiene vivas es sin lugar a dudas, Raúl Zurita. Un poeta que no en mucho celebra medio siglo de escritura ininterrumpida desde “El Sermón de la Montaña” comenzado en 1969 y publicado en 1971. Y no tan sólo me refiero a su deslumbrante lírica reconocida recientemente con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2016, sino también a la clarividencia de sus ensayos y artículos, a la sensibilidad y visión de sus escenas narrativas, a sus notables traducciones de clásicos como Shakespeare o Dante, e incluso a la inusitada profundidad que encontramos en las entrevistas que por lo general concede a medios de todo el mundo. Asimismo, desde sus más desesperados actos infligidos sobre su cuerpo hasta las más alucinantes acciones de arte junto a CADA y en solitario, pasando por sus inolvidables poemas en el cielo, el desierto, y ojalá pronto, en los acantilados del norte de Chile es que insoslayablemente estamos ante una obra conmovedora, sin límites y única en lo que fue el siglo XX y en lo que va del XXI.

He pensado este libro como un itinerario documental de ese hermoso delirio, de esa fuerza incomparable y de esa imaginación literaria que lo han llevado a ser celebrado recientemente por el diario argentino Clarín como el mayor poeta chileno vivo -si no fuera porque Nicanor Parra padece de una rara especie de inmortalidad- o como ha señalado en El Mercurio el español Javier Cercas: Para mí, los dos mejores poetas de la lengua son ahora mismo chilenos, Nicanor Parra y Raúl Zurita. Como digo, es sobre esta enorme variedad de registros, escrituras, imágenes, diálogos que Verás se pretende como un mapa de esta obra en el sentido total del término, por lo cual volvemos a pensar que no sólo nos referimos a un poeta sino que a un artista que como los del Renacimiento no se ha conformado con escribir sino que ha llevado la palabra y la imagen, el pensamiento y los sueños, hasta espacios y límites que no habían sido pensados ni mucho menos realizados.

La idea de este libro es su alcance a la comunidad nacional, a la sociedad civil, a las personas que viven día a día entre los desiertos y las playas de Chile, entre las cumbres de los Andes y las inmaculadas llanuras, entre los ríos que llegan al Pacífico y las carreteras al amanecer. A cada uno de los chilenos y chilenas que Raúl ha visto dibujarse en el cielo de nuestro país, a los jóvenes a quienes ha dedicado su Premio, a los que ya son parte de los dolorosos paisajes que la dictadura manchó con sangre.

Llevar a cabo Verás ha sido un regalo para mí, del mismo modo como el CNCA y Ediciones Biblioteca Nacional lo han pensado para ustedes. Este libro ilumina y estremece lo que hasta ahora hemos llamado poesía chilena, pues a lo que creíamos nuestra tradición le ha dado un antes y un después; y a nuestra geografía, una historia. Chile después de ser un país será un poema. En un futuro probable y desgraciado donde el hombre haya destruido su humanidad y en ella nuestro planeta y tan sólo queden ruinas, su “ni pena ni miedo” será el único vestigio junto a las silenciosas cordilleras, las silenciosas playas, la silenciosa muerte. Esperemos, y luchemos, porque esto no suceda y sus palabras en el desierto sigan siendo un llamado a no rendirse, o como dice él, a no ponerse límites porque otros ya querrán imponernos los suyos.

En los términos formales de este libro vale la pena una serie de acotaciones al respecto. Quise comenzar con dos publicaciones en revistas antes de su primer libro. La de Manuscritos es ya medianamente conocida y se publica aquí siguiendo fielmente la edición original de ese tomo único; “Nel mezzo del cammin” se publicó en la revista CAL en 1979 y no se había reeditado hasta ahora. De sus libros de poesía, Purgatorio, Anteparaíso, La Vida Nueva y Zurita he optado, de común acuerdo con el poeta, por las últimas ediciones. De hecho la versión de La Vida Nueva es la definitiva que agrega textos excluidos de la primera edición. El caso de Canto a su amor desaparecido tiene una historia especial. En 1985 junto a Mario Fonseca se proyectó una versión gratuita adjunta en las revistas Apsi, Cosas y Hoy, la cual es inhallable actualmente. Como documento único hemos incluido en la sección final del libro el manuscrito original perteneciente a la Biblioteca Nacional de Chile. Por ende, sea esta publicación, Verás, parte de la voluntad de ese significativo gesto treinta años después. Con respecto a los escritos en el cielo, el desierto y el proyecto de los acantilados si bien es cierto son los ejes de los libros de Raúl he preferido presentarlos de manera separada, al igual que otras imágenes, para brindarles más protagonismo.

Los ensayos “Walt Whitman, camarada nuestro” y “Que renazca la muerta poesía” pertenecen respectivamente a su libro Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio de 1999 y a la segunda edición de Los poemas muertos publicada en España en 2014. El capítulo de El día más blanco corresponde a la nueva edición del libro que se publicó el año pasado, luego de la de 1999. Sobre las traducciones, creo agregan otra faceta del autor en cuanto a ir más allá de la simple lectura de sus autores favoritos y dialogar con ellos en nuestra lengua. La primera versión de Hamlet se publicó en 2014 y el avance de La Divina Comedia es absolutamente inédito y una gentileza, por cierto, del poeta al igual que el poema-instalación “El mar del dolor” que se inaugura a fin de este año en la prestigiosa Bienal Kochi-Muziris en India. Finalmente, las entrevistas corresponden a un libro que estoy terminando, El Mein Kampf de Raúl Zurita, y recopila este tipo de textos aparecidos en diarios y revistas entre 1980 y este año.

La obra de Raúl es colosal desde donde se le mire, sin embargo, por razones de espacio he tenido que dejar fuera otro tipo de textos como su estudio Literatura, lenguaje, sociedad (1973-1983), el libro de conversaciones con Ilan Stavans Saber morir, prólogos, presentaciones, columnas de opinión e incluso poemas no recogidos en libros. La labor de esa recopilación está pendiente. Aun así, lo que aquí se presenta son sólo algunas de las razones que lo han hecho acreedor de este importante Premio; las otras exceden, hasta cierto punto, lo literario y tienen que ver con su inconmensurable generosidad, su compromiso con los más desposeídos y necesitados, su ética irrestricta y su férrea voluntad en la transformación de un Chile más justo, más creativo, por ende, más humano. Como decía al comienzo, si hay una vida dedicada sin restricciones a la poesía, es la de Raúl Zurita, no el último de una genealogía, sino el primero de ella.



Santiago, septiembre, 2016


 

 

 

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