El océano es el inconsciente del mundo. En sus oscuros secretos abisales y en la luz que le da los colores a las postales en las playas del recuerdo. Todos los tiempos confluyen en el mar desde los ríos que resultan ser nuestras propias existencias. Desde el lodo que son, a veces, nuestras acciones y desde las rocas en la cabeza que no nos dejan dormir. Somos parte del ciclo del agua tanto como la lluvia o la evaporación y es nuestra sangre la que nos hace hermanos del mar primordial que alguna vez fue el universo. La historia de la especie es la historia de los océanos. Desde donde partimos y hacia donde llegamos. De los mares que se abrieron para que pasaran los esclavos a los que ahora se cierran para que otros esclavos no puedan huir. Los mapas del mundo son azules y los verdaderos accidentes geográficos son las placas tectónicas. En sí, es el mar el que le da sentido a la humanidad desde sus primeras fundaciones pasando por la historia de la escritura hasta la utopía de los continentes que se reencontrarán como la Atlántida que no es otra cosa que el nuevo intento de no extinguirnos como civilización.
II
La poesía ha encontrado en el mar su más propia metáfora. En su hondura insondable y en la dicha de los cuerpos que son uno con las olas. El lenguaje no es otra cosa que el llamado a sumergirse de este mundo para salir en el otro donde cada vida son todos sus tiempos juntos. El primer ser vivo que existió y el último que existirá conviven en el mismo océano de los millones de años y las millones de palabras que exhalaron antes de desaparecer. Uno de esos animales fuimos los seres humanos que resignados a lo contrario de la eternidad quisimos levantar una sobrenaturaleza en que hermosos poemas como “Monumento al mar” de Vicente Huidobro fueran más hermosos que el mar, pero no fue así. El paisaje llamado Chile halla su lugar en el mundo con el vértigo que le produce el Océano Pacífico y el mareo de esas palabras al borde del abismo ha sido nuestra gran poesía. No hay poeta que no haya querido cantar con el mar por más que sus poemas negaran con el verso lo que afirmaban con su música. Los elementos han signado la historia de nuestra tradición más geográfica que histórica. Una Mistral amante de los montes y las piedras, un Neruda devenido en monstruo marino, un Huidobro que busca los márgenes del aire y un De Rokha que hace arder el fuego del espíritu santo del lenguaje. De ahí en adelante, todo comienza y nada termina.
III
El arte de la navegación de Patricio Morales Lizana es parte de esta genealogía, pero también vislumbra otra donde todo lo que nos rodea es a la vez un naufragio. Una historia del Chile reciente como una historia íntima giran en torno a la metáfora de partir, perderse y volver convertidos en otro. Una casa termina siendo un barco, pero al mismo tiempo un barco de papel flotando sobre el mar de los sueños que se levantaron desde lo más hondo de una voluntad y una nostalgia. Un astillero del tamaño del país choca contra un faro del tamaño de la poesía y todos los sobrevivientes somos quienes estamos aquí esta noche. El libro mismo es una bitácora que cita a aquellos tripulantes que también escribieron para no morir que son los poetas que aparecen y desaparecen como las olas que acompañan desde sus propios naufragios. Puertos de acá y del Viejo Mundo nos recuerdan que hay un solo mar, el de las palabras, y que zarpar es siempre tentar al poema que vendrá desde otro tiempo, desde el fin del mundo, que ha sido siempre Chile. No hay emoción que no sea submarina ni afectos que no sean corrientes que recorren el espíritu como estos poemas donde muertos y vivos se ahogan en sus propias bocas llenas de recuerdos, de imágenes, del vino que es también otro mar. Patricio Morales nos hace partícipes de este descenso, para que volvamos a emerger juntos de las aguas que es siempre el milagro de volver a casa después de la tormenta. En otro lugar he imaginado un libro que se llama La nueva novela de la poesía chilena y que narra de manera inconsciente un nuevo mito colectivo. De una tormenta en alta mar un grupo de náufragos (poetas) sobrevive y funda una nueva ciudad hasta que luego cae y se convierte en ruinas. Se trata del último medio siglo de Chile y es lo que la poesía ha leído de la historia. El arte de la navegación actualiza este mito y le da forma al cataclismo del presente, pero también a la nueva esperanza que es el amor.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Descenso a la luz
Presentación de "El arte de la navegación" de Patricio Morales Lizana
Por Héctor Hernández Montecinos