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DIVINO CASTIGO, PASIÓN Y DESNUDEZ
Presentación de Música Hardcore (cuentos para niños con el corazón roto)
(Moda y Pueblo, 2013) de Diego Zamora
Por Héctor Hernández Montecinos
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No es una banda sonora pero sí lo es, tampoco y también una película, una biografía, un diario de vida, cuentos y una novela en sí misma. Este libro se lee, se ve y se oye. Este libro está vivo porque habla de una muerte, de varias muertes, de todas las muertes de adolescentes y chicos heridos fatalmente por una época, la del capitalismo y la esquizofrenia, la del infierno musical, la de una larga y angosta paja de angustia.
Cuando el lenguaje se hace transparente vemos un más allá, pero un más allá que no es alegre porque es la suma de todas las noches en que un poeta, como Diego Zamora, escribió las noches que ese poeta vivió, murió y resucitó junto a sus compañeros de ruta y la escritura era la vida misma, la juventud de esa vida confrontada a su propia desaparición. Duele la muerte porque nos duelen todas las veces en que no dijimos algo y no hicimos lo que pudimos hacer. Duele la muerte porque la realidad vista desde su afuera era un libro que escribíamos sin saber. Duele la muerte porque desaparece lo que nunca existió.
Música Hardcore (cuentos para niños con el corazón roto) es la historia personal de una historia nacional, que es lo mismo que decir su tragedia íntima, su dolor patrio. En él se socavan las superficies de la hiperdictadura para mostrar sus pliegues, sus reveces, su frente a frente a lo que significan y representan las nuevas juventudes, sus propias microépicas, las epopeyas del futuro que se escriben en las habitaciones llenas de posters, colillas de cigarros y papelitos de cualquier cosa pero papelitos. Crónicas alejadas de los flashes de la televisión o la prensa que nacen para acompañar el luto de una edad dorada, de un divino tesoro que a nadie le importó.
No sólo estamos ante una mirada in situ, en primera persona, testigo presencial de una muerte, ni siquiera de la muerte de la juventud sino que se habla de la muerte de un país, que es justamente el desprecio, el abuso y la clausura de esas nuevas multitudes confrontadas desde todas las instituciones posibles, tanto estatales como ideológicas o represivas. Si el Estado jerarquiza las vidas de las personas, es aun más cruel y abominable que lo haga con sus muertes. De hecho, este país es donde ocurre la mayor cantidad de suicidios de adolescentes en el mundo y este dato que apareció entre tanta basura de desinformación no deja de ser quizá la noticia más estremecedora ni siquiera como país sino como civilización. Algo hemos hecho mal: todo.
Por eso mismo, que Diego Zamora, que Nicolás Meneses, que Christopher Vargas, que decenas de otros muchachos que padecen las ruinas de un sistema escriban sus poemas en la contracara de los papeles que el país desecha es tal vez el símbolo más abrupto y radical de la poesía chilena, en su tragedia pero en su esplendor, en su rabia pero también en su esperanza, en su resentimiento, que siente dos veces, que destruye pero también crea. Toda la injusticia del mundo frente a un poema es una figura literaria, nada más.
Este libro es un libro de amor, pero en el sentido del amor más poderoso que es el que le hace contrapeso a la muerte, o a lo que creemos que es la muerte. Dicen por ahí que amor significa lo que no muere, lo más probable es que no sea así pero así lo demuestran estos brillantes poemas que sintetizan con honestidad y coraje lo que son las primeras sensibilidades contraculturales de este nuevo siglo. Sensibilidades y afectaciones que denuncian el fraude de la identidad y su oscuro catálogo de transacción con las cómodas ciudadanías. Sensibilidades que conviven con la desaparición de una infancia y sus sueños, la desaparición de esos sueños y utopías, la desaparición de toda esperanza.
Decía al comienzo que no es una banda sonora pero sí lo es. Allí están Fun People, Misfits, 2 Minutos, El otro yo y más. Están las fotos de esos niños luchando a muerte con la muerte. También están Reinaldo Arenas, Bolaño y ese Teillier que es el poeta que quiso ser joven para siempre en el alcohol y que de algún modo es un Rimbaud invertido, desdoblado, transfigurado por nuestro autor. Está ese Bairon que es él, que soy yo, que son ustedes, que son ellos. Es Diego Zamora y el inicio de una nueva vida, la poesía, la esperanza para los niños con el corazón roto, la quizá única arma contra el bullying existencial, el tal vez último reducto del hardcore, de ese que hace que la gente huya, pero sólo para poder llorar sin que nadie nos vea y soñar vengarnos una vez más, mañana en la mañana, o cuando la civilización caiga por completa de rodillas ante nosotros.
La Chascona, 21 de noviembre, 2013
jorge teillier escucha los discos de fun people
el muchacho vuelve a su casa después de una extensa jornada de trabajo en un local de comida rápida, recordando a los clientes que lo han humillado sin saber que él es un héroe de la poesía lárica. son las dos i media de la mañana, espera en el paradero de una conocida avenida. la micro se demora más de lo normal, el joven se impacienta, saca sus audífonos, escucha unos temas, cuando un auto se detiene a su lado, apaga las luces, de los asientos traseros bajan dos hombres, mientras él tararea una canción i no se da cuenta que los sujetos están acercándose por su espalda, hasta que sus sombras se reflejan bajo sus piernas delgadas, i de un momento a otro su boquita es tapada. la escena siguiente es el jovencito encerrado en un sedán azul, que levanta sus luces i se dirige lentamente hacia la zona rural que circunda la sonrisa sarcástica de esta ciudad, al interior el muchacho es obligado a ocupar sus labios i come una i otra vez el salado sabor de los hombres que silenciosos, i con cierta sabiduría siniestra, se iban desnudando i disfrutaban de jorgito que deseaba soñar por un momento con un plaza apenas tocada por el viento de otoño, i otra imagen de un pueblo fantasma. los hombres destrozan todos los espacios, se pegan a su vientre lánguido, i aventureros recorren las calles con su animalito destrozado que en estos momentos está dispuesto hacia la ventana mientras es penetrado por los pequeños dedos del infierno. el conductor acelera i espera su turno pacientemente, detiene el auto i mete su cabeza explosiva en la boca. lo acuestan al borde de la carretera lo tapan le dan las buenas noches. su cuerpo llega al instituto médico legal, contraerá infecciones anales, escribirá un par de obras conocidas, se dedicará a beber en cantidades anecdóticas, dejará su trabajo en el local de comida rápida, llegará asustado a su casa, se esconderá en su habitación, pondrá su disco favorito, aprenderá a cortarse los brazos sin que se note, dos intentos de suicidio fallido, cartitas de despedida escondidas bajo su cama, un tatuaje mal hecho en uno de sus hombros, horas frente al televisor, días en su computadora, un día repetido en una esquina interminable de la ciudad.
el niño con el corazón roto
“I'm a suicidal failure
I gotta have some help
I have suicidal tendencies
But I can't kill myself”
Suicidal tendencies
sueño que mi hermano espera día tras día el regreso de sus amigos
sueño que mi hermano se acuesta a mi lado i me invita a fumar marihuana i escuchar un disco i dormimos juntos por primera vez
sueño que mi hermano se rompe las manos i el rostro i los dientes i siente horror de despertar a nuestros padres
sueño que mi hermano se levanta i me dice que nos larguemos i yo le cuento que estamos soñando una vez más mientras detengo la música, alucinaciones i fantasmas en la habitación
sueño que mi hermano duerme tranquilamente i no se despertará llorando nunca más i saldrá a tomarse una cerveza i amanecerá ebrio en la casa de algún desconocido
sueño que mi hermano ha perdido el miedo a colgarse sobre nosotros i entiende estas escenas como un simulacro i volvemos al colegio i hacemos la cimarra para encontrarnos en la plaza de parinacota o por la calle aurora
sueño que mi hermano es el único personaje en esta historia que logró reír e intento sin embargo salir a la calle i asesinar un par de animales con sus propias manos i les prendió fuego i fue reconocido por todos como un loco en las calles de la florida
sueño que mi hermano bebe más de la cuenta i se droga a diario para olvidar los nombres que se ocultan en las paredes i camina i se arratra para llegar a casa i vomitar en las piernas de sus mujeres
sueño que mi hermano jamás conocerá esta ciudad i sigue escondido en la casa de los abuelos donde la muerte es una anécdota de parientes envejecidos
sueño que mi hermano estuvo ahí para salvar a sus amigos cargar con sus cuerpos hasta el final i abrir la tierra donde dejarán de visitarse por una larga temporada
sueño que mi hermano arranca avergonzado i rompe un par de ventanas en los almacenes i pide que regresemos que ya es muy tarde para estar afuera
sueño que mi hermano destruye las calles donde caminó con sus amigos, con la jauría, la tropa de muchachos sedientos que reventaron botellas i botellas de cervezas para sentirse vivos
sueño que mi hermano sangra mientras consigue un par de piedras i prende fuego en las casas de los familiares i espera a escuchar los gritos i llora como un pequeño en busca de su madre
sueño que mi hermano se revuelca en los basurales i da vuelta los baños químicos mientras es arrestado una vez más
sueño que mi hermano me abandona en un recital i se larga a encontrarse con un par de amigos que vuelve a la vida cada vez que hay una tocata punk donde nadie será bien recibido
sueño que mi hermano se equivoca de dirección i llega a dormir a las puertas del infierno i pregunta por mi por sus hermanas por sus familiares directos i se da cuenta que el lugar está vacío prende un cigarro i se larga
sueño que mi hermano hace barricadas solitariamente sin que nadie se entere, sin detener siquiera un instante los movimientos bruscos de la ciudad
sueño que mi hermano se corta los brazos desesperado i entra a trabajar en una oficina donde no reconocerán su voz, ni el deseo inquietante de morir tranquilamente después de haber bebido hasta tarde sin recordar nada de la noche anterior.
sueño que mi hermano retira el disco i lo limpia i lo vuelve a escuchar i consigue prender una pequeña pipa hecha con un lápiz bic e intenta enterrarse las uñas en el corazón para ver si despertamos juntos hace veinte años atrás
epílogo (para la música hardcore)
nací en una pequeña ciudad donde el único poeta conocido llegó para pasar sus últimos años ahí. su nombre era jorge teillier, i cada vez que mi madre me llevaba al cementerio a visitar a sus abuelos, yo me escapaba para ver la tumba del poeta. era la más grande i la más hermosa, en una pequeña placa estaba su nombre, su fecha de nacimiento i muerte i en letras más pequeñas su oficio, resumiendo cualquier mensaje para la posteridad. yo era un niño i creía que al escribir merecería tener un lugar como ese, comencé a soñar con mi propia tumba. para mi ser poeta era pactar una amistad con la muerte.
años más tarde salí de la ciudad i llegué a santiago. a nadie le importaba escribir o las tumbas de un escritor desconocido, entonces yo era joven i conocí muchachos histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, me enamoré i jugué con ellos en sus habitaciones. un día, poco antes de ir al colegio, avisaron por teléfono que un amigo se había ahorcado.
esa noche llegué a mi casa a escribir, no logré formar ningún poema, aprendí que la poesía no quita el miedo de terminar enterrado en un rinconcito sucio del cementerio general.
más tarde nos enteramos que todo fue por un par de zapatillas que sus padres no le quisieron comprar, a esa edad no teníamos razones más importantes para morir.