Antonio Skarmeta se encontraba disfrutando de unas vacaciones en Antofagasta, su ciudad natal, cuando supo la noticia de que el Jurado Internacional del Concurso Casa de las Américas de La Habana había otorgado el primer premio a su libro de relatos Desnudo en el Tejado.
Skarmeta nació en 1940 en aquella ciudad nortina. Cursó estudios en el Instituto Nacional y en la Universidad de Chile. En la actualidad es profesor de filosofía y desempeña también labores docentes en la Escuela de Periodismo de la "U" y en el Departamento de Castellano. Es redactor cultural de la revista "Ercilla". En 1967 se publicó su primer libro de cuentos, El Entusiasmo. Ha obtenido varios premios como el "Daniel Belmar", el "CRAV", y el auspiciado por el diario "El Sur" de Concepción. Es el segundo escritor chileno (el primero fue el poeta Enrique Lihn) que obtiene el máximo galardón en el Concurso Casa de las Américas.
PF sostuvo una conversación con Skarmeta. A continuación presentamos la serie de preguntas y respuestas:
P: —¿Qué importancia concede usted al Premio Casa de las Américas de La Habana? ¿Dónde se hallaba usted al conocer la noticia de que había sido premiado, y cuál fue su primera impresión?
R: —"El Premio Casa de las Américas, viene de lo que puede llamarse por la amplitud, categoría de los jurados y limpieza, la capital literaria de Hispanoamérica. Así como los mejores llegaban a la corte de Madrid hace cuatro siglos, hoy los artistas y escritores ven en La Habana un lugar donde se los recibe, se los respeta y quiere. Gran parte del aprecio que se tiene a la Revolución Cubana viene del apoyo que le brindan los mayores talentos del mundo. Mini- política aparte, no hay gobierno en América latina que haya tenido una política hacia los intelectuales como el de Cuba. En otras partes se les sigue considerando como bufones y mendigos, a los que hay que darles de vez en cuando un premio nacional. ¿Cómo le sintetizo la importancia que le concedo? Es un premio limpio y humano, si es que el manoseo de la palabra aún dice algo. Durante los inviernos me enredo en cuanta cosa. Por lo general en los veranos también. Pero este verano me encontraba perfeccionando mi soledad en una playa semi bárbara del norte de Chile. Lo supe tres días después que todo el mundo, de vuelta a Antofagasta. No tuve primera impresión, tuve pura reacción. Pateé baúles y perforé una guitarra de un manotazo. Durante tres noches abogué la ansiedad bebiendo "pisco-tonics" en el bar "El Tatio". Vociferé los temas de Favio en medio de una concurrencia indulgente, y creo que aún sigo dichoso".
P: —¿Podría usted explicar de qué manera utiliza el humor dentro de sus cuentos que, últimamente, desarrollan situaciones dramáticas? ¿Cuáles son los riesgos y los aportes del humor?
R: —"El humor es uno de los caballos de Troya que tiene el escritor para convivir con sus lectores. El humor, no el chiste. Desformaliza el lenguaje y la mollera. Sólo cuando uno está dispuesto a burlarse un poco de sí mismo, puede realmente hablar en serio con los demás. Si en un cuento hay humor, es porque ese es un cuento grande, verdadero, angustiado, trágico, bello. Tome usted a Rulfo y Borges. En ellos el humor causa estragos. Son maestros. El único peligro que se me ocurre pueda tener el humor, es que de origen al humorista".
P: —¿Podría usted contar a los lectores de PF, sumariamente, de qué tratan sus relatos premiados bajo el título común de Desnudo en el tejado?
R: —No. La anécdota del cuento no es el cuento. Pero tampoco el sentido del cuento es el cuento. Lo que puedo decirle es que en ellos estoy metido hasta el fondo y con todo en la aventura de hacer una literatura importante y bella, empresa en la que he fracasado meticulosamente. Pero por pretensiones no me quedo. Ni modo, como dicen los mexicanos".
P: —¿Cómo une usted la estructura de un relato o mecánica con la emoción o aprehensión de personajes de la realidad? ¿Se puede conseguir estructurar una narración de asunto, digamos, modernísimo (por usar una palabra, aunque no muy feliz) mediante una forma clásica? ¿Qué es para usted una obra clásica; qué es para usted una obra no clásica?
R: —"Poco a poco a uno le va cayendo la chaucha en esto que usted llama la mecánica del cuento. Después de leer mucho y de escribir como malo de la cabeza, como si la sabiduría técnica se obtuviera entrando en el rito de escribir, uno empieza a entender qué
son cosas tales como "ritmo", "dosificación", "anti-climax". Y cuando eso se aprende, hay que olvidarse rápido porque se trata de innovar en el género. Por otra parte, yo escribo con la emoción encima, ahogado y tembleque, furioso, conmovido, enamorado, etc. Aun más, lo que más me importa en la literatura es el acto de la creación. Por eso no escribo el cuento hasta que la emoción está madura, porque no reviso casi nunca, o muy poco; sé que otros escritores aman la etapa del montaje. Yo prefiero escribir otro cuento a corregir uno que salga más o menos. Ahora he estado logrando algo tan paradojal como escribir con una ardorosa serenidad.
Obra clásica es toda obra que durante su lectura o al terminarla, no nos hace desear haber gastado el mismo tiempo en hacer el amor, escribir un cuento, ir al cine, a un partido de fútbol, a una fiesta, etc. La misma definición para película clásica, amor clásico, universidad clásica, etc.".
P: —¿En un continente como América latina, con cerca de un 50 por ciento de su población analfabeta y con mercados restringidos para la literatura, cuál cree usted debiera ser la forma de lucha de los escritores a fin de acabar con esta realidad adversa?
R; —"Hay dos aspectos en su pregunta. Analfabetismo y mercado. El primero obviamente es un problema de educación. En Chile se ha hecho progresos considerables en este aspecto. En primaria y secundaria. Por otra parte si la Reforma Universitaria sigue con el ímpetu con que partió y no se enreda en verbalismos políticos y deshonestidades, la Universidad puede vitalizar y distribuir la cultura a todos los sectores.
Hay otros países donde gobernantes inescrupulosos parecen interesados en dejar las cosas como están y parodian la democracia. En tal caso, los pueblos tienen el derecho de buscar los medios para darse el gobierno que los eduque. Se ve claramente entonces que el "mercado del libro", expresión algo bastarda, se ampliará con la participación de las masas en el "consumo" cultural".
P: —¿Siente usted la necesidad de un cambio revolucionario en Latinoamérica?
R: —Sí. Hasta donde se pueda hacer los cambios dentro de un régimen democrático, con participación votante de la masa, estimo que la democracia sigue siendo deseable. Me parece que grandes sectores de la población chilena están en este espíritu. Muy distinto fue el caso de Cuba, por ejemplo, donde un régimen bárbaro, fue derrocado en beneficio de una masa que hasta entonces era vejada y sometida".
P: — Sus proyectos futuros. ¿Algún nuevo libro en preparación?
R: —"Estoy concluyendo una novela de "juventud" por llamarla de algún modo. De ahí en adelante me callaré unos tres o cuatro años. Y trabajaré como contratado en una novela de "algo más que juventud", porque, como usted mismo dice, en literatura hispanoamericana el tejo está tirado muy alto".
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Skarmeta, narrador en órbita.
"Desnudo en el tejado" gana el Premio Casa de las Américas 1969.
Por Hernán Lavín Cerda.
Publicado en Punto Final, N°76, marzo de 1969