¿Por qué postulamos a Hernán Miranda al Premio Nacional de Literatura 2008?
Al Honorable Jurado del Premio Nacional de Literatura:
Los suscritos procedemos a formalizar la postulación del poeta Hernán Miranda Casanova al Premio Nacional de Literatura 2008. Lo hacemos convencidos de que este escritor posee los méritos suficientes para hacerse merecedor del galardón con que el Estado de Chile distingue a sus máximos creadores en el ámbito de las letras.
Hernán Miranda, nacido en Quillota, Región de Valparaíso, en 1941, es una de las figuras singulares de la Generación del 60. Nos referimos a esa promoción de escritores que ha dejado profunda huella en la literatura nacional pese a haber sufrido de lleno los efectos demoledores del Golpe de Estado de 1973, incluidos el exilio, la dispersión, el desarraigo y la orfandad en materia de apoyos y estímulos, precariedad que ha sido especialmente notoria en el caso de los poetas. Agréguese a ello que varios de los más significativos cultores de la poesía de los ‘60 ya fallecieron, como Juan Luis Martínez, Jaime Gómez Rogers, Jorge Torres Ulloa, Tristán Altagracia y Gonzalo Millán.
Hernán Miranda ostenta una trayectoria creativa iniciada en la adolescencia que se hace visible con su inclusión en una antología en 1963, hace 45 años. A partir de esa fecha, su actividad literaria se ha desplegado a través de la publicación de una decena de libros, que le han significado importantes reconocimientos a nivel nacional e internacional. Pero es necesario aclarar que esa obra no se ha encerrado entre las cuatro paredes de los cenáculos o de la academia. Miranda trabajó en el Palacio de La Moneda como periodista de la Oficina de Informaciones de la Presidencia de la República entre 1970 y 1973, colaboró anónima y activamente en la denuncia de los crímenes de la Dictadura, comentó libros en el diario “La Opinión” de Buenos Aires y “La Época” de Santiago, ha sido jurado de diversos certámenes y ha cumplido una persistente labor de difusión y estímulo de las nuevas generaciones de escritores. Incluso, su compromiso artístico y social lo ha llevado a realizar algunas recordadas acciones de arte, como fue su histórica permanencia durante un día en una jaula del Zoológico de Santiago en marzo de 1984 (experiencia que contó con la presencia y respaldo desde fuera de la jaula de lo más granado de los poetas chilenos, entre ellos Nicanor Parra y Enrique Lihn).
La primera obra de Miranda en forma de libro –“Arte de Vaticinar” (1970)- reunió poemas premiados en cuatro certámenes, con jurados que integraron, entre otros, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Juvencio Valle y Jorge Teillier. Esta obra fue saludada por Hernán Lavín Cerda en el diario “Última Hora” como la muestra del surgimiento de “una sensibilidad nueva”. Opiniones parecidas emitieron en su momento otros estudiosos de la literatura como Nelson Osorio y Walter Hoefler.
Posteriormente, “La Moneda y otros poemas” obtuvo el Premio Casa de las Américas, concedido en Cuba por un jurado internacional en 1976. Este libro tuvo una circulación planetaria, especialmente entre los chilenos y otros latinoamericanos diseminados por todo el mundo.
Luego de la aparición de otros dos libros bien recibidos por la crítica (“Versos para quien conmigo va”, 1986; y “Trabajos en la vía”, 1987), un hito importante lo constituyó “De este anodino tiempo diurno” (1990), parte de cuyos poemas habían sido premiados por “El Mercurio” en 1988. En esta obra, que en 1991 recibió el Premio Municipal de Santiago, figura el conocido poema “Todo encaja en todo armoniosamente”, muy difundido en revistas y páginas Web en los últimos años, sobre el cual el crítico Ignacio Valente elogió “un sentido de la composición poética que no muchos de nuestros vates poseen” (“Revista de Libros”, 06/01/1991).
Después de otras publicaciones, en el 2000 Miranda publicó “Anna Pink y otros poemas”, libro que incluye “Un despreciable clochard se apoderó entonces de la palabra”, texto que el editor cultural Andrés Braitwaite mencionó en una encuesta del “Diario 7” como uno de los mejores poemas chilenos del siglo XX. Otro poema incluido en ese libro (“Ahora, hermano, puedo leerte tus derechos”), fue señalado recientemente por Raúl Zurita como uno de los más grandes poemas sobre la muerte de la poesía chilena.
Después de otras publicaciones, en 2005 Hernán Miranda obtuvo un reconocimiento consagratorio de parte del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Consistió en la entrega de fondos para la edición de una selección de los poemas publicados a través de varias décadas, por considerarlos de “valor patrimonial”. Esta antología, con el título “Bar abierto”, fue publicada bajo el sello “Ediciones Tácitas”, con selección y prólogo de Adán Méndez, y está presente en todas las bibliotecas públicas del país. De la lectura de esta muestra de toda la obra publicada por Miranda, el crítico de “El Mercurio” Ignacio Rodríguez escribió: “Me reconcilio ahora con la criatura humana, me quedo más en paz con el mundo, recupero mi filiación a la bondad. Me pasó con Trilce, de Vallejo; con Rayuela, de Cortázar, con El lugar sin límites, de Donoso… Me pasó con Carlos Droguett cuando leí sus Materiales de construcción. Me pasó que ya no era el mismo, que un nuevo aliento se acoplaba a mi libertad. Y lo mismo me está pasando en este momento con esta obra de transparente sinceridad, de sortilegio y de amor. Así de simple y así de complejo: amor, prefiguración interior de la dicha y del desastre, impulso limpio hacia el compromiso y el abandono final. Sitúo a Miranda (sin afán de entomólogo, por favor) entre Teillier y Parra, es decir, entre la nostalgia y la inmediatez. Pero si leen detenidamente el poema “Un despreciable clochard se apoderó entonces de la palabra”, entre otros de poderosa factura y militante humanidad, verán que los supera o, al menos, los hace trastabillar” (Revista de Libros, 03/03/2006).
Recientemente apareció “Rumbo a Corfú” (Mago Editores), nueva selección de poemas de Hernán Miranda, mientras se encuentra en espera la publicación de otros libros inéditos.
Es necesario consignar la amplia difusión que la poesía de Miranda ha tenido, en Chile y el extranjero, lo que es una muestra de su relevancia. Figura en no menos de treinta antologías aparecidas en nuestro país, en otros países latinoamericanos y en Europa. A ello se suma la inclusión de poemas suyos en revistas y periódicos tan diversos como “El Siglo”, “Punto Final”, “El Mercurio”, “Rocinante”; en medios de Buenos Aires como “La Opinión” y “Ñ” (revista cultural del diario “Clarín”), además de publicaciones de Perú, México, Colombia, Cuba, España, Italia, Holanda y Rusia, entre otros países.
Otros datos sobre la trayectoria de Hernán Miranda se completan con el Curriculum Vitae y los demás materiales anexos a esta postulación. Todo ello reafirma nuestro pleno convencimiento de que se trata de un poeta de gran valía, que merece recibir el Premio Nacional, la condigna retribución para una vida entera dedicada al cultivo, la difusión y el enriquecimiento de nuestras letras.
Pero no solo eso. Al postular a Hernán Miranda queremos dar materialidad a un acto de reclamo y vindicación genérica en favor de los poetas de Chile. Antes de que existieran ciudades, leyes, escudos o banderas, Chile fue primero un poema. Nuestro país es reconocido en el mundo sobre todo por sus poetas empezando por Pablo Neruda y Gabriela Mistral (incluso por algunos, como Violeta Parra, que en vida ni siquiera fueron reconocidos como poetas). Políticos, publicistas, medios de comunicación, empresarios y gente del espectáculo suelen hacer uso y abuso de versos e imágenes de nuestros vates. Pese a ello, existe una brecha cósmica entre los ingresos y reconocimientos que acompañan a figuras del deporte empresarial y globalizado, de la farándula y de otras esferas en que imperan a menudo la superficialidad y un exitismo inconsistente, y lo que ocurre con el tratamiento, en la mayoría de los casos mezquino, que da el país a significativos poetas y su obra.
Por todo lo anterior, postulamos a Hernán Miranda al Premio Nacional de Literatura 2008.
Es justicia.
Mago Editores
Periódico Literario Carajo
Agrupación de Escritores Ricardo Latcham
Círculo de Periodistas de Santiago