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SE PUBLICA “BAR ABIERTO”, ANTOLOGÍA DE HERNÁN MIRANDA
Resucita poeta que se encerró
en una jaula del zoológico
Por Javier
García
La Nación - Viernes 30 de diciembre
de 2005
En 1984 se recluyó en
el Parque Metropolitano vestido de oficinista, junto a un escritorio
y una máquina de escribir, mientras Nicanor Parra “sapeaba”
por si venía Carabineros. En el mismo lugar Enrique Lihn vociferaba:
“El hombre es el único animal que usa lentes oscuros”. Miembro
de la generación del ’60, la ciudad ha sido su aldea y su risa.
El antecedente de la “Casa de vidrio”, y su desnuda
habitante, la actriz Daniela Tobar, ocurrió en marzo de 1984,
en plena dictadura. El autor de la antología de reciente aparición
“Bar Abierto” (Ediciones Tácitas), decidió ser
un animal más del zoológico
de Santiago.
Hernán Miranda convenció al director del bestial
y fétido centro ubicado en el cerro San Cristóbal, para
ser encerrado durante un día. “Esto es una protesta ecológica”,
le dijo Miranda. “Sí, pero debe cumplir todas las normas de
los animales”, sentenció el director.
Miranda eligió una de las primeras jaulas de la entrada del
zoológico. “Me encerraron a las ocho de la mañana y
el público llegó a las ocho y media. Entonces fui vestido
como oficinista, tenía un escritorio y una máquina de
escribir y el letrero decía: Hombre. Nombre científico:
Homo sapiens. Hábitat: En todo el mundo”, cuenta entusiasmado
el poeta.
En su jaula fue visitado, durante la mañana, por turistas,
fotógrafos y el periodista de TVN, Alipio Vera. Pero Miranda
hablaría sólo después del mediodía. El
poeta y psicólogo Eduardo Llanos dio las explicaciones “discursivas”
del caso. Luego, su amigo Enrique Lihn comenzó a vociferar
“El hombre es el único animal que usa lentes oscuros. El hombre
es el único animal que posa para las cámaras...”. Mientras
Nicanor Parra observaba el ambiente por si aparecía Carabineros,
Alipio Vera le preguntaba al antipoeta “¿Usted qué opina?”,
a lo que Parra contestó: “Esto es un espejo de la realidad”.
EX-CÉNTRICOS
Hernán Miranda debe ser uno de los poetas más leídos
por sus pares, pero también uno de los menos reconocidos. De
profesión periodista, en 1972, participó en el Taller
de Escritores de la Universidad Católica, dirigido por Alfonso
Calderón y Enrique Lihn.
En 1976 obtiene el Premio Casa de las Américas y en 1991 es
galardonado con el Premio Municipal de Santiago por su libro “De este
anodino tiempo diurno”.
Nació en Quillota en 1941 y hasta la fecha ha publicado ocho
libros, y por primera vez su trabajo es antologado. Cuestión
que se encargó de hacer, en “Bar Abierto”, el poeta Adán
Méndez, quien realiza la selección y prólogo.
“Hay poemas que me he demorado 20 años en escribir”, señala
Miranda, que junto a Gonzalo Millán, Óscar Hahn, José
Ángel Cuevas, Manuel Silva Acevedo, entre otros, forman parte
de la generación del ’60.
La urbanidad ha sido el tema central de su obra poética. Y
como reportero de prensa escrita, pudo conocer en los ’70 los rostros
más variados de la ciudad. Relata que alguna vez hizo un reportaje
titulado “Los excéntricos del centro”. Y esos rasgos, se aprecian
en poemas, como “El dragón de Santiago”, dedicado al “Mohicano”,
asiduo personaje de la iglesia San Francisco, que acostumbraba a encender
fogatas en los muros del templo.
Pero el personaje urbano más memorable del centro por estos
años ha sido el “Anticristo”. Miranda le hizo un poema, titulado
“Un despreciable clochard se apoderó entonces de la palabra”,
incluido en su libro “Anna Pink y otros poemas”.
Aquí les va un fragmento:
Yo soy el que merodea por ahí
empujando un carrito de supermercado
Ese que lleva zapatones de obrero de la construcción
y luce una falda plisada
y cofia en la cabeza como señora rusa proletaria.
De mí se dicen muchas cosas
y es hora de aclarar antes que sea tarde.
Se dice que yo era un oficinista travesti
que en las noches salía a rondar vestido de mujer
y que un día no pudo volver al trabajo porque
extravió la llave de su departamento,
y que pintado y con peluca fue sorprendido en la calle
por la salida del sol...