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LOS CUENTOS DE ARIADNA Y OTROS POEMAS
De Hurón Magma
Por Marco López Aballay
-escritor-
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Los versos de Los cuentos de Ariadna y otros poemas (Ediciones Casa de Barro, San Felipe 2009) se desenvuelven en territorios de un gran bosque, y desde la entrada percibimos la atmósfera dramática del nacimiento protagonizado por Ariadna[1], quien será el hilo conductor de las múltiples escenas que se van desarrollando como en un sueño casi perfecto. Sin embargo la tensión permanece como un ruido apenas perceptible y quienes intervienen el bosque -niños, jóvenes, mujeres y ancianos-, temprano o tarde comprenden que la búsqueda de aquella niña se convierte en un enigma que supera la lógica del pensamiento humano. Acaso los árboles, como manifestación pura de la naturaleza dominan la situación entre códigos indescifrables a la razón, y elementos como tristeza o desesperación, no sean más que reacciones del hombre en su impotencia de saberse sometido ante la inmensidad de aquel territorio lleno de sabiduría. Sin ir más lejos, en el prólogo de este libro, el poeta Luis Riffo advierte: “El paisaje de estos poemas no es plácido ni utópico: hay agitación, inestabilidad, amenazas ocultas. No es el paraíso perdido de Teillier, aunque los versos beban de su nostalgia”.
Bajo toda circunstancia advertimos que la convivencia fracasa, el poeta comprende que su lenguaje y visión son insignificantes ante la vida de los árboles. Esos gigantes que, en cada movimiento de su follaje y a la manera de un caleidoscopio, nos confunde entre paisajes oníricos, surrealistas y fantásticos. Acaso el aroma de la floresta sea una droga que penetra el pensamiento hasta dejarlo inconsciente:
Y por ti Ariadna / nos internamos en un bosque
donde los árboles eran volcanes / y los volcanes disparaban ríos
y los ríos disparaban cascadas / y las cascadas reventaban llenas de peces[2]
Bien podríamos interpretar estos versos como una escapatoria a la asfixiante realidad que los acecha. El poeta en su impotencia, recurre a la fantasía para ver si acaso en esa dimensión aparece el fantasma de sus deseos y su obstinada búsqueda sea satisfecha a manera de un loco que deambula por las avenidas del bosque encantado.
Y el viento que llegaba del sur / traía la lluvia en sus manos
y entonces / el viento del oriente alzó su voz
y mientras el viento hablaba / nosotros temblábamos
habíamos talado el primer árbol del bosque azul / y estábamos condenados
a buscar a Ariadna para siempre [3]
En este poema el desenlace de la historia se torna aún más dramático por las características que rodea la acción: el viento se suma al dolor del bosque al observar la tala del primer árbol. Pero la sentencia al hombre será eterna, y como en círculo, escucharemos una y mil veces el llanto de Ariadna en la selva del pensamiento.
Con respecto a Otros poemas, la segunda parte del libro, diremos que sus poemas se despliegan sobre el cuerpo de una mujer hecha de lluvia, manzana y cerezas. El autor -Hurón Magma[4], Lago Ranco, 1961- dialoga con seres ausentes que lo conducen al universo de su niñez o primera juventud. El íntimo espacio del hablante se proyecta en múltiples imágenes que ahora lo condenan al país de la nostalgia:
Pequeña historia
La casa de las brujas no tiene color / pero un jinete de capa negra
cabalga por sus pasillos / espada en mano
afuera de la casa sin color / todo es verde
y una niña de cabellos rojos / corre descalza por el bosque[5]
* * *
NOTAS
[1]Personaje de la mitología griega, hija del rey Minos. Ayudó a Teseo a dar muerte al Minotauro y le proporcionó el hilo que le permitió escapar del laberinto.
[2]Pág. 33
[3]Pág. 47
[4]El autor ha publicado Palomas de lluvia (1985), Bajo otro cielo (1987), El árbol de los sueños (1998).
[5]Pág. 65
