Mariquita-sureña, fiesta política, polifónica nostalgia. El primer deseo, vivir con el contagio, habitar casi como un murmullo “[una] habitación [que] tiene treinta mil personas. Paredes de cerros, vientos colándose por la ropa y apellidos que se repiten” (p.14). Un ejercicio toponímico que funciona como conjunción de un Coyhaique que hasta el día de hoy parece ajeno, uno que reside entre el murmullo y el lenguaje de la mirada, pero que aquellos que habitamos ese secreto ocular, sabemos que es una realidad, que por más que nos separen los años, aun se siente como una historia compartida.
Me gustaría destacar la provocativa acción de Ivonne de titular su libro como CoyhaiQueer. Dos palabras. Una que designa ese espacio en el cual se vive, en una traducción libre del Aonikeno, Koy-Aike, al cual se adscribe el anglicismo queer. Una palabra ajena al sureado alambre de púas en cual se ubica ese lejano sur-del-sur chileno en el cual se ambienta la obra de Ivonne, pero que, en la arriesgada apuesta por parte de la autora, se va tramando la serie de capas con la cual se urden las historias de Elena y sus amigos. Una historia que en el ejercicio escritural se van develando las realidades de un Coyhaique torcido, una voz disonante frente a la clave costumbrista con la cual se suele narrar la Patagonia. La invitación de la autora es volver a mirar esos australes parajes más allá de pose turística, en ir cavando un túnel para poder oír los ecos de las voces soterradas de un Coyhaique en el cual el silencio impera.
En el trabajo de la autora podemos adentrarnos a las vivencias de los desconocidos, las historias y deseos que, en palabras de una horrorizada madre al verme solicitar el libro, me dice: “ahí hay puras mentiras, historias de esa gente rara que acá no hay”. Y quisiera aventurarme que es hacia ello donde se orienta el trabajo de la autora, en vivenciar desde la ficcionalidad una historia que por más peculiaridades que pueda presentar, con una temporalidad que hoy en día es solo espectro de injusticias, nos abre una puerta a una realidad que puedo sentir propia, y que en las grafías rebeldes del pueblito en el cual se ambienta este trabajo, se puede ver inscrito en las paredes de las calles un CoyhaiQueer que contraría ese alarido parental. Un trabajo de inscripción de un allí, y de un momento, que parece ser siempre un aquí y un ahora. Lejos de cualquier propuesta heroica -porque por más seguidor que sea de la obra que sea-, tengo la certeza que esa no es la intención de Ivonne, se va poco a poco corriendo el tupido velo de coihues de la capital aysenina, para poder ir adentrándonos a una narración del pasado reciente desde la voz de una adolescente y se crecimiento, de su primer deseo y el entorno, de sus amigos y el despertar, de sus amigos y el extremar, de ellos, los desconocidos, y como ese CoyhaiQueer se vuelve un polo magnético que expulsa y retiene de forma constante a quienes hemos sido los otros.
CoyhaiQueer ese ese miedo que señala Anzaldúa, ese miedo de volver a casa y que raza te rechace, esa home-fobia del hogar que es incapaz de hacerse propio, un lugar de interrogantes sobre el cuerpo y la pertinencia, entre la complicidad de los afectos y escribir el nombre en minúscula. Escapar dos veces, Elena y su fuga, Jota y su Fuga. Crecer, desanudar las redes. Entender que no siempre se requiere de un habla coral, que también se puede decir y hablar mucho con la mirada.
El CoyhaiQueer de Ivonne Coñuecar está colmando de una musicalidad nostálgica, entre synth y la onda brit, de esa tonada intertextual que va hilando la trama como un murmullo interno de los protagonistas y que ejerce como un soundtrack entre las desnudas letras que nos entrega la autora. Y frente a la violencia del silencio, CoyhaiQueer funciona como un grito capaz de anunciar una disonancia de esas imágenes de eternas plantaciones de pinos, de familias de bien y la quietud de un lugar, en cual dicen, no existen Elenas, ni Jotas.
***
CoyhaiQueer obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago 2019. Sobre esta novela, el jurado escribió: "La obra de Ivonne Coñuecar reflexiona sobre los conflictos sociales de Chile en los años 80 y 90 desde una perspectiva personal y familiar, que entrelaza los enfrentamientos políticos e ideológicos nacionales con las discriminaciones de género, la represión de la diversidad y la marginación de las expresiones alternativas a un mundo oculto para la versión oficial. CoyhaiQueer resignifica, en este sentido, la vida de provincia donde bajo una capa de belleza natural se desenvuelven conflictos humanos de violencia soterrada. Todo esto lo logra con una trama narrativa ágil, que captura y describe personajes complejos, alejados de los estereotipos, y que no pierden el humor a pesar de las batallas que tienen que enfrentar para ser libres".
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
CoyhaiQueer, de
Ivonne Coñuecar.
Ñire Negro ediciones, 2018, 140 páginas.
Por Felipe Quiroz Vásquez
Presentación en la FIL Buenos Aires 29 de abril 2023
ese lejano sur-del-sur chileno en el cual se ambienta la obra de Ivonne, pero que, en la arriesgada apuesta por parte de la autora, se va tramando la serie de capas con la cual se urden las historias de Elena y sus amigos. Una historia que en el ejercicio escritural se van develando las realidades de un Coyhaique torcido, una voz disonante frente a la clave costumbrista con la cual se suele narrar la Patagonia. La invitación de la autora es volver a mirar esos australes parajes más allá de pose turística, en ir cavando un túnel para poder oír los ecos de las voces soterradas de un Coyhaique en el cual el silencio impera. 
