EXHUMADA
Marcelo Arce Garín
Colección bajo el arcoiris de fuego Mantra Editorial
Isabel Gómez
Exhumada es el primer libro de este joven poeta que viene a confirmar, con esta publicación, lo que habíamos escuchado de él en múltiples lecturas, encuentros y recitales literarios, en donde su voz poética se ha instalado con la fuerza y vitalidad necesaria para ser recordada como una expresión sólida, lúcida, capaz de generar en nosotros los lectores, reflexión y críticas, dos planteamientos tan necesarios en el Chile de hoy.
“Soy la exhumada/ no figuro en ninguna encuesta/ oculto el dolor en las arrugas de mi frente/ y el mapa de la provincia se me clava en las vértebras”, nos dice el autor a través de un discurso poético que nos transporta hacia las profundidades del ser, pero este ser es un sujeto social que interroga, reflexiona y participa de los hechos sociales no como un mero espectador, sino más bien como un sujeto que surge desde lo vivencial, aquí el discurso empírico marca la diferencia, a través de una voz femenina que sufre, denuncia, que “muere cada noche al filo del neón empañado”.
El título de este libro “Exhumada”, nos remite a pasajes de nuestras vidas que se mantienen silenciosos, sacando a la superficie ideas, sueños, esperanzas, que luchan constantemente por tener cierto protagonismo en esta agobiada sociedad. Cito:“Soy la exhumada/ la que predica/ a dios/ en las esquinas de la pasta base”. El poeta no escabulle los grandes problemas del momento, su escritura transita y se mueve en tópicos sociales que no dejan indiferente a nadie, el sujeto real y concreto que reconocemos en nuestro Chile insipiente, sumergido en el dolor y el abandono de muchos seres que se mueven ajenos al éxito, más bien están sumergidos en el fracaso, el caos y la angustia existencial, porque la sociedad y los sistemas imperantes no le brindan las ocasiones para abandonar su realidad, y lo que es peor, no tienen las herramientas, ni siquiera para cuestionar los hechos y situaciones que vivencian en el día a día. Esta miopía existencial hace que el poeta no deje tópicos sociales sin hacer mención, por muy rigurosos que sean, de esta forma se nos hace familiar reconocer el lenguaje que se instala en las esquinas, siendo éstas un espacio social donde se construye y desconstruye nuestra cotidianeidad. “La esquina varada/ miope va/ caducado el dinero/ callan/ mediagua/ cartón estiladas lloran su hoy/naufragio/ el abrigo se cuajó en la espalda del silencio/en el profundo socavón…”A través de la cultura popular conocemos y nos acercamos a la subjetividad de los sujetos sociales, su problemática, su lucha por instalar en la discusión aquellos temas que continúan en la memoria colectiva de la gente, pero que no tienen una solución inmediata, son parte de nuestra identidad y falta de identidad lo que hace que ignoremos lo que somos y que persistan las sombras que no nos dejan ver ni mucho menos reconocernos como seres humanos bajo un país ajeno a la barbarie porque “ los bosques intensos del sur/ abren mis brazos/ y el voltaje de cada lágrima/ humedece la niebla”.
Uno de los logros más significativos del poeta Arce es esta especie de viaje por el cual nos introduce y nos hace participar de lo que somos, descubrirnos habitantes de espacios que en muchas ocasiones maldecimos, pero volvemos a ellos porque somos nosotros mismos huyendo y retornando, porque nada nuevo nos circunda, y somos los mismos frágiles sujetos habitando la miseria, abandonándonos, vencidos por la realidad
que posterga nuestras esperanzas hasta los rincones donde “caminamos inermes/ ladeados por el soplo de la derrota/cojeando llorando escupiendo/ maldiciendo la cordillera y sus picos”. El poeta Arce conspira con un referente cultural que lo retorna constantemente a su tierra, a nuestra historia, dibujando un mapa emocional que nos describe el dolor de ciertos pasajes de nuestra historia como una forma de mantener viva la memoria devolviéndole a la poesía el sitial que le corresponde, aquel que le exige diálogos permanente con la cotidianeidad desde un lenguaje certero, audaz, porque la poesía es un acontecimiento humano que espera dejar un testimonio donde los sujetos sociales se reconozcan como partícipes de esa realidad.
Exhumada, a través de sus páginas nos exige mirar nuestro país desde la interioridad de los sujetos sociales, no es una mirada superficial ni mucho menos indiferente, es una mirada que nos retorna a nuestro lugar de origen y desde allí observamos con el afán de instalar en la memoria colectiva aquello que nadie denuncia, aquello que lucha por no perecer y adormecer nuestras conciencias a través de códigos literarios que identifiquemos con claridad para invitarnos a la reflexión y el cuestionamiento de nuestro entorno social y cultural. Este sujeto femenino habita nuestro ser emotivo, como una manera de permanecer en la vigencia de los hechos y las emociones que nos circundan, a veces sin siquiera saberlo, para que nunca más nos neguemos la posibilidad de ser sujetos activos, atentos al devenir y la memoria: El poeta nos dice: “Soy la exhumada/ hoy descanso calladita/ se me olvidó respirar.
