Demonios en Nahuilte
. . . . . . . . . . . . . . Para Rafael Rubio
Se recuestan conmigo los demonios
instalan sus grutitas en mi pecho
y silban monocordes los insectos
a mi careta blanca de velorio.
Me digo que el vivir es transitorio
que nunca quedaré yo satisfecho
de todo lo creado en mis proyectos
no quedará ni un falso testimonio.
Endemoniado en cama me despierto
sin encontrar el pulso que me habita
y reconozco el noble pecho abierto
donde lo más perfecto se marchita
como lerda paloma en el desierto
por un vuelo cansado que la irrita.
Un niño se me asoma
Un niño sin amigos se me asoma
con sus labios sellados nada dice
lo veo detenido por su sombra
es un viejo que arranca de lo triste.
Un niño sin amigos va llorando
tiene el lloro de un pájaro sin alas
despierta a un hombre nuevo con su llanto
lavándole los miedos de su cara.
Mañana me iré de Nahuilte
Nahuilte sombrío
ya no eres un pueblo
se ha secado el río
que apenas recuerdo.
Nahuilte tus rosas
comen los caballos
y el huérfano trueno
se queda sin rayo.
Nahuilte no cuentes
con tus habitantes
son como serpientes
que quieren tragarte.
Nahuilte despierta
recuerda a tu gente
la vida está abierta
y tú no la sientes.
Nahuilte sé clara
y dime tu canto
la yegua se para
y no es por espanto.
Nahuilte carajo
eres un potrero
yo de acá me rajo
y juro no vuelvo.
Poemas MALA LUNA
Un caballo me mira
Un caballo galopa sin sentido,
en los suelos cojea una paloma
arrastrando su sangre por la loma,
desea en Mala Luna hacer su nido.
Un caballo me observa detenido
y su rabia completa se me asoma
limpiando mis heridas con la poma
que solo en Mala Luna hemos tenido.
En Mala Luna sangran los cuchillos,
las mujeres recorren sus eriazos,
eriazos de hachas negras y martillos.
En las siembras quemadas por ocasos
alguien abre temprano los visillos
y los muertos estiran sus abrazos.
Las grietas de la voz
Pero llega el cansancio,
un llano de animales,
mares perdidos en las piedras
y árboles desnudos.
La luz que tanto perseguí durante mi vida
fue a perderse en otros brillos.
Todo está enterrado,
bandera de sombra
que marcó nuestra sangre.
La niebla se pega en los troncos y parece llanto.
Todo está enterrado
antes de nacer,
todo calla en el gemido
y el grito hace lejana la voz,
la llena de sollozos