RESISTENCIA LINGÜÍSTICA
Ismael Rivera
.. .. .. .. .. .. .. .. .
Hoy me levanto y me llevo una sorpresa nada grata. Si bien en un principio parece casi una anécdota, con el correr de las horas me comienza a molestar cada vez más. El Mineduc ha introducido un “pequeño” cambio en las bases curriculares, el trueque algo injusto de una palabra por otra, una “tontera irrelevante”. Desde este año, los libros escolares se referirán como “régimen militar” en lugar de “dictadura”, al período 73-90 que sufrió esta cola de diablo que es Chile.
Meyer defiende que se opta por un término “más general”, Fontaine dice que es para “invitar a pensar”, Lira lo asume natural porque más de la mitad de quienes componen el gobierno eran pinochetistas. La mayoría le baja el perfil, a mi la verdad me indigna cada vez más.
Y es que no es solo el cambio de una palabra por otra, ni siquiera son meros conceptos con sus respectivas definiciones. Aquí lo que se está poniendo en juego es la creación de una memoria para las generaciones que vienen. Asumo que el lenguaje tiene la capacidad intrínseca de generar realidades, creo que la palabra nunca es inocente y siempre llega cargada. ¿Qué es lo que se busca con esto? Seguir legitimando, ya con varias medidas que se han ido sumando, la atrocidad como un necesario en un período de la historia del país. Y es que ya intentaron disminuir las horas de Historia, aportando a la sabida pérdida de memoria que tanto nos caracteriza. Es como si supieran que en el “prohibido olvidar” que cargamos muchos, con orgullo, está la base de la comprensión de por qué estamos hoy como estamos. Con una Concertación que engañó y metió el dedo en el culo a millones (sí, el mismo dedito de ese baboso cobarde y prepotente) bajo la excusa de los anti-dictaduras, un gobierno aliancista (no los olvidamos aquí tampoco, concerta) que insiste en apoyar a quienes perpetúan imaginarios como el “mapuche terrorista”, “manifestante encapuchado”, “estudiante delincuente”; palabras, conceptos que se van cristalizando y van moldeando la realidad de quienes habitan esta copia del jardín del Edén, a la chilian wey. Por eso hoy atacan desde lo aparentemente inofensivo, construyen mediante el aparato discursivo una imagen a proyectar afuera, porque esta maqueta viene con una presentación en power point a todo color, con lindos textos rimbombantes.
¿Qué va a pasar con los actuales escolares de acá a 6 años más? ¿Crecerán pensando que lo que ocurrió en dictadura en realidad no fue tan horrible? ¿Entenderán el exilio como una posibilidad que se le dio a la gente para estudiar fuera? ¿Verán a Pinochet como un abuelito que tenía al país a régimen, con más dictablanda que dictadura? Que en cada casa, en la calle, las cosas se sigan diciendo como son, dejemos que hablen entre ellos, dejemos que ladren, es señal de que avanzamos.
Voto por la recuperación de la significación, el no pasar por alto esta forma de modular que han implantado hace años ya. Esta no será la última vez que lo hagan, sin duda seguirán enquistando el lenguaje, pero me parece que esto ya es la letra que rebalsó la página.
