Proyecto Patrimonio - 2016 | index | Autores |
TRAS LAS HUELLAS DEL OCASO DE UNA FAMILIA EN “CAMPO” DE ISIDORA STEVENSON
Campo, Isidora Stevenson, Mago Ediciones, 1ª Edición (2013), 41 páginas
Mg. Juan Pablo Cifuentes Palma
juanpix85@gmail.com
.. .. .. .. ..
Una de las temáticas exploradas en este nuevo siglo a través del drama, poesía o narrativa chilena es el ocaso de la familia debido a la existencia de la individualidad, la incomunicación y la intolerancia que acrecientan las barreras que los miembros del grupo familiar van estableciendo entre ellos hasta el punto que la rutina y la desidia elaboren la convivencia hasta que algún cambio brusco e inesperado saque del letargo a estas personas.
Isidora Stevenson logra ver con claridad esto en su opera prima, ya que en Campo nos encontramos con Teresa, una matriarca envejecida cuyo recuerdo de su esposo que ha muerto hace diez años es una constante en su diario vivir y que a través de ella, el resto de los familiares va forjando su propia 
desdicha, porque nos encontramos ante personajes cansados, abúlicos, fracasados en sus sueños que no intentan remediarlos sino mas bien se someten a los designios de su destino.
La abuela Teresa decide conmemorar los diez años de muerte de su esposo y pide que toda la familia se reúna en la casa de campo, en aquella otrora casa opulenta, viva, elegante y que ahora está en el ocaso de manera similar a quienes han deambulado por ella a lo largo de sus años.
Teresa no olvida ni por un momento a su esposo. Hay una promesa que le prometió cumplir y que ahora, transcurridos diez años, siente que ya es el momento de realizar lo acordado a su difunto. Nadie de los miembros de la familia tiene alguna noción de qué es lo que la abuela Teresa tiene que contarles ni mucho menos se imaginan el desenlace oscuro que les espera.
Los dos hijos de Teresa se debaten entre un pasado y un presente tormentoso. Jorge, quien era el mayor, está casado con Marta, una mujer más bien frívola, incapaz de mostrar algún sentimiento por los demás, apática, materialista, preocupada de tomar la mejor y mayor tajada del campo que ya está imaginando vendido para sacar una inmejorable ganancia para sus haberes. Jorge tiene una hija llamada Elisa, una adolescente desencantada con su madre, consentida de su padre y encariñada con Ana, la hija de la cocinera que vive en el campo. De este modo, Jorge debe hacer frente a una mujer superficial, a una hija que ha quedado repitiendo y que debe castigar duramente como le impone su esposa o entender que a partir del fracaso hay un sano aprendizaje si puede encaminar adecuadamente a su hija.
El otro hijo de la abuela Teresa es Alfonso quien huyó hace diez años de la casa abandonando a su madre y a su esposa Bernarda para no volver hasta esta reunión familiar. Sin embargo, desde su llegada Alfonso trae revuelo a la rutina que existía en el hogar. Stevenson le agrega el toque de humor al someter a un pobre taxista llamado Juan quien trae desde la carretera a Alfonso hasta su casa en el campo y debe cancelar la carrera que cuesta siete mil pesos. Alfonso no tiene dinero y solicita a quienes están en la casa a que paguen la cuenta, pero ninguno posee dinero escudándose bajo el alero de que usan tarjetas y no dinero en efectivo. Por otro lado, Bernarda está paralizada al ver a su esposo que retorna tras largos diez años. Ella, tras el abandono que recibió, decidió quedarse a vivir en la casa de su suegra, acompañarla en su silencio junto a Ana, en su enclaustramiento, en su diario vivir. Pero Bernarda guarda un secreto. Uno que también conoce Alfonso, Ana y la abuela Teresa. Tras los diversos vaivenes que causa la ilógica situación, de ver involucrada a la joven Ana como la mecena de la familia, a Juan a dar un discurso contra la burguesía y no moverse de la casa sin que le paguen y terminar llevándose la alfombra del living, todo esto permitió que la obra adquiriera un matiz que preparara la tragedia que acontece al final del segundo acto: la muerte de la abuela Teresa.
Elisa, mientras se cambia su traje de baño, ve como su abuela Teresa se inmola lanzándose a la sucia piscina de la cual solo es rescatada por su hijo Jorge, pero ya es demasiado tarde ha muerto. Así, Stevenson muestra con habilidad como cada integrante del grupo familiar se enfrenta a la muerte de la abuela Teresa desde distintas perspectivas. Jorge nuevamente asume la responsabilidad, Alfonso intenta huir lo más pronto posible no sin antes vender la casa, Marta desfachatadamente busca quedarse con los enseres de la abuela Teresa, Bernarda explota y termina relatando lo que sucedió hace diez años. Solo Ana y Elisa muestran una verdadera compunción por la muerte de la abuela Teresa.
El desenlace deja la sensación de estar frente a la última decisión de la matriarca quien al saltar a la piscina junto con morir logra inmolarse delante de los ojos de Bernarda para que el pasado y el presente puedan convivir adecuadamente. De esta manera, Campo es una obra esencial en la nueva dramaturgia chilena pues permite un acercamiento verdadero al ocaso de los grandes elefantes burgueses que ahora peregrinan ensimismados hacia su destino final.
