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Selección poemas

Ignacio Uranga

 

 

 

 

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Ignacio Uranga (Bahía Blanca, 1982). Estudió licenciatura en letras en la Universidad Nacional del Sur. Editó El ella real (2009) y a-letheia/ramalaje (obra seleccionada en la convocatoria nacional Ediciones En Danza 2012; reedición por Trilce, México, Junio 2013). Sus poemas fueron incluidos en diversas publicaciones de Argentina, Chile, México, España y Estados Unidos. Una selección de su libro ramalaje fue publicada por Sibilia (España) y traducida al inglés por Review: Literatue and Arts of the Americas (New York), cuya publicación está prevista para la primavera de 2013. Es colaborador del Periódico Nacional de Poesía de la UNAM (México), Urbe Salvaje (Chile) y Revista Ñ (Argentina). Materna  se titula su último libro, aún inédito.

 

 

En el nombre del padre

Tú que quitas el pecado del mundo:
ten piedad de los otros: defini-
tivamente creo existes, de ex - sistere:
estar fuera: conforme con lo cual voy
a exigir siquiera el pan: papá fue hoy
como hijo, flores en las manos, al
cementerio y no halló la jardinera
en el mármol negro donde la lápida de
su padre: debió pintar, naturalmente, otra
de blanco y en color grabar el apellido: es
la ilusión, sin embargo, el caso se revierta:
existan las causas generadoras de dolor
y dejes tú, en cambio, de hacerlo, de suerte
tal las plegarias se perpetren: lo mismo
va para la muerte, a pesar de la sintaxis. Sea


Interacción comunicacional

Sí, dijo esa noche con el vaso de ron vacío, después de
la conversación que derivó en temáticas no adecuadas
para el fin sexual que la reunión tenía como propósito:
porque después del diálogo, después de comprar el diario
de madrugada al chico de 6 años, después de años de
no comer monedas de chocolate, después de ella y de mí
es decir después de nosotros que parecíamos para siempre
la idea de llegar hasta su cuarto a desordenar las sábanas
empezaba a convertirnos en objetos: quizá por eso la deci-
sión de tomarla de la mano en calle Mitre y caminar hasta
Alem, para subirme al colectivo y dejarla ahí en la esquina
parada, diciendo ahora con la mirada un auténtico , un
legítimo: el que había sido no empezaba, con sus íconos
gestuales o metalingüísticos, en el momento menos indicado
a ser : la palabra del otro, el habla ajena introducida en otro
contexto, sea cual fuere la exactitud de su transmisión, se ve
sometida, siempre, a determinadas modificaciones semánticas:
cuando yo recupero el que dijo, inevitablemente dejo fuera
una constelación de lo que también dijo con sus ojos: quiero
decir que el lenguaje nunca tuvo la facultad de ser la forma
absoluta del pensamiento: lo supe después, cuando ella quedó
sola en la esquina diciendo , mientras yo me preguntaba
sobre la ventanilla de la 500 cómo se lee una mujer


Asma

Intentando saltar el alambre en 1988, la línea divisoria
empezaba a recorrer el camino hacia la cicatriz, la
marca para siempre, con todo lo que para siem-pre
implica: suturada una vez la herida, se pretendió que dos
partes desiguales fueran convocadas en una integridad
armónica: la conciencia debida que una línea divi-
soria merece no fue considerada: una simple cicatriz pero
detrás se oculta y se muestra a la vez una causa, el sistema
de condicionamientos que contextualmente operaron para
que ahí las cosas no quedaran iguales: un componente más
en el proceso de gestación de la identidad: una huella que
no es más que otro lenguaje: porque nadie es hasta que abre
la boca o la letra, y cae en el abismo, la abertura por la distancia
el no puente, y siente al caos en carne viva, tras el esfuerzo y el
dolor, el esfuerzo y el dolor de intentar decir y caer y caer y venir
a darse cuenta de que el grito sería más: entonces el lenguaje se
vuelve cicatriz, lugar que siempre será un límite, a la vez que
marca que quema, individual, intransferible, entre la ima-
gen objetiva y subjetiva del mundo, un camino imposible, un
surco que marca un no camino, una construcción equivocada
insuficiente: una auto-herida que el hombre se ha hecho


El ella real

Decididamente sintomáticas y divididas mi mente y psique
por el límite producto de la involuntaria violencia
ordenadora que estructura y jerarquiza sin tenerme en
cuenta, y sin piedad ensueña y golpea, golpea y ensueña
al punto tal de dolorosamente situarme a luz plena subalterno
indefenso frente al ella real y la pre-mujer, temporalmente frágiles
ambas; desesperadamente amando no la totalidad sino mínimas partes:
me refiero claro a ésta que no es no es: y no es: que canta no cantando
cuando extiende y no extiende sus manos que no son manos y
las abre cerrándolas para despedirse sin irse ni haber llegado
para luego finalmente lejana hacer las típicas señales del adiós
hasta que yo mucho más allá de lo inevitablemente preciso
incierto como la letra, como lo oscuro a los ojos, vuelvo arrodillado
a la construcción escritural, a dar sentido a esta vida, fundando un
territorio en el que comprensión y pregunta se desleen: como aquélla
que ni canta ni extiende ni cierra ni abre porque no hay ni canto ni
llegada ni manos para las típicas señales del que puede partir:
han fundado una y otra dialógicamente dis-cordia en mi pobre corazón


† Nihil aut de gemina elegeia: funus æ
                            
                             †

Después de todas las teorías, Caroline
literarias, después de todos los
movimientos de avanzada, ahora, septiembre
dos mil seis, ahora, que la litera-
tura no existe, ahora, que el poema se nos vuel-
ve tan íntimo, porque, repito
hoy, ahora, la lit no existe, elijo el poema
para construir, así en la forma
como en el fondo, este signo, estético, que
muestra la nada que hay, hoy, en sus prin-
cipios, lo imposible que se vuelve el verso
para arar con el lenguaje la re-
presentación, Caroline, de tus ojos, fe-
roces, por ejemplo, regresando
mansos, al presente, de las drogas; un a-
gravio, una imprudencia, un ultraje, el tu-
yo, Caroline, dejarme, así, como si nun-
ca, así, como si nada, así, como
hoy la lit, de suerte tal que deba, en nuestros
tiempos, recurrir a esto, lo que, ahora
septiembre, dos mil seis, no es, meramente, más
que, de momento, cicatriz, recuer-
do, esto que, hoy, no es, repito, ahora, septiembre, nue-
ve, dos mil seis, cuando la lit no exis-
te, y yo me lo apropio para, con la forma
decir, también, no hay, no queda, acá, nada

                              

 

De El ella real (2009)


Hysteron

Tendida en la tierra, rodillas al cielo, como
convexa contra el mundo, ve, lejano, detrás
del rostro interpuesto, difuso el cuadro por
las lágrimas propias, el rehilar indiferente de
los astros en lo oscuro: en la unión de las
extremidades inferiores se encuentra el hueco
donde el macho pondrá por amor o por fuerza
semillas de vida (de cada tres mujeres: una:
no ya la ruinosa cifra del mundo: de cada tres
mujeres: una: va a repetirse este patrón, según
encuestas invariablemente: de cada tres
mujeres será una violentada, basado el caso
en el hecho sólo de su sexo femenino): tendida
en sábanas, rodillas al cielo, como convexa
contra el mundo, ve, difuso el cuadro por las
lágrimas propias, el rostro que la asiste detrás
del mínimo cuerpo que ensangrentado se interpuso
tras dejar, también los ojos inyectados en agua, la
noche oscura del vientre: entre aquello que no
termina de morir y su sí mismo que no termina
de nacer: una mínima vida asomada a la vida


Escrituras

Ha de haber ido conociéndola, bajo este cielo cívico
cada día, ha de haber ido intentando ir conociéndola
cada día, bajo este, y no otro, cielo cívico: la que está
muriendo: pareciera dios no puede ya consigo mismo:
Simón Pedro dijo: <<¿adónde vas?>>, y respondió:
<<no puedes, a donde voy,  seguirme ahora>>. Pedro
entonces, preguntó: <<Por qué no puedo seguirte ahora?
Daré mi vida>> y respondió: <<¿Darás, tú, por mí la
vida? No cantará, te aseguro, el gallo antes de que tres
veces me hayas negado>>: tenía, bajo este y no otro
cielo cívico, una decisión política tomada: no estrellas
sino una pared “cuando el cáncer y la desocupación
vienen juntos: persecución política: niegan trabajo y
ayuda, dos discapacitados, en la indigencia forzados a
vender su casa, pruebas a la vista aquí ahora”, de espalda
al mar, bajo el cielo cívico de esta no tajamar sino costa
del Atlántico vuelta rédito plusválico: y dios que ahora
no puede consigo mismo: (…) a Simón Pedro: <<Simón
hijo de Juan, ¿me amas (agapás) más que estos?>>, y
Simón: <<Sí, Señor, sabes que te quiero (philo)>>
(…) volvió por vez segunda entonces: << Simón, hijo
de Juan, ¿me amas (agapás)?>>, y Simón respondió:
<<Sí, Señor, sabes que te quiero (philo)>>. Por vez
tercera, entonces, preguntó: << Simón, hijo de Juan
¿me quieres (phileis)?>>, y por vez tercera, Simón:
<<Señor, lo sabes; sabes que te quiero (philo)>>


Soler 618

A juzgar por prejuicio o por mandatos establecidos
hubiera jurado eras analista, secretaria, mujer de
empresario, corredora de bolsa, doctora; sin embargo
evidenciando tu no ser de la ciudad, o bien poéticamente
embelleciendo la culpa, la vergüenza, soles a lo último
dijiste, porque hubiera semejado, en tu voz, al estruendo
del trueno o la ráfaga de rayo Ballantines night club, Jac-
queline: estás quebrada. Porque nadie va a pensar qué pasó
por tu corazón para que volvieras mercado tu cuerpo ni qué
cuando la no correspondencia entre forma y fondo quedó des-
cubierta, y devino la mujer que ahora te habita: estás social-
mente quebrada, Jacqueline. Ninguno va a escuchar que estabas
cansada de la espera en hospitales públicos, urgida por el ácido
en la sangre, que sólo querías cobertura social y mantel dignos
que el sacrificio está destinado también a la cirugía en Chile
y a tu tan necesaria luna, blanca, en polvo sobre la mesa


Oración a Karl Marx

El caso es que no puedo ni más empobrecerme ni
con mis contradicciones: no voy esta vez a pedir
dejar de padecer la plusvalía esta de cada día ni
evitar enajenarme, así en lo real como en la
consciencia; sin ir más lejos “trabajo”, siendo
apenas un número, “que les dean trabajo”, hoy
dijo el 054, denunciando la naturaleza exclusiva
del acceso a la lengua (ácido de la ría hizo la
zona industrial, y malformación en los peces:
dejaron el agua y tomaron el fuego los pescadores
artesanales: barcos enormes, de enormes capitales
capturan la fauna con métodos de avanzada allá
en altamar). El qué de mis palabras es como rechazo
abrir de un tajo incluso más vacío que el lenguaje
un espacio irrevocable entre esta escena que hoy
habito y la alta clase, para, en lo moral como en lo
político, sentirme liberado de esta dinámica económica:
lo que antes camino y vista al paisaje, ahora enrejado
y cientos de containers más control de prefectura (ni
gaviotas en el cielo ni cañas en muelle: manchas
industriales oscuras, feroces flotan sobre el agua
como aquellos que a lo lejos conquistan la marea
sometiendo a los peces y a las lanchas en el puerto)


Oración
 
viene del norte, padre nuestro, pero hay mucho
del sur aún: que estás en el cielo: y una carencia:
santificado: en los vínculos primarios, empobrecido
por tanto, a la intemperie: sea tu nombre, venga a
nosotros la paz: de tanta plusvalía: y hágase- aunque
me cueste- tu voluntad, así en la tierra como en el
cielo: fueron demasiado las palabras para ella; no
entendí: perdona nuestras ofensas: que su infancia
fue abusada: así como nosotros perdonamos: y mi
entrega como pan: a los que nos ofenden: para siem-
pre fue también demasiado: junto entonces ahora las
manos: no nos dejes: porque es mucha la carga: caer
en la tentación: se me ha hecho un silencio: y líbranos
del mal: por tanto filo hundido: amén: alégrate, María:
y un viento pareciera: llena eres de gracia: que ni un
pájaro: el señor es: en el aire y: contigo: ha hecho, en
fin, su trabajo sin embargo el corazón: bendita
eres entre todas las mujeres: para fundar vida: y
bendito es el fruto de tu vientre: y ahora que entiendo:
santa María: que fue temprano: madre de dios: vi-
olentada su entrega: ruega por nosotros pecadores:
no encuentro el camino: ahora: no puedo: y en la hora:
interrumpir el pensamiento: de nuestra muerte: amén


                       Kénosis

                               †

No lo inefable en cuatro letras, no: Barbeló
Yahvé, Zeus = Deus = Dios, no. Dijo amor
y no entendieron: Sanedrín: transcripción
del griego synedrion, presbyterion, ‘cuerpo
de ancianos’ y gerousia, ‘senado’. Blasfemo
se dijo: oculto en la noche el interrogatorio
no fue sino un perfilar cargos hacia la pena
capital, y el praefectus: ‘hasta acá la vida’:
en el Gábbatha: insuficiencia hepática y dis-
función renal a golpe de flagrum, afecciones
neurálgicas, excoriaciones en los hombros
por el madero horizontal (hay elementos
que indicarían en cuanto a la legalidad del
juicio error judicial): 500 metros hasta el
Gólgota desde el Pretorio de Pilato
(Bienaventurado el hombre de Cirene
llamado Simón / porque él no buscaba a
Dios y se lo encontró / en qué monte en qué
valle en qué epifanía / en la desgracia en la
desgracia del mismo Dios / iba pasando y le
echaron la cruz encima/ bienaventurado ese
desgraciado bajo la cruz / porque él quiso
escapar pero ya no quiso / porque él no
buscaba a nadie y se encontró a Dios / en
la desgracia en la desgracia del mismo Dios):
en los metatarsales segundo y tercero clavos
ya colgado en el palo vertical, asfixia por los
brazos extendidos, en la cavidad pleural fluido
hemorrágico a punta de lanza: un pájaro quieto
atrapado entre clavos: Iesus Chystus Rex
Iudeorum: Kyrie, eleison, Christe, eleison, Kyrie
eleison: danos hoy nuestro amor de cada día

                                  †


La guerra en que andamos

Más que casi todo nos faltábamos: éramos lo
urgente. Pero nos involucramos, quizá sin
saberlo, en aquel juego, e hicimos manifiesta, de
la noche al sol, nuestra incompetencia en materia
de conciliar estructuras, la tuya y la mía, afectivas, y
volvimos des- trozados a esta realidad que convocamos:
tornamos necesario lo contingente: no contemplamos
esta partida en la que lo único invariable fuera el sinretorno
el cada quien en su sino, ajeno, distante: este apocalipsis tras
encontrar la escena montada de fracaso. Empobrecerme, claro
de tu tacto cotidiano, después de haberme, Julia, tanto hundido
talado sin vos, adquirir la siempre costumbre de ya irme fue
la única y más sincera maniobra en esta ahora guerra y no
juego. Vas, desalma, en mí como filo de lo real


Como un portazo, como un golpearse fuerte de
la puerta: eso que al parecer era la puerta y que
al cerrarse decididamente como una puerta con
violencia clausuró un espacio: lo que era, lo que
parecía ser aquel conjunto sólido, aquella masa
con la que estaba, con la que parecía estar dis-
puesto el cuadro del que incluso también yo era
parecía ser, parte: la pared, el piso mismo donde
estábamos, donde estuvimos, donde parecimos
estar de pie: me refiero a mí y a ese ella tan am-
biguo hoy, que antes identificaba con una voz
y unos ojos respectivos: ese complejo de datos
ese compuesto de materia al que aporté, lo confieso
más de la cuenta: más de mí que de vos, Caroline
y que di en llamar Caroline: este dispositivo absurdo
casi tan vacío como tus gestos de ternura: después
bajar los párpados, mis párpados bajados para que
lo compacto, lo homogéneo en apariencia, empezara
a resquebrajarse: esta torpeza tuya en el proceder
Caroline: tu optar por el mar cuando dijeron cáncer:
se dio vuelta, en efecto, el viento: nombrarte
intentar nombrar esa imagen sustitutiva y difusa


no diré: fluye suave hasta que mi canto finalice
ni veo el muro de Saint Magnus Martyr ostentar
su esplendor de blanco y oro jónicos: esto no es
el dulce Támesis: es Bahía Blanca, Buenos Aires:
una ría destruida por la zona petroquímica, y ahora
cáncer acá en los pulmones y asma en la infancia: da
la ría, sí, a la mar, pero ella misma también es el morir


gente que espera, un mínimo decorado de plantas
revistas sobre el vidrio de la mesa, telas ajustadas
donde hubo cabello: pareciera el color un modo de
resistir al claro hospitalario: acorde a las paredes
hay también un hombre: no fue un mal sueño esto:
es la clínica y está de pie el oncólogo: C. P. : grado
cuatro: (en números) 4, (en letras) cuatro: no queda
ningún margen para interpretar: fue a quemarropa
sin clase alguna de piedad: fue todo miseria, de un
pleno vaciado afectivo: no habrá tampoco ningún
cuerpo azul, lleno de grasa y sangre llorando al ver
el mundo: 200 mg en píldora de una toma rasparon
el óvulo alojado: fue íntimamente abrasivo, a destajo:
en veinte milímetros anunciando el sonido algo como
etimológicamente una metáfora nuestro amor: va ella
ahora haciéndose hacia el mar, haciéndose a sí en su
hacerse hacia el mar, hacia la arena del centro turístico:
vendrá, Caroline, entonces la muerte y no tendrá tus ojos


todo podría haber quedado sencillamente en el
blanco del comienzo: pero esta insistencia, este
filtrarse como en sueños: cada mundo posible de
mi lengua materna está comprometido: los motivos
fueron íntimamente personales: el hecho es que
fue nuestra la voluntad de traer hasta nosotros la
miseria más propia: a consciencia clara hicimos
esa basura de diciembre: y ahora este destello
Caroline, de luz irreversible: así en tu cielo como
en el mío hay pájaros repartiéndose, pero es cívico
el que habito y ninguna ave marina va a cruzarlo:
la verdad hoy son tus huellas, el agua que va leve
a morir en la costa: tu andar entonces es el reverso
la mitad del corazón que exige alejarse de noticias
en las que va a aparecer no sólo la palabra sino el
cáncer mismo, diseminado ya de los pulmones a
la totalidad del organismo: la otra mitad fue mera-
mente imaginaria: tu posibilidad fue sólo un centro
turístico: ciento veintiséis kilómetros al norte de la
clínica y ni una palabra para regresar de esa imagen

 

de a-letheia / ramalaje (2012)
Si hubiéramos al menos ayer asumido que
no es que fuera el desencuentro de las partes
las nuestras, en sí desmedido sino que guardaba
la proporción posible, pero en relación a hechos
en tiempo y espacio alejados del vínculo, el nues-
tro: no hubiera venido, entonces, después de quince
o veinte años, a dar con esta imagen que logra hacer
que entienda el por qué de la mínima esfera desde
la que es ordenado el diseño previo al armado: dieci-
siete árboles en relación de profundidad, no más que
pasto a cada lado: imaginaria al medio de esta lámina
una línea, vos del lado izquierdo, simbólicamente el
corazón entonces, al otro lado ella, de un tono que no
coincide con el de otro tiempo: vi el rojo casi negro
esta misma tarde, de la sangre bajando por las piernas
a fuerza de golpe, anunciando terminado el embarazo
y una mujer, por el oro, de la edad tercera, en el suelo
jurado con amor hace años, madre de dios, ante el altar:
vine a comprender también el estatuto azulado que
adquieren las cosas a lo lejos: no vi la imaginaria, y
es que hay, sí, la tal línea, pero doble, paralela y con
andenes: si hubiera al menos estado a nuestro alcance
asumir las dimensiones propias de la historia, o bien
que irreparablemente fuimos un fracaso, pero bello
al fin: seríamos dos en este cuadro, probablemente
hundidos en una intermitencia, y no tan sola vos ahí
hacia lo que, fundido con lo azul, pareciera algo como
una cumbre: vos marchando, Claire, hacia donde fuga
el paisaje, donde cerro, pino y piedra, sin solución de
continuidad, se ven, sin embargo, a misma altura, juntos


la poca alma en queda, la queda, rota, pues
tras el venido apague en tres am sobre el al-
ma, alma de lo amado en queda ahora: sým-
bolo de una Grecia antigua, la bella antigua:
a caer lluvia, caída al fin, gotas, tal como si
cuentas, tal cual perladas cuentas sucesivas
cuentas cultivo en la infancia vistas, cuentas
a saldar incluso de la infancia, interrumpida
una infancia a saldar, la infancia: en rejas hoy
detenida, tras caer, tal estalagmitas, en queda:
gotas tal el alma acaso, tuya, mía, tuya y mía:
oscuro el fondo un cielo, el cielo oscurecido
por Hystan Hugh en duelo, median detenidas
tal lo ya caído, gotas a caer que caerán al fin
en su caer, el caer, el dar al deshacer, el des-
hacerse al fin en impactar, un violento impacto
el violento impacto que deshace: absoluta, pues
la incerteza esta de tener por absoluto un no saber
el no saber, tal la única certeza: aplasta, solápase
a tiemp, min, seg: recíbese un impacto, el impacto
el impactar a la intemperie, tal Phlebas el fenicio
en su yacer de días, ya días el yacer de Phlebas
el fenicio, en que olvida el grito de gaviota, los
gritos de gaviotas, el hondo marítimo en oleaje
de mar oleado en olvido, el olvidado mar por
Phlebas el fenicio, que olvídase también al punto
casos relativos a pérdida o ganancia: una corriente
la corriente submarina, suave, ha recogido sus restos
los restos de Phlebas el fenicio, quien hace días yace:
la mar en baja o plena su vejez atravesó, su juventud
las de Phlebas el fenicio, en tristes remolinos: acaso
quien gira la rueda, quien hace girarla, quien gírala
y avista vientos contrarios mientras piensa en Phlebas
semejante la belleza, Materna, a la tuya, contraria tal
los vientos avistados por quien piensa en el yacido
tras guardias de ceniza, mis guardias de ceniza, las
mías, de memoricido por las tres am: no pájaro que
tal cual Phlebas el fenicio yace: sé en mí, tal cual
un Bennu egipcio, el Bennu egipcio, antiguo Bennu
egipcio, de donde acaso fueres: sé en mí, sé en mí


tal cual quien busca en Claire a Claire, erígese confuso
en volumen un deseo: confuso el deseo en volumen que
se erige, hundido en un fracaso: húndese en plural fracaso
quien búscala, quien urde tal suceso, y en Claire a Claire
no lógrala: quien urda una busca, la busca, buscárela acaso
y en tal suceso diera con el sino, la busca en sí, y no hallare
lo ya urdido: pues no descansa Claire en Claire, el siempre
sino este, de Claire sin Claire: hállese donde acaso fuere:
sea Claire lo visto: bellamente diose al ver, al avistar: lo
avistado bello, lo que hase avistado: avístase aun tal cual
refucila Claire, el avistado refucilo de Claire intempestiva
en esto que desarróllame acá como consciencia: este: diose
en tiempos Claire, inextricable sino, al modo en que huye
lo que acaso era firme: en siempre estalle un salvaje mundo
salvaje el mundo y tan profundo en nosotros habitados tan
de ensueño: eidos mismo del ensueño, fracaso siempre en acto
el siempre acto del fracaso sucesivo: horror que cae, el que cae
en cavidad junto a la lumbre tras el paso por jardín fundando
en deudas, el jardín fundado en deudas: fúndase un estallo
en tonos varios, pagos de la siempre deuda: sostiénese este
amor en queda, tardo hálito amado, tardo el quedo, un hálito
extinto, el tardo extinto este quedo amor de estallo en tonos
varios sostenido: fuera dulce acaso el tiempo en vista, nieve
sin caer, mientras su lado, pasible el lado suyo de avistarse
en contrarias formas a, blanda, la nieve: negro un mármol
y contraste en tonos varios en que dase a espectar la nieve
imaginaria: nieve inverosímil ante sol que huméala, pues
en gotas inauditas de rocío, quietud que sigue al aguacero:
otra vez regreso, tentando torpe el regreso a tu lado otra vez
regreso a un lado en que no hay tu lado, hay la calle inhóspita
sin puertas ni ventanas donde tiembla mi habituado corazón
en espera dase a temblar: el corazón que tiémblame, donde
no hállase lo urdido, la espera de la mano, hállase en la espera
mi habituado corazón, de una mano, singular espera de tu mano
tal cual quien búscala en Claire a Claire, mi corazón espera ya
desesperado a la intemperie, la intemperie pues que lluévelo
dans il pleut, sobre la vida, en lo apagado: tu mano ahora en
mnémicos fulgores retentivos, súbitos retales de lo amado que
no es ahora sino en la distancia, tal cual Ophélia sobre un río
el río regro en que Ophélia pasa como un bello lirio triste, tal
un fantasma bajo lluvia intempestiva de hora cero este veinticuatro:
rompe el nuevo día: hay vacía la ciudad, no un febril comienzo, el
febril comienzo acostumbrado en que dase el murmullo de la vida
tal cual Ophélia hermosa donde en agua se desliza lenta, tan lentamente
en doble sueño suave arrastrada por un río negro, el negro río que
arrástrala, su frente en sueños, la suya, de Ophélia en sueños como
lirio sobre la marea: ella, tal cual Ophélia previo al doble apague
tal cual Ophélia antes de su frente hundida en sueños: estanco sueño
de la vida que transita lentamente como lirio en sueños sobre un río
el negro río en contrarios modos a la nieve tarda, tal cual ya tardo un
rostro en que pasa, el tardo rostro en que pasa, estanco, como un lirio
lento que flota, tan lentamente, ya hundido y tardo el sueño de la vida


tal cual Ophélia sobre calmas aguas, lenta
como un gran lirio flota, tal cual un lirio, el
lirio, tan lentamente en su flotar, recostada
flota, pasa Ophélia hace tiempo, tal, blanco
un fantasma blanco, el fantasma blanco, pasa
por un gran río negro, el río, en que luce suave
su locura suave Ophélia, la suave locura: en un
mundo, el mundo, donde llueve, dans il pleure
tal cual cae en un corazón la lluvia, en el mundo
el corazón en que llueve: despliégase un antiguo
sýmpatos, el sýmpatos de la bella antigua Grecia
por la frente de Ophélia llena de sueños: mínimo
un temblor, el mínimo temblor en que sáfica abre
Ophélia, mientras despierta de un sueño, el sueño
Ophélia, los ojos, los suyos, sus ojos, al punto que
cae, cuando sáficos abre Ophélia los ojos, miterioso
áureo un canto, el canto, de los astros tal cual nieve
sin misterio que no cae y cae en su tristísimo no caer
de nochebuena absurda sin cordero, hossana ni piedad
tristísima, tal cual Ophélia en sueños arrastrada por un
río, el río negro, tal un escrito, construido mar que rom-
pe nuestro corazón acaso, tuyo, Claire, mío: y es que un
día no de abril, sino julio, nueve sobre tres am, un pálido
el pálido, tal la recién nacida hierba, fundíaste en él como
sobre fuego, nieve: ahogábase, terrible, tu palabra, mi pala-
bra, ante un apague intempestivo, el intempestivo apague
nuestro, tuyo, mío, de párpados: párpados que ciérranse
en doble noche, contrario a párpados que ábrense ante el
masivo hueco doloroso de lo ido: acaso si flotaras como
Ophelia, tal cual un bello lirio, y por flores volvieras un día
no llovería, Materna, en el mundo, tanto como en el corazón

 

                                                        de Materna (2013)



 

 

 

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Ignacio Uranga
(Bahía Blanca, 1982)